sábado, 22 de febrero de 2020

MEJORANDO LA PRODUCTIVIDAD DE LAS EMPRESAS


“La productividad alta o baja de las empresas es esencialmente, producto dependiente de las personas. No es un problema de máquinas, procesos, métodos u otros”. JM.

Toda organización o empresa de cualquier tamaño por muy eficaz y exitosa que sea es claramente susceptible de mejorar más su eficacia y, especialmente, su productividad, lo que tiene impacto inmediato y directo en la rentabilidad de la misma.

Esta capacidad de mejora es mucho mayor y factible, en aquellas que tienen una productividad promedio o más bien baja. Son las que más abundan. En éstas, las posibilidades de mejora y de alcanzar mayores beneficios son realmente inmensas.

Afirmo lo anterior basado en trabajos prácticos, estudios e informes relativos a muchas aplicaciones ejecutadas en el día a día de muy diversas empresas y organizaciones en el ámbito mundial. En ellas la productividad, debido a las ventajas y beneficios que se derivan de ella, es foco de la atención de los propios empresarios, dirigentes, y de especialistas que buscan de forma continuada, modalidades enfocadas en: cómo incrementarla. El objetivo, conseguir un impacto positivo en la rentabilidad.

QUÉ SE NECESITA

Está claro a estas alturas del siglo XXI que, toda organización-empresa viable, competitiva, cuenta en general, con un valioso recurso que “representa su potencial de mejora, de cambio, de incremento de productividad y de mejora de la calidad. Potencial, que no siempre es utilizado adecuadamente”. Me refiero en general, al potencial de las personas, sus capacidades y competencias. Donde se incluye de manera especial, a los líderes.

Lógicamente, se deberá disponer, además, de la necesaria infraestructura operativa y de producción: Procesos, métodos, tecnologías, maquinarias, materias primas y otros. Está más que probado, que solo cuando se dan ciertas condiciones en su utilización y aprovechamiento adecuado, es cuando se alcanzan los resultados posibles. Con frecuencia, logros a los que habitualmente podemos calificar de fantásticos, superiores, dado el elevado rendimiento que, se consigue cuando los componentes humanos y operacionales fluyen armoniosamente.

Por otra parte, cabe señalar, acorde con la mayoría de las investigaciones que, de todos los recursos que intervienen para producir, el más frecuentemente subutilizado y peor gestionado, son las personas. El personal que conforma toda empresa, y al que usualmente nos referimos como “recurso humano”. Aunque no es el único que se suele gestionar inadecuadamente.

Cuando esta situación común hace presencia, lo que ocurre y causa un impacto negativo suele deberse a que la organización-empresa no tiene claramente definida y especialmente, comunicada: su macro estrategia de negocios, ni su filosofía de empresa, ni su cultura corporativa. No hay claridad en los diferentes procesos y menos, en los objetivos a ser alcanzados en el corto y medio plazos. En consecuencia, la gestión es confusa y poco transparente. Esta realidad tan frecuente, hace que llevar a cabo una buena gestión general y alcanzar elevada productividad y calidad, se vuelvan imposibles.

Sucede también, cuando existe, pero no ha sido “negociado”, mediante la realización de un plan y un proceso de comunicación interna, participativo y transparente; razones por las que no se consigue el necesario compromiso, ni la implicación de todos. Ni siquiera, el de la mayoría.

CÓMO HACER

Hay varias formas de llevarlo a cabo: a) Realizarlo como una actividad superficial, somera, rápida, con la finalidad de cubrir las apariencias, pero no creyendo en sus beneficios posibles, especialmente, hacia el largo plazo. b) Incorporando e implicando a la gente, dando participación real a las personas en los diversos estratos y áreas operativas de la empresa.

Lo señalado como opción a), ocurre causado por diversas razones: 1ª) Porque no existe en la empresa, y especialmente en sus dirigentes, ni la cultura, ni el clima apropiados orientados a crear un ambiente de trabajo eficaz, de excelencia. Usualmente, debido a la presencia de incredulidad y debilidades en quienes dirigen y ostentan el poder en la empresa. Dirigentes y gestores, que no creen en los beneficios de una gestión respetuosa de las capacidades, potencialidades y competencias del personal a su cargo, y donde  además, existen dificultades en las comunicaciones, relaciones, actitudes, percepciones y otras que interfieren porque nunca se aclaran, ni resuelven.

 2ª). La ausencia de claridad y compromiso con los objetivos y metas de corto y medio plazo. Por esa razón no se cuenta con “Planes Operativos de Trabajo” que contribuyan a poner las cosas claras, a establecer y conocer prioridades, a dar el enfoque requerido y, a que nadie tenga claras sus: responsabilidades, obligaciones, y tareas.

Lo señalado genera un espacio donde nadie se siente realmente responsable. Esa falta de claridad y precisión es muy común y provoca: gran confusión, conflictos porque nadie conoce con precisión sus responsabilidades, nadie se siente comprometido ni “dueño del proceso”, y menos aún, de los resultados a obtenerse.
 

La consecuencia que resume todo lo anterior lleva a la dificultad, por no decir imposibilidad de hacer seguimiento de metas, proyectos y actividades, con lo que se genera un inmenso desperdicio de todo tipo, lo que a su vez tiene un impacto directo en la baja productividad.

Existen diversos estudios que demuestran que la ausencia de seguimiento y control, reduce mucho la eficiencia, eficacia y en consecuencia la productividad de grupos e individuos. La falta de seguimiento de planes provoca que no se haga la supervisión ni el control adecuado de todo el proceso. Esto a su vez, impide la aplicación de herramientas de management tales como: control, refuerzos, premios, formación, corrección de fallos, apoyo, y otros.

Quizás lo peor es, sin embargo, el impacto negativo que estos fallos y debilidades generan en las personas cuando toman conciencia de ellas y se dan cuenta, que no pueden hacer nada o muy poco, por corregirlas. Sienten frustración, baja motivación, impotencia. Es muy grave.

La opción b),  deja claro que por estas y otras razones, que las empresas que se organicen y aprendan cómo aprovechar adecuadamente su recurso humano, su talento y capacidades, van a descubrir que cuentan con un potencial de competencias y capacidades de mejora, por las que no tienen que pagar más para beneficiarse de ellas. Ya lo hacen. Y que sí pueden, sin embargo,  mediante la utilización de las técnicas adecuadas y liderazgo eficaz, participativo, servidor, descubrir que sus posibilidades y capacidades logran multiplicarse de forma sorprendente e influir directamente en la productividad y calidad de lo que se realiza en la empresa.

Debemos además estar claros que, este recurso, las personas, es además el que utiliza de forma apropiada o no todos los demás recursos de la empresa: Equipos, maquinarias, tecnologías, dinero, materias primas, información, energía y, además, a los otros recursos humanos con que cuenta la organización.

Aunque hay diferentes formas de mejorar la productividad, razón por las que existen diversos enfoques y técnicas muy idóneas, siempre debemos recordar que las personas son, un recurso que siempre está presente. De ahí que amerite una atención especial.

Se sabe también, que no es suficiente con capacitarlo y remunerarlo bien. Hay que dotarlo del ambiente adecuado, la maquinaria precisa, mantenerlo al día en las tecnologías a utilizar, y hacer bien las cosas para que se mantenga motivado y comprometido. Esto es fundamental siempre, con objeto de que esté motivado y comprometido con la mejora continua de la productividad

 

Quiero dejar claro que, con base en las más modernas teorías y enfoques relativos al estudio del Factor Humano, que aumentar la productividad de la empresa, depende, descansa, en un 60-80% en el personal de todos los niveles y áreas de la misma, y del grado de compromiso y responsabilidad que ésta, logre desarrollar.

Mientras empresarios y gerentes no tomen conciencia de esta realidad innegable, invertirán y gastarán en equipos, maquinarias, tecnologías de vanguardia, y a pesar de ello, todo seguirá funcionando muy por debajo de las posibilidades y potencial general de la empresa. La razón de ello se debe a qué y cómo utilizan todos los demás recursos.

Por otra parte, la gran ventaja de aprovechar todo ese “potencial represado”, no utilizado es, que es ilimitado. De ahí que los resultados superiores que se obtienen, tienden a ir creando nuevas expectativas, mejores posibilidades, ideas y otros de signo positivo; todo ello, produce en el clima y ambiente general de la empresa-organización, un efecto sinérgico muy positivo.

Para finalizar mi planteamiento insisto: "Solo hay que crear las condiciones señaladas para que surja ese potencial, y canalizarlo hacia la búsqueda y obtención, cada vez, de mejores resultados".
Se trata nada más de: creerlo, realizarlo, ejecutarlo. Es relativamente fácil y no cuesta más. Al contrario. Cuando se hace bien, todo son resultados positivos beneficiosos para todos: empresa grupo, trabajadores, clientes etc.  Más trabajo, si pero vale la pena.