jueves, 27 de septiembre de 2018

PARTICIPACIÓN


Desde junio he escrito ocho post relacionados con un planteamiento al que me referí como “Revolución Organizacional”. Tenía que ver con el surgimiento y amplio desarrollo en empresas y otras organizaciones, provocado por la aparición, diseño y conformación de trabajo en equipos.


Los cambios e innovaciones ocurridos a partir de ello, son fundamentales debido al impacto positivo que causaron en la mejora e incremento en la productividad y calidad de las organizaciones. Calidad que abarcó, además de mejores resultados, mejoras en todas las actividades y en todos los componentes de una organización: procesos, metodologías, productos, gestión, relaciones entre personas y, lo fundamental, en los cambios y mejoras ocurridas en la atención, calidad y servicio al cliente.


Todo comenzó y creció gracias al trabajo de grupos y equipos. En especial de los conocidos como: Círculos de Calidad y, posteriormente, por Equipos Eficaces de Trabajo.  Por ello, continúo hablando de grupos y equipos y de la importancia e impacto de estos, en la mejora de la gestión de los procesos humanos, dado que de ello, depende mucho la eficacia, productividad y calidad final; medidas a través de los resultados que generan.


El siguiente proceso o dinámica humana a la que me referiré es: la PARTICIPACIÓN, con mayúsculas. A la verdadera y real participación, debido a su elevada importancia e impacto en relación con el objetivo de desarrollar y realizar cambios y mejoras en la sociedad, empresas y todo tipo de organizaciones, en grupos grandes y pequeños y, definitivamente, en el trabajo e innovación realizados mediante el trabajo de equipos.


La Participación amplia, verdadera, auténtica, es de gran utilidad también, para desarrollar e implantar cambios de carácter realmente democráticos. Sin participación real, verdadera, nada de lo anterior puede funcionar saludablemente, sinceramente, con legitimidad y transparencia.


La verdadera y real participación, produce en los individuos sentimientos de valor personal, y un fuerte incremento de la autoestima, que lleva al individuo a la adopción de conductas responsables y a la obtención de un grado elevado de compromiso. Todo lo anterior, se traduce en mayor calidad, eficiencia y productividad en el trabajo, o en cualquier actividad que requiera de avances, cambio, innovación y mejoras.  
             

“Si no existe verdadera participación, lo que sucede, lo que ocurre es, manipulación
    

Es necesario meditar sobre la frase anterior, para comprender en profundidad la relevancia de la Participación. Si no se está consciente, si no “te das cuenta” de algo que están haciendo o intentando hacer contigo, o de ti, te están manipulando. Solo la consciencia verdadera evita la manipulación. Y para evitarlo es imprescindible participar. Es lo que te permite tomar conciencia.
 

Los políticos suelen ser muy hábiles manipulando a los ciudadanos. Los vemos a diario en sus acciones e intentos. Si no nos percatamos, no nos damos cuenta, terminamos siendo manipulados. Mucho ojo con estos "artistas de la manipulación", o harán de nosotros lo que más les convenga a ellos, al partido en el que militan, y para su ideología. 



La participación real, sincera, auténtica, requiere de tiempo, de aprendizaje, de elevada madurez psicológica y de práctica, por parte de quienes la promueven y ejercitan. 



La participación es condición fundamental, para que los miembros de grupos, reuniones y similares, puedan sentirse realmente, con libertad para expresar sus ideas y opiniones abiertamente, sin temor de ser, de alguna manera castigados, descalificados, rechazados o hasta expulsados, por el simple hecho de haber manifestado sinceramente la propia opinión, punto de vista, o visión, la que con cierta frecuencia, puede ser contraria a la de aquellos que detentan el poder.


Si vemos lo señalado, desde la perspectiva de  padres, maestros, profesores, directivos, políticos, gobernantes y otros, que suelen detentar autoridad o poder, es necesario aclarar que, estos no siempre poseen el “nivel de madurez de su YO”, que les permite estar abiertos a aceptar los puntos de vista de otros. Esta realidad, los lleva a no facilitar la participación, a no valorar y frecuentemente rechazar, las opiniones y decisiones sugeridas por otros.   Recapitulando algunas de las ideas planteadas:

a) “No existe democracia real, sin verdadera participación”.

b) “Si no hay participación no hay posibilidad de resolución adecuada de diferencias, ni de conflictos”.

 c) “Nadie puede realmente cambiar a otra persona, si él / ella no lo desea, o no muestra conscientemente su disposición a cambiar. 

d) "Sin autética y verdadera Participación, no existe Libertad"

Lamentablemente estamos a años luz de actuar sobre la base de lo señalado. En política, ni se diga. En empresas, más o menos igual. En la sociedad, lo que se percibe respecto a lo señalado es inmadurez y un gran oportunismo. 
Es increíble escuchar continuamente la sarta de barbaridades en forma de mentiras que nos transmiten, especialmente en política. Se afirma cualquier barbaridad, sin importar las consecuencias para el país y menos, para la ciudadanía.

Diferentes investigaciones muestran que la motivación y disposición de una persona o grupo para actuar de cierta forma, es mucho mayor si se han discutido las ventajas y desventajas del cambio que se propone, y si las personas implicadas participarán teniendo un papel importante en el desarrollo del plan con el que se intentará lograr el cambio, o resolver una situación que ha sido previamente acordada.


Es evidente que participar en las diversas decisiones, aumenta la satisfacción de los implicados. Aun cuando la decisión tomada no resulte tan buena como se deseaba, de todas formas, el aumento de la satisfacción, las mejoras de ánimo de los colaboradores, y el nivel de compromiso alcanzado, ya son por si solas ventajas suficientes para justificar la toma de decisiones participativa. 


Insisto en que se trata de un instrumento muy valioso para producir sentimientos de valor personal y autoestima, lo que lleva a las personas a la adopción de conductas más responsables y a un grado elevado de compromiso. Fundamental hoy día, para obtener elevada ejecución, o la solución más apropiada a situaciones complejas o de conflicto.


Es, además, un proceso a tomar muy en cuenta tanto en actividades de liderazgo, como de negociación y de solución de problemas y conflictos.


Más de uno se estará preguntando ¿si es tan buen método, por qué no se lo emplea más a menudo? Hay varias razones. Ya señalé que requiere de un elevado grado de madurez psicológica, de respeto mutuo y de confianza, con el objeto de ser capaces de expresar sus opiniones abiertamente. Con frecuencia esta condición clave, no está presente. Se requiere, además, de buena capacitación al respecto por parte de todos, para lograrlo.


Es más fácil decir a los colaboradores o a los ciudadanos lo que tienen que hacer, que tomarse el trabajo de pedir su opinión e integrar los diversos puntos de vista que surgen de la participación. De hacerse así, se desperdicia el talento de los demás, algo realmente inconveniente en la actualidad cuando lo que se requiere es, aprovechar lo mejor posible el talento, creatividad y las oportunidades de cambio e innovación, para ser más eficaces, productivos y felices como personas.


Algunas personas entran en conflicto cuando surgen opiniones contrarias a las propias. Las perciben como negativas, y no saben cómo manejarlas. Además, evidentemente, existe la posibilidad de que el grupo proponga un plan diferente al que el jefe o director habían pensado inicialmente.Y para realizar este tipo de gestión una gran mayoría de directivos de nuestro país, no están preparados y menos aún, abiertos a ello. Hay cierto temor y mucha inseguridad, que es muestra de inmadurez psicológica.


La verdadera participación requiere, que se respeten y valoren sinceramente las opiniones de los demás, y no se considere que se está perdiendo el tiempo cuando se los escucha. A pesar de que estos aspectos puedan verse como negativos, todo líder debe admitir que la participación es un recurso muy importante para lograr el compromiso. 


En procesos de negociación y de resolución de conflictos cuanta más participación real se genere será mejor. Por un lado, facilita la catarsis de las personas en disputa, pero por otra, debe quedar claro que, solamente hablando, participando y aclarando las diferentes percepciones y emociones se pueden resolver disputas y conflictos, y encontrar un territorio común. 


Esto es lo que realmente echo en falta en la compleja situación del conflicto catalán. La participación abierta, sincera y la escucha activa por parte de todos, y muy especialmente de dirigentes, es esencial para generar la confianza necesaria. Si no hay participación no hay verdadera toma de conciencia y eso dificulta la resolución adecuada de los conflictos.


Por ello considero fundamental apoyar y tomar conciencia de los movimientos de participación de: Pensionistas, feministas, médicos y sanitarios, y muchos otros. Facilitan la toma de conciencia y el “darse cuenta”, por parte de todos los posibles afectados.



Hay una nueva entrega del 25 Sept.