En el presente Post, continúo hablando del amplio espectro de los
conocidos como “procesos y dinámicas de
interacción” que suceden dentro y entre cualesquiera tipos de grupos humanos,
y que están relacionados con su: nivel de formación, desarrollo y evolución. De
ahí que, la información y los conocimientos que se desprenden de su análisis y
estudio aporten gran riqueza para la mejora y el enriquecimiento del trabajo de
las personas cuando actúan en grupos, hasta lo que se considera su máxima
evolución hoy: los denominados “equipos eficaces y autónomos de trabajo”.
Dentro de los mismos, cualquier atisbo de Poder, por lo general, brilla por su
ausencia. Ocurre lo contrario con los mecanismos de Influencia, que se
incrementan notablemente.
Intento así de nuevo, continuar ampliando y ahondando en el conocimiento
y, en la aplicación de los procesos humanos: procedimientos – dinámicas- técnicas
– artes, que facilitan el estudio del comportamiento humano dentro y entre los
más diversos tipos de grupos, y que cuentan con gran peso e impacto en el
comportamiento grupal.
A través de su estudio y perfeccionamiento los grupos alcanzan sus resultados
aplicando medios y prácticas muy diferentes. Un claro y positivo ejemplo de lo
dicho es, que hoy día está ya muy estudiado y comprobado qué: Las personas obtienen resultados superiores
de su esfuerzo cuando pueden influir positivamente en, qué hacer y cómo hacerlo, en relación con sus actividades de
trabajo individual o en grupo.
Cuando las personas tienen que estar obedeciendo a
otros de manera sumisa, haciendo y ejecutando cosas y actividades ordenadas por
ellos; enfoque tradicional basado en el “poder
y la autoridad”, su rendimiento suele ser inferior a las posibilidades, capacidades
y competencias que la persona posee. En esas circunstancias, sus logros y
resultados resultan inferiores a cuando existe un buen grado de confianza y
autonomía. La razón fundamental se debe, a que se produce en la persona menor
motivación y menos, o lo que es peor, ningún nivel de compromiso.
Cuando esto es lo que ocurre, se hace y /o produce lo mínimo necesario
para evitar el castigo y / o la pérdida del trabajo. Otras veces, dependiendo
de la presencia o no de una multiplicidad de factores, puede conducir hasta al
rechazo de la actividad, en consecuencia, se produce un rendimiento bajo. La
persona hace lo mínimo necesario para cumplir con lo estipulado; lo que de
todas maneras afecta significativamente su motivación, entusiasmo,
productividad, eficacia, calidad. Pero lo peor se percibe en el resultado
final, que se empobrece notablemente.
En mi opinión, y es algo que he mencionado innumerables veces en post
previos, “considero que el predominio en
el uso del poder, es la causa principal de la baja productividad,
en nuestro país”. El Poder, es el estilo de gestión de mayor aplicación. Las personas, en congruencia con lo señalado,
no están, en general, debido a ello, ni altamente motivadas, ni comprometidas
con su trabajo. Sí además de lo señalado, están sometidas a un liderazgo
pobre, a salarios bajos, a la no existencia de respeto mutuo, y
varias otras condiciones originadas fundamentalmente, en culturas empresariales
donde predominan – Poder – Autoridad - Jerarquía – Mando, la productividad y resultados
resultan inferiores a lo posible en otras condiciones.
Lo señalado, es algo que sucede en una gran mayoría de nuestras empresas
y organizaciones. Podemos afirmar, basándonos en ello, que son razones de peso
que justifican mejorar la cultura organizativa, la gestión, y muy especialmente
la calidad del liderazgo de las mismas.
Las empresas y demás organizaciones que están y se mantienen en la
vanguardia por su capacidad de innovar, su productividad, y por su calidad
total en la gestión y producción, dentro del ámbito mundial, han desarrollado
diversas modalidades para que su personal, cada uno en su ámbito de acción,
puedan influir en el trabajo que realizan, o en el que han de ejecutar, a
través de diferentes técnicas que se aplican cotidianamente: “Programas de
sugerencias”, “Grupos de participación”, “Círculos de calidad”, “Células de
manufactura”, “Equipos potenciados”, “Equipos de Innovación”, “Equipos
auto-dirigidos”, y muchas otras modalidades que toman en cuenta y dan valor, a
las capacidades y competencias de las personas -sus conocimientos, habilidades,
destrezas.
Ello se debe fundamentalmente, a que sólo
las personas pueden crear, innovar,
mejorar y producir los cambios y transformaciones necesarios que facilitarán el
cambio y desarrollo de su organización. Para conseguirlo, es esencial el
tipo de “Clima de Trabajo existente”. Que tiene que ser coherente y estar
perfectamente alineado con la filosofía y objetivos del grupo y/o empresa.
La modalidad de influir más
avanzada y actualizada en este sentido, son los conocidos como “equipos
de trabajo auto-dirigidos de alto rendimiento”. Son equipos altamente
potenciados (advance empower teams),
muy bien entrenados y capacitados, a los que poco a poco, se les han ido
asignando funciones, actividades, responsabilidades y resultados, que
anteriormente eran potestad exclusiva de dirigentes
y mandos. Este tipo de equipos ha sido uno de los componentes más eficaces
para disminuir niveles de mando y aplanar-achatar
a las organizaciones, minimizándose así, el impacto del poder directo, de los diversos
niveles jerárquicos de cada organización, según su estructura organizativa, acorde
con su tamaño y su filosofía y cultura de gestión.
Y esto es aplicable a nuestras instituciones, poderes, partidos
políticos, empresas y otros que conforman el País y sus circunstancias.
Como se desprende de lo explicado, son innumerables y además muy
importantes los cambios mejoras y beneficios que se obtienen de la utilización
adecuada del proceso y técnicas eficaces de influencia. Ya que, además, tal
como lo indica la foto: “Influencia es Poder”, pero obtenido
y aplicado de manera completamente distinta a la imposición. Influencia implica alcanzar el
convencimiento a través de verdadera participación.
Aspectos tales como definir de forma autónoma alineada con objetivos y
prioridades metas, establecer prioridades, organizar y estructurar el trabajo,
resolver problemas, decidir los recursos necesarios, evaluar resultados, y
varios otros relativos a la gestión, son áreas de influencia que hoy están en las
manos de equipos debidamente formados, a los cuales se les ha permitido
y apoyado para alcanzar ese alto nivel de influencia en la realización de su
actividad. En especial, sobre todo aquello que tiene relación con el trabajo y
procesos relativos al mismo, que se deben ejecutar.
En empresas y organizaciones de vanguardia y exitosas, se viene haciendo
así desde hace años, debido a los magníficos resultados que se han obtenido
según diferentes estudios llevados a cabo. Esos estudios han permitido
comprobar cómo, organizaciones que han incorporado estas técnicas, metodologías
y filosofías que respaldan la verdadera
participación desde hace ya algo más de veinte y cinco años, han logrado
incrementos en su productividad y eficiencia general, de hasta el 40%, lo que
representa en resultados medibles, grandes beneficios cuantitativos y cualitativos,
además de contribuir a un aumento muy importante de su competitividad en los
diversos mercados y países donde operan.
Ese nivel tan elevado de mejoras y resultados, jamás ha podido
alcanzarse, ni será posible nunca, con la aplicación de instrumentos y técnicas
de trabajo y gestión, basadas primordialmente, en el uso del Poder.
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