miércoles, 26 de junio de 2019

¿POLÍTICOS UN POCO MÁS MADUROS?


He venido señalando qué, inducido por comportamientos, comentarios y ofertas de nuestros políticos, realizados ante las elecciones  de abril y mayo pasados, con objeto de determinar la: Presidencia del Gobierno, presidencia y cargos de Comunidades, de las Municipalidades, y para miembros al Parlamento Europeo, y ante la avalancha de promesas, de las que muchas “suenan” falsas, de innumerables ataques entre unos y otros, insultos, mentiras, mofas, de otras prácticas similares, y debido a las actuaciones tan primitivas, a veces incontroladas, desagradables y molestas para la ciudadanía, por todo ello y más, decidí utilizar algunos de mis conocimientos para hacer un análisis diferente de lo usual en medios.
Para ello, me he enfocado en: el proceso de desarrollo de la madurez en humanos, que lleva a las personas a convertirse en capaces, competentes y valiosas, al facilitarles alcanzar un elevado desarrollo de su personalidad como seres humanos maduros. Para ese fin, me he apoyado en un modelo científicamente desarrollado y comprobado hace algunos años, por la Psicóloga e investigadora, Jane Loevinger.
Basándome en sus trabajos y hallazgos, que realizó con la colaboración de otros estudiosos ya citados en anteriores post, me di cuenta, tomé conciencia, de que: la mayor parte de lo que hablaban, comunicaban, actuaban, y cómo se comportaban nuestros políticos, encajaba a la perfección con las descripciones de comportamientos y acciones que Loevinger aportó al estudio del desarrollo humano. Algo que es lógico. Continúo compartiéndolo con los lectores.
Considero que lo que estamos viviendo políticamente es triste y grave, debido: 1. Al bajísimo nivel de madurez psicológica que muestran los políticos dirigentes de cada partido. 2. Sus equipos de trabajo. 3. La baja calidad de sus planteamientos. 4. Sus falsas promesas. 5. Sus luchas absurdas. Como en todo existen contadas excepciones.
Me estoy enfocando en cómo realizaron las campañas, y en los posteriores acuerdos requeridos, debido a la alta dispersión del voto por ausencia de mayorías suficientes. Para uno, como ciudadano, algunos acuerdos resultan incomprensibles y “contra natura”. Aún hoy están en ello, debido a la falta de sinceridad y autenticidad en las negociaciones que realizan dentro de un entorno de engaño, y pretendiendo manipular al contrincante. Y lo que resulta peor, a la sociedad que los votó y a los ciudadanos que han creído en ellos.
Ante el “descubrimiento” señalado arriba decidí, como ya lo habéis comprobado en los dos post anteriores, establecer un parangón entre lo planteado por Loevinger como rasgos normales de desarrollo de la personalidad, características y comportamientos durante el desarrollo de la personalidad humana, con los manifestados y observados en el caso que nos ocupa.
El hallazgo principal para mí es: “Los comportamientos y manifestaciones de los grupos políticos están guiados, modelados, encaminados y regidos, por conductas específicas, normales en personas poco desarrolladas psicológicamente”, pero totalmente inadecuadas en quienes pretenden dirigir con eficacia el destino de países y sus componentes.          
Lo señalado en la cita anterior, resulta inconveniente. Nos lleva como ciudadanos y como país, a estar supeditados a conductas inmaduras, por tanto, inapropiadas. Las mismas están, lo vemos a diario, dominadas por: Engaños, mentiras, baja moralidad, falsas promesas, ausencia de sentimientos de culpa, individuos cuya motivación fundamental es tener y ejercer poder personal, algo que genera un impacto muy poco constructivo, más bien negativo y conflictivo y varios más que venimos detallando.
En el presente post, cuarto sobre el tema, se pueden observar características que conllevan un pequeño incremento en la madurez, por tanto, de mejora. Sin embargo, esta etapa Conformista, se considera aún, inmadura. La madurez se comienza a consolidar en las etapas IV “Darse Cuenta” y esencialmente en la V, “Consciente”. Al arribar a estas, es cuando acorde con el Modelo, comienzan a aparecer y a ejecutarse comportamientos considerados maduros, acordes con “el aquí y el ahora”, el “lidiar adecuadamente con el entorno”, y el enfoque hacia “el futuro”.
Por todo lo dicho, he señalado qué desde mi punto de vista, los políticos inmaduros son un peligro para la sociedad, la ciudadanía y más aún, para el necesario avance y progreso que nuestro país requiere. Veamos todo esto en detalle.
ETAPA III- PERSONALIDAD CONFORMISTA
Refleja para muchos, al ciudadano y al trabajador “ideal”. Al ver sus características comprobaremos qué quienes nos dirigen en el gobierno, banca, empresas y otros, actúan desarrollando fundamentalmente, comportamientos oportunistas, abusadores, autodefensivos, con un claro uso y abuso del poder. Conocer las características de las personas con personalidad Conformista, facilitará comprobar que son algo más éticas, honestas, decentes y maduras que las de etapas anteriores.
COMPORTAMIENTOS Y CARACTERÍSTICAS 

            Las normas son parcialmente asimiladas, pero “se cumplen solamente porque son reglas que se deben respetar y cumplir”. Por primera vez encontramos personas para quienes las normas, políticas, reglas, leyes, etc. representan un significado, tienen valor, son incorporadas al comportamiento, se cumplen, acatan y respetan. Esto refleja un cambio muy positivo y de gran impacto para la vida y cultura del trabajo en organizaciones, partidos políticos y también en el ámbito de países. De hecho, “la sociedad, toda sociedad es en general, Conformista”. 

Comparándolo con la realidad política, esta característica implica un nivel de acciones y comportamientos que no es cumplido por el estrato político actual. De ahí que señale que éstos, muestran usualmente comportamientos más inmaduros.

·                Aparece la vergüenza. Contamos ahora con personas que respetan las normas, reglas, políticas, acuerdos, etc. y no se atreven a realizar acciones que las puedan llevar a sentir vergüenza, remordimiento, malestar, por llevar a cabo algo deshonesto o no adecuado. ¡Puf! que gran cambio. Por eso, he venido afirmando que los comportamientos de los dirigentes actuales, en casi todos los ámbitos, y muy especialmente, en las maneras actuales de hacer política, y de una gran mayoría de políticos, se corresponden con los de personas de baja madurez. De ahí todo lo incomprensible que estamos viendo y padeciendo como país.

·             Confianza interna y recíproca sólo entre miembros del grupo al cual se pertenece. Rechazo de los otros grupos. Desde el punto de vista de empresa y del trabajo, contamos con personas muy dispuestas a trabajar en equipo, a colaborar, que funcionan muy bien dentro de grupos pequeños, generalmente el suyo, en los que busca “caer bien” con objeto de ser aceptado. Debido a ello, evitan situaciones agresivas, de pelea, ruptura o de conflicto. Vemos que en el día a día actual, esto no se cumple.      
En la Etapa III, las personas están continuamente intentando que el grupo, mí grupo, funcione bien y sea armónico. De romperse, fragmentarse o deshacerse se quedarían muy solos. Eso los aterra debido, principalmente, a que su elemento de motivación fundamental es “pertenecer”,” ser parte de”. Necesidad social. En este sentido siempre hacen esfuerzos para que los equipos y grupos se mantengan en paz y armonía. En el caso de partidos políticos es esencial, la “disciplina de partido”. Últimamente en algunos partidos, esto no está funcionando.               
Os recuerdo que la necesidad que motiva a las personalidades I-Impulsiva y II-Auto-Defensiva es, el Poder personalizado. Debido a ello, existe un fuerte rechazo a los otros grupos. En política esto es mucho más patente y se suele exacerbar, tal como hemos podido comprobarlo, desde la incomprendida moción de Censura, provocada entre otras causas, por una importante serie de descarados casos de corrupción, la mayoría de ellos aún en tribunales y que cuentan a la fecha, con un número significativo de detenidos.
En nuestra realidad reciente han continuado con: descalificaciones, insultos, “cordones sanitarios” “líneas rojas”, “engaños”, “medias verdades”, etc. Todo esto nos conduce a una escasa calidad democrática. Y aún nos falta ver si dejarán que se pueda formar el nuevo gobierno. Es agotador y terrible para cualquier país tener que lidiar con políticos y dirigentes con decisiones, acciones y comportamientos tan inmaduros.
Lo dicho en campaña tiene, además, muy poco valor posterior. Algo similar ocurre con el resultado de las votaciones. Las extrañas negociaciones cambian el sentido del voto. Importa lo de ellos, lo que les conviene. A los “otros” se los percibe como enemigos, y es algo que persiste en el tiempo. Las necesidades reales de los ciudadanos y del país pasan, en medio de tanto engaño, conflicto y manipulación, a un segundo o tercer plano. Es terrible, casi inconcebible, pero es lo que hay.
·      Aceptación de las normas del grupo sin cuestionarlas. Desde cierto punto de vista, quizás el problema más grave de las personas con madurez y personalidad conformista es, el que se refiere a que “su código de moral tiene más que ver con las reglas, que con las consecuencias de los actos”.  Este aspecto es tremendamente delicado, doloroso y peligroso. Ha sido utilizado con frecuencia, en el transcurso de la historia, cuando grupos de personas pertenecientes a esta etapa o inferior, han sido guiados por ciertos dirigentes, ideologías, creencias, y similares, “como masa” “como rebaños” de manera manipulativa para llevar a cabo ciertos fines no bien justificados y, en otros casos inclusive, realmente aberrantes, dañinos.
Como grupo funcionan casi como un rebaño, y quienes los dirigen pueden inducirlos y llevarlos a cometer delitos muy diversos y hasta a matar personas, “para salvar y resguardar el grupo y sus creencias”. Se trata del tipo de personalidad más adecuada para acatar la disciplina de partidos sin rechistar, lo que con frecuencia los lleva a justificar lo injustificable. Tal y como lo estamos viendo. Especialmente “claro” en el pacto de los partidos de derecha, para hacerse con el gobierno y alcaldía de Madrid. Son dos, pero no llegan para formar gobierno, entonces cuentan con un tercero, pero no… su juego de engaño y medias verdades es inconcebible.
En esta etapa grupos y personas, pueden llegar a ser bastante “fundamentalistas”, “fanáticos” en el campo de la política, así como también, dentro de religiones e ideologías que profesen, las que sean. Desgraciadamente existen innumerables pruebas dolorosas que abundan a lo largo de la historia. Especialmente en Europa.
En nuestro país, no hay más que ver cuál fue el comportamiento de senadores y diputados aplaudiendo las dañinas y dolorosas medidas y leyes impuestas durante la última crisis. Según ellos, con la finalidad de mejorar la economía mientras, arruinaron a la clase trabajadora.
Para las personas conformistas, ser miembros de sociedades, agrupaciones, clubs, y otros similares, es de lo más importante. Les proveen parte del piso, seguridad y fortalezas que aún no poseen en sí mismos como individuos independientes y como personas. A las élites, quienes conforman otros grupos, se las teme.
·      Su código moral tiene que ver más con las reglas y normas, que con las consecuencias que se puedan derivar de sus actos. Viendo y comprendiendo este aspecto, podemos afirmar que, se trata del problema más grave de individuos con personalidad conformista.
Esta característica refuerza a la anterior y es también, extremadamente delicada. Ha sido utilizada y manipulada con frecuencia cuando grupos de personas pertenecientes a esta etapa o comportándose como tales, han sido usados por cabecillas o por ciertas ideologías, como turba, como tropa, para llevar a cabo fines nada justificables y casos realmente aberrantes.
Como grupo funcionan como populacho y quien o quienes los dirigen pueden incitarlos a cometer, delitos muy diversos, llegando a matar con la finalidad de salvar y resguardar el grupo y/o sus creencias”

Se trata del tipo de personalidad más adecuada para acatar la disciplina de partidos políticos sin rechistar, lo que con frecuencia los lleva a justificar lo injustificable. Pueden llegar a ser bastante “fundamentalistas” en este campo. También, dentro de la religión e ideología que profesen, la que sea. Existen innumerables pruebas. Es posible encontrarlo también, por desgracia, en la actualidad.

 Completaré las descripciones de la Personalidad Conformista en el venidero post.
          

lunes, 10 de junio de 2019

¿POLÍTICOS OPORTUNISTAS? MALOS RESULTADOS


Finalizando el anterior post, comentaba: “El problema es cuando alguien, por circunstancias de su entorno de crecimiento y desarrollo, se ha quedado estancado en la primera o segunda etapas del proceso, y señalaba que, ese atasco puede ser de por vida, a menos que suceda algo que haga evolucionar a la persona y continuar madurando”.
Comprender esto, es clave para entender por qué hay personas adultas que deberían estar en una fase de madurez más acorde con su edad cronológica y, sin embargo, actúan y se comportan como aquellos que están en las “Etapas Impulsiva y Autodefensiva”; mostrando con relativa frecuencia o cuando les resulta conveniente, comportamientos inmaduros, rudimentarios.
Esas personas son una minoría, pero existen más de las convenientes, tanto para la sociedad, como para otros tipos de organizaciones donde actúan. Entre ellas, por ejemplo, partidos políticos, que es lo nos incumbe hoy o también, en diversas modalidades de empresas privadas, públicas, medios de difusión de masas, y otros modelos de organizaciones.
Las características y comportamientos ya citados de la Etapa Impulsiva, son lo normal, usual y corriente, dentro del proceso de crecimiento, desarrollo y evolución de todo ser humano, desde que se nace y como parte del camino a recorrer para alcanzar etapas superiores y la madurez. Esta Etapa I, va desde los cero años hasta aproximadamente los seis años de edad (0 a 6), dentro de lo que representa el desarrollo normal, usual, de cualquier humano. Esto a su vez, deja ver cuán inconveniente puede resultar para un país o una sociedad, el hecho de que muchos de los que ostentan el poder actúen y se comporten de esta forma tan inmadura e inconsciente. Esto es básicamente, lo que trato de hacer comprender al abordar este tema.

II.-  SEGUNDA ETAPA: PERSONALIDAD AUTO-DEFENSIVA
Continuando con personalidades inmaduras, prestemos ahora atención a los rasgos, características y comportamientos que identifican y se manifiestan en la Etapa II, donde como se verá, en algunos aspectos se avanza bastante, pero la mayoría continúan siendo comportamientos que dejan aún mucho que desear en cuanto a madurez, debido a sus deficiencias, a la hora de intentar alcanzar una buena convivencia. Algo clave en política. Esta Etapa, se caracteriza también por corresponderse con comportamientos manifestados por personalidades inmaduras. Es posible observar alguna mejora comparada con la Impulsiva, pero no mucha, son pocos los cambios.
Las actuaciones y rutinas características de esta Etapa II, se manifiestan en aquellas personas que se han quedado estancadas en la misma son (en negrita, descripciones de Loevinger):
·           Hay reconocimiento de las normas, pero las usa para su propio beneficio y satisfacción: “lo que me conviene es bueno y lo que no, es malo”.  Como se puede ver, es una conducta puramente oportunista. Lo hemos visto y vivido, a lo largo de los meses pasados y aún hoy, con las negociaciones para ver quien gobierna donde y con quien. Se está manipulando, engañando, tergiversando, todo lo posible. Me aprovecho de todo aquello que me conviene. Lo esencial no es “lo que pueda resultar más conveniente para el país”, eso termina siendo secundario, lo esencial es lo que me conviene a mí o conviene a mi partido.
·           Malo, es igual a ser descubierto. No existen aún sentimientos de culpa como sanción. Igual que en la anterior etapa. No se ha madurado nada al respecto. Mientras no se nos descubra la “maniobra, trampa, corruptela” nos sentimos muy bien por lo hábiles que hemos sido al obtener, por años, meses, los beneficios y resultados que buscábamos. Claro, esto sucede también en otros ámbitos. No hay capacidad real de autocrítica. No hay presencia de remordimiento como sanción. Tardará un tiempo aún en aparecer, será en la siguiente Etapa.

·           No posee capacidad de auto-crítica. El escaso nivel de desarrollo alcanzado, el más bajo según el modelo de “desarrollo moral” (Kohlberg), explica su incapacidad para realizar un real y verdadero análisis y la consecuente autocrítica. Por ello, no hay cambio, ni mejora. Las acciones, los hechos y las faltas cometidas no producen ningún tipo de pesar, arrepentimiento, ni preocupación, aunque se trate de hechos y acciones censurables e inclusive, punibles. Si además eres de la creencia que te dice” tus pecados te serán perdonados”, listo: “Patente de Corso” y para adelante.

·           Tiende a ser oportunista, vivo, mentiroso e irresponsable. Parece que Loevinger estuviera, hace cincuenta años, describiendo las características y comportamientos usuales de nuestros políticos, durante la “campaña electoral” para las elecciones presidenciales y municipales, que recientemente disfrutamos. La crispación, irresponsabilidad, mentiras, insultos, engaños, etc… aunque en éstas últimas bajara un poco el tono. Los comportamientos quedan descritos a la perfección.
Pero, os recuerdo que estamos hablando de actitudes y conductas de algunos de nuestros dirigentes políticos quienes generan gran impacto en el país con esas actuaciones. ¿En manos de quienes estamos? ¿Cuáles son sus prioridades como posibles dirigentes futuros, hoy en la oposición? ¿Dónde quedan los serios problemas que confronta nuestro país?
 
·           Les preocupa cómo ejercer control, dominar y aprovecharse de los demás en sus relaciones con otros. Necesidad de poder personal. Al igual que la descripción anterior, parece calcado de la realidad política actual. No sobra nada. Si faltan muchas otras conductas despreciables. La búsqueda del poder personal, les lleva a ver con cariño y total aceptación gobernar como sea, increíble, aunque sea con la extrema y ultra derecha, y sin remordimiento.

·           Suele ser: desconfiado, inseguro y sinvergüenza. Un dechado de atributos para un político. Así los vemos, actuarán: engañándonos, mintiendo continuamente, crispando, indecisos, no comprometiéndose, no fiándose sino de los que conforman su grupo, su partido. A veces ni eso. Su inseguridad, debida fundamentalmente a la baja madurez hace que sea desconfiado, razón por la que, a su vez, es difícil creerles y poder confiar en ellos.

·           Ve el trabajo como algo molesto, desagradable. Razón por la que lo evitará siempre que pueda. Se deja ver claramente porqué, en muchos casos, buscan vivir de la política. Es obvio que existen innumerables y valiosas excepciones. El no tener un gran amor por el trabajo, el esfuerzo, el compromiso y por otro, la búsqueda y posesión de poder, especialmente personalizado, para mandar, gobernar, dirigir, es compatible con esta descripción.

·           Su relación con otros es de gana-pierde. No es capaz de concebir el que los dos puedan ganar y menos, la colaboración. Acuerdos, pactos, colaboración, compromisos llevados a cabo honestamente, es terreno vedado. Son muy difíciles de alcanzar y peor, de mantener. Es interesante aclarar que el origen de esa dificultad proviene esencialmente del nivel de madurez no suficientemente desarrollado aún, más que del propio deseo de hacerlo. Su falta de bagaje se lo dificulta y hasta se lo impide. De ahí tanta lucha de poder interno. Con estos mimbres, esta fase actual de pactos y concesiones de parte y parte, será algo verdaderamente compleja de alcanzar y más aún, de mantener en el tiempo.

·           Vivir es la vida fácil, con mucho dinero y cosas bonitas. ¡Permiso para ser corrupto!, para malversar y hacer proyectos y obras inútiles, faraónicas, pero donde puede haber mucho del famoso 3%, y mucho más. Es, como se puede observar, un tipo de comportamiento, en general, muy superficial, voluble, frívolo, presumido, narcisista, etc. Inmaduro.
Una denominación bastante clara y precisa de estas personas, en general es, la de Oportunistas. Siempre están buscando obtener de manera interesada, manipulativa, abusiva, egoísta, aprovechada, ventajas de cada situación en la que se implican. Solo buscan su beneficio y como mucho, el de los “suyos”.

Aunque en la Etapa II se observa algo más de madurez, sigue siendo, desde la perspectiva de la situación de trabajo, de enfrentar el mundo, de funcionar en las organizaciones, de sus actuaciones en la sociedad, y más, de la gestión política, una personalidad inmadura, aprovechada, bastante conflictiva, tal como se desprende de la ampliación del contenido de los rasgos y comportamientos señalados por Loevinger.
Una de las primeras dificultades que podría presentarse al trabajar con personas con esta baja madurez es, que aprovecha las leyes, reglamentos y normas para sacar beneficio propio de las situaciones, con menoscabo para otros. Es el tipo de persona que, aunque cometa una fechoría, algún delito, pequeño o grande, como aún no tiene la capacidad de autocrítica desarrollada, no le produce malestar, no hay remordimiento. Además, si logra que no le descubran se siente estupendo, porque “lo ha hecho tan bien y ha sido tan inteligente y vivo, que no le han descubierto”.
Se trata de adultos oportunistas, que intentan obtener un beneficio individual, egoísta, de las situaciones y hechos. Suelen ser personas especuladoras, abusadoras, aprovechadas, sin vergüenza, mentirosas, e irresponsables, lo que les da, según su percepción, permiso para aprovecharse de otros, en la empresa, el partido, o de la sociedad, etc. Suelen ser individuos cuya motivación predominante es la búsqueda de poder en la vertiente de Poder Personalizado (David McClelland). Sugiero a los lectores releer las características dadas, para comprender mejor en manos de quienes estamos los ciudadanos de este país.
Dominar y controlar a otros, reflejan comportamientos y acciones, que observamos diariamente, especialmente en políticos, quienes parecen descritos “al pie de la letra” según señalé. Aclaro, no se libran algunos empresarios, directores de medios, banqueros, y otros, cuyos comportamientos no pueden ser más autodefensivos y oportunistas, de ahí la tan cacareada desigualdad que existe en nuestro país. Que, además, va empeorando. Claro…
En esta Etapa II, las relaciones con otros son esencialmente, de gana-pierde. No conciben aún, situaciones en las que todos puedan ganar. Un mejor reparto, más equidad. De ahí, que provoquen muchos conflictos de difícil solución. Pedir a personas con esta madurez que colaboren con otros, que trabajen en equipo, es casi imposible de lograr. El problema mayor es, que, aunque quieran hacerlo, por su escaso desarrollo, se les dificulta mucho.
Por su baja madurez suelen ser personas psicológicamente inseguras, de ahí la fuerte motivación hacia el poder personal. Es la “coraza necesaria” para cubrir y disimular, su inseguridad e inmadurez. Esa misma inseguridad los lleva a ser desconfiados con los demás, de ahí, que en sus relaciones con otros trate siempre de sacar provecho personal y abusar de su poder sobre otros, siempre que pueda. Con más frecuencia de la deseable así lo hacen. Imaginaros un jefe, directivo, mando, con este nivel de desarrollo. Existen, de ahí los frecuentes casos de abuso, acoso y otras modalidades, donde el personal de la organización es vigilado, controlado, amenazado y maltratado. De ello, se deriva el común rechazo a los “jefes”.
Por todo lo indicado, no se puede esperar de estas personas que sean o lleguen a ser buenos trabajadores, menos aún buenos empresarios o directivos, y mucho menos aún, buenos políticos. Pensemos en lo que nos está ocurriendo y a cuantos hemos visto, y vemos a diario, actuar de manera oportunista, cortoplacista, en consecuencia, no propicia para la sociedad y menos aún, para el país. Por ello el post previo al anterior (mayo 18), se titulaba: “Una realidad que tiene que cambiarse”.
Cambiar la situación general descrita requiere obligatoriamente, poseer y actuar con un mayor nivel de madurez, algo que comentaré en la próxima entrega.