miércoles, 15 de mayo de 2024

FANGO: EL PESO DE LA CULTURA EN EL "SISTEMA"

Desde hace varios meses, siento mucha preocupación al observar la deriva que el discurso, argumentación y algunas acciones políticas han tomado en nuestro país. Mi percepción es, que de manera más o menos idiota, la oposición considera que “ellos están ahí para eso: oponerse a todo lo que quiera hacer y/o diga, el actual gobierno del País”.

Hoy contemplamos que España es: Un país de crispación, convulsión, pleno de bulos, mentiras y gran cantidad de "barrio bajísmo", en la mayoría de las intervenciones y disertaciones de políticos y de algunos “periodistas y medios”. Y casi nada o muy poco, de acciones y contenidos constructivos, positivos, que realmente los hay, que son de muy diversa índole, y que pueden, además, hacer sentir bien a la mayor parte de la ciudadanía y de la sociedad, en general.

En medio de todo eso, el gobierno, en el dificultoso intento de contraponerse a esa negatividad, aporta datos de logros específicos que han beneficiado y continúan mejorando aspectos concretos de funcionamiento y avance del país. Lo más común es que estas informaciones son ninguneadas de manera permanente por la oposición. Como ya dije, “hay que oponerse como sea”. Casi siempre, se trata de información acerca de algunos hechos, resultados y avances que benefician al país, y que incluyen, como es lógico, también, a los que siempre se oponen.

Contemplamos además semanalmente, el Senado y el Congreso, convertidos ambos en una mala versión del “circo romano”: Fieras, gladiadores, gritos, insultos, peleas... Es una vergüenza para la ciudadanía, con algunas excepcionales excepciones. En esa dirección, me pregunto ¿Qué es lo que realmente busca la oposición si no es alcanzar Poder? Todo lo demás que nos dicen son mentiras. ¿A quienes creen que engañan? ¿Y qué hay de los daños que con esas acciones infringen al país? Nada, no importa. Lo relevante es conseguir más poder.

Dentro de esta triste realidad, he decidido en la presente entrega del Blog, hablar un poco acerca de lo que sucede habitualmente dentro de los diferentes sistemas humanos que existen, cuando en el clima y cultura de los mismos, predominan sandeces e intromisiones como las que proliferan en ambas sedes cirquenses.

En otros contextos

Durante muchos años trabajando como consultor de Desarrollo de Organizaciones D.O., he tenido relevantes oportunidades de realizarlo en empresas y otras organizaciones, donde la Cultura de Poder era la predominante; especialmente, al comienzo de nuestro trabajo. Por otra parte, existe abundante literatura científica e investigaciones y todas coinciden en cuanto a que la Cultura de Poder, es la cultura organizativa más dañina y perjudicial para cualquier tipo de organización o sistema humano que necesite avanzar, evolucionar, y ser eficiente y eficaz en sus aportes para beneficio y felicidad de los seres que en ella viven.

Por ello, en esta y en venideras entregas del Blog examinaremos, qué aporta este tipo de cultura. Si hay algo útil en ellas, y mostraré claramente, sobre la base de estudios, experiencias y vivencias, lo que he afirmado acerca de que, realmente su aporte es más bien de signo negativo, dañino y perjudicial, para quienes lo viven y sufren a lo largo del tiempo.

¿De dónde surge el “Fango”?

La presencia de una cultura y clima de poder en una organización, especialmente cuando se acompaña de una elevada competencia, luchas internas y de algo muy común de la misma, mentiras y conflictos, lo que se produce son una serie de consecuencias negativas que afectan su funcionamiento y la consecución de los objetivos de crecimiento, mejora y avance, que generalmente se busca conseguir.

Esas dinámicas crean un entorno, en el que la colaboración, la innovación, trabajo en equipo y acciones de progreso, se ven obstaculizadas, dando paso a una serie de problemas y dificultades que afectan tanto a las personas como, a toda la organización en su conjunto y funcionamiento. Algo que lamentablemente ocurre en el Congreso.

Una de las principales causas de la existencia de una cultura de poder y de la presencia de competencia interna se debe a, la baja madurez psicológica de los miembros, lo que además sucede acompañado de una falta de confianza y disposición a colaborar entre las partes. Generalmente debidos a la ausencia de una visión positiva de largo plazo a la que se desea llegar.

Cuando las personas perciben que están en constante lucha y competencia unos con otros, tienden a tergiversar y ocultar información, a no compartir ideas y, a trabajar de manera individual o, en pequeños grupos, en lugar de hacerlo de manera transparente, abierta y colaborativa. Este ambiente conduce a un contexto de trabajo tenso y poco productivo, donde cada uno está más preocupado por su propio éxito y beneficio personal, que por el del equipo o el de la organización en su conjunto.

Además, la competencia interna lleva, con frecuencia, a la formación de roscas, camarillas, y grupos cerrados dentro de la organización, en la que diferentes personas se unen para proteger sus intereses y avanzar en su carrera a expensas de otros. Estos grupos, frecuentemente crean tensiones y divisiones dentro de los equipos, lo que dificulta aún más la colaboración y la comunicación efectiva.

Otro problema común en organizaciones con una cultura de poder y fuerte competencia interna es, la falta de transparencia y de comunicaciones abiertas. En estas organizaciones, los empleados y/o personas, pueden sentirse reacios a compartir información o plantear sinceramente problemas por temor a represalias, o a ser percibidos como débiles. Esto dificulta la identificación y resolución de problemas, lo que lleva a que los mismos persistan y se agraven con el tiempo. Los problemas y conflictos si no se hace nada, siempre tienden “a escalar”, crecen y empeoran, si no se los gestiona bien y en el momento apropiado.

Esa falta de transparencia facilita que se alimenten, rumores y desinformación dentro de la organización, lo que crea un ambiente de desconfianza y malestar entre todos. Cuando la información no fluye libremente, es más probable que se produzcan malentendidos y conflictos que obstaculicen el trabajo en equipo y que afecten el rendimiento general de la organización. La ausencia de confianza y sinceridad entre las partes, es lo más dañino.

Además, una cultura de poder en la que suele haber competencia interna, con frecuencia da lugar a comportamientos poco éticos y decisiones impulsadas por intereses personales, egoístas, en lugar de ser para el bienestar de las mayorías. En este tipo de culturas, las personas, empleados o los ciudadanos, pueden verse tentados a recurrir a tácticas manipuladoras y/o poco éticas para avanzar en sus carreras o conseguir lo que quieren. Todo ello, puede dañar la reputación de la organización, socavar y dificultar su éxito a largo plazo.

La competencia y las luchas internas también producen un impacto negativo en el bienestar y la salud mental de las personas, y de los ciudadanos, en el caso de tratarse de un país; depende de la situación.

La presión constante por destacar y por superar a los demás puede generar estrés, ansiedad y agotamiento, lo que afecta tanto al rendimiento laboral como a la calidad de vida de las personas. Además, la falta de apoyo y solidaridad entre los miembros de los equipos puede hacer que los empleados se sientan aislados y desmotivados, lo que frecuentemente lleva a una disminución en la productividad y en la moral de las personas.

De lo anterior se desprende que, una cultura de poder, de competencia y luchas internas, va siempre a provocar una serie de consecuencias negativas para una organización, incluyendo: la falta de colaboración y comunicación, la aparición de comportamientos poco éticos, el deterioro del bienestar de las personas y como consecuencia, bajo rendimiento general.

Para contrarrestar estos problemas, es importante fomentar un ambiente de trabajo basado en la confianza, la colaboración y el respeto mutuo, donde los empleados se sientan valorados y apoyados en su desarrollo profesional. Esto no solo mejorará el funcionamiento de la organización, sino que también promoverá un ambiente de trabajo más saludable y productivo para todos sus miembros.

¿Qué puede pasar cuando todo lo anterior ocurre en un sistema viviente como lo es un país? ¿Cuáles son las principales secuelas? ¿Cuáles pueden ser los beneficios y los daños de tanta lucha de poder y de oportunismo político? ¿Qué le puede pasar al Sistema País?

Cuando los problemas asociados con una cultura de poder y de competencia interna se extienden a nivel de un país, las consecuencias son aún más amplias, complejas y más peligrosas, debido a que no solo afectan a la sociedad en su conjunto, sino también a la economía, la política, la motivación positiva hacia el país. Pero lo más delicado es, como afecta en impacta en la estabilidad social.

En la venidera entrega, ampliaré y profundizaré en cómo estos comportamientos provocados por las luchas de poder dañan a los países. Algo que creo está sucediendo claramente en el nuestro.

http://innovarlagestion.blogspot.com 

http://www.bubok.es/libros/172773/Innovar-la-gestion