martes, 26 de mayo de 2015

SISTEMA VIVENCIAL DE ENSEÑANZA-APRENDIZAJE: HACER-VER/ANALIZAR-APRENDER (Parte 17)



Continúo donde terminé el anterior post. Volviendo al OD Lab”, se nos aclaró que en los workshops del NTL Institute utilizaban la metodología de: Hacer-Ver-Aprender, por haber comprobado que permite obtener un aprendizaje mucho mayor, más vivo, activo, más real, profundo y duradero en el tiempo.

Haciendo participar al grupo y a través de preguntas, el guía nos facilitó tomar conciencia de varios de los componentes que hacen a esta metodología tan práctica, útil y poderosa. Comprendimos claramente que, las personas, todos los seres humanos, funcionamos básicamente y de manera habitual en tres niveles:

a) El Cognitivo, cognoscitivo, intelectual; del que la memoria forma parte. 
b) El Emocional, afectivo, de sentimientos, donde radica la pasión.
c) El Motriz, activo, conductual, vivaz. Donde radica la movilidad.

La técnica de preguntar nos permitió darnos cuenta, de cómo en las dos breves actividades que habíamos realizado, estos tres niveles de funcionamiento habían estado presentes e interactuando continuamente, lo que facilitó darnos  cuenta, ser conscientes, de lo enriquecedor que había sido el proceso vivido. Y este es el elemento esencial: el nivel de conciencia  relacionado con el aprendizaje, y cómo aporta valor esta rica y fecunda  metodología.

Durante los cuatro días de workshop se realizaron un importante número de actividades prácticas muy diferentes y sus respectivos “procesamientos” de cierre para cada una. Aprendimos así como al experimentar con diversas vivencias sobre aspectos del comportamiento humano y de las organizaciones,  alcanzamos relevantes aprendizajes que nunca antes habíamos obtenido.

En el proceso de aprendizaje experimentado, vivido, estuvimos claramente implicados: Intelectual, afectiva y emocionalmente, y de manera activa, participativa. Descubriendo, y no simplemente, oyendo. 




Hacia el tercer día de laboratorio tuve una sensación que, recuerdo claramente, por haberla revivido en otras ocasiones, “que un mundo nuevo se abría para mí y para mi actividad profesional”. Recuerdo también, lamentarme de no haber conocido, ni experimentado antes esta forma tan fantástica, amena y rica de aprender. Con esta metodología, bien utilizada, no hay tedio, ni posibilidad de evadirse del aprendizaje. Estás dentro, experimentándolo, viviéndolo.

Esta metodología me mostraba un mundo nuevo, que  a pesar de ser licenciado en Psicología jamás había percibido o experimentado con tanta fuerza. Pese a las muchas horas de clases prácticas realizadas al estudiar varias de las asignaturas de la carrera.

Para ayudarnos a comprender y cerrar el ciclo de enseñanza-aprendizaje, se explicó que la metodología  vivencial-experimental, apoyada en experiencias, se basaba en un enfoque relativamente simple:  HACER – VER - APRENDER.

A partir de esa primera experiencia del “OD Lab”,  en las miles de actividades que he realizado, la he utilizado siempre, en cursos, talleres y actividades de consultoría diversas. Mediante ella, uno como persona aprehende de manera total, integral. De ahí el poder de aprender que de ella emana.

Veamos cada uno de los componentes para comprender mejor cómo utilizarla como herramienta que permite además, un aprendizaje continuo; algo que, hoy más que nunca en el pasado, al vivir en una sociedad basada en el conocimiento, es clave hacia el futuro y con la finalidad de mantenerse siempre actualizado.



HACER
Significa simplemente hacer algo, realizar un experimento, tener una vivencia: Una simulación, un ejercicio, un caso, analizar un video, un juego, trabajar para resolver un problema, practicar cómo resolver un conflicto, actividades de colaboración y de competencia, un proyecto, etc. Miles de posibilidades más que se derivan del tema específico que se esté intentando enseñar. El papel del maestro o profesor es clave.

Hacer algo, vivirlo, es muy potente a diferencia de escuchar una explicación, una teoría, una charla, etc. Hacer te obliga a estar a participar, a implicarte, a comunicar, reflexionar, decidir, discernir, en fin, a estar activo haciendo y logrando algo. De esa vivencia, cada uno obtiene experiencias y aprendizajes que pueden ser diferentes para cada participante o alumno. Cada uno extraerá sus aprendizajes influidos por su grado de implicación, sus propias reflexiones y abstracciones, y siempre, con la ayuda del facilitador, consultor, del maestro, o del profesor. Éste, debe ser su principal rol: Facilitar que el alumno, o participante, aprenda.


VER / ANALIZAR
Se refiere textualmente a ver que hicimos, cómo lo hicimos, porqué de esa manera y no de otra. Cuál resultado obtuvimos, de que otras formas pudimos haber enfrentado la situación, etc. VER se trata de: analizar, reflexionar, especular, abstraerse, generalizar, recapacitar, discurrir, etc. Si no se lleva a cabo esta actividad de análisis y reflexión puede no producirse ningún aprendizaje. Éste, se deriva del análisis, donde el papel de un buen facilitador y/o maestro-profesor bien entrenado en el uso de la metodología y con conocimientos del tema, es obviamente central.

Los seres humanos tenemos continuamente vivencias distintas, y ese hecho no necesariamente implica que aprendemos de cada una, no. Es necesaria la acción de revisar, reflexionar y abstraer, para que el aprendizaje ocurra. Un gran número de repeticiones no lleva, per se, a nuevos aprendizajes. El argumento de algunos de, “tengo muchos años de experiencia”, sirve de poco si no se ha realizado continuamente la reflexión, y se asocia con cambios, mejoras y la aplicación del aprendizaje a nuevas situaciones.

APRENDER
Se refiere concretamente a eso, a obtener nuevos aprendizajes, descubrimientos, otros puntos de vista, otras formas de alcanzar resultados, de ser más eficaces, productivos, ensayar, experimentar, asimilar, formarse, nuevas y diferentes oportunidades, de cambiar, de innovar, etc.

Algo que percibí como clave una vez que tomé conciencia de lo anterior, que continúa presente en mí, y que acostumbro a compartir con mis alumnos o participantes en talleres es, que con esta metodología las personas están obligatoriamente implicadas y funcionando en los tres niveles explicados.

Siempre que realizamos algo, cualquier tipo de actividad, utilizamos nuestro nivel cognoscitivo, intelectual, mental, con la finalidad de comprender, entender, razonar, discurrir cómo podemos lograr el objetivo de manera exitosa. Al mismo tiempo estamos implicados, involucrados emocionalmente, afectivamente, esperando y deseando hacerlo bien, tener éxito. Algo que no siempre alcanzamos y que suele producir sentimientos de frustración, cierto malestar, apatía, desmotivación, y otros.

También surgen los sentimientos contrarios cuando lo hacemos bien; cuando  somos los primeros del grupo en resolver la situación o actividad, y siempre que obtenemos éxito en algo que nos habían propuesto. En estos casos nuestra autoestima se sube por las nubes: Nos sentimos buenos, eficaces, competentes, estamos realmente emocionados. Muchas emociones positivas afloran al lograr el resultado deseado.

Finalmente, todo lo anterior ha requerido de actividades motoras, físicas, de aplicar ciertos comportamientos y conductas desarrollados durante la realización de la actividad. Al mismo tiempo, nos hemos relacionado e interactuado con otros de manera activa, participativa.

Espero con lo señalado haber dejado claro que con este enfoque metodológico, las personas, nos involucramos totalmente como individuos en el proceso de aprender. Lógicamente, el aprendizaje que se obtiene es muy superior al que aporta cualquier otro sistema no activo.

Hemos vivido una experiencia de gran impacto en nosotros y nos ha implicado como personas. Analicémoslo bien, nada que ver con lo tradicional y común: estar sentados en el aula escuchando a distintos profesores, y eso si los escuchamos, porque el hecho de estar presentes, sentados, no garantiza para nada la presencia psicológica, mental y menos el aprendizaje. Tan solo la presencia física.

Estamos físicamente pero podemos perfectamente no estar mentalmente. Nuestros pensamientos andan flotando por ahí, imbuidos en cosas que nos atraen más que la charla del profesor, razón por la que no nos enteramos de lo que se está diciendo en el aula.