Al arribar en esta serie de Post
relacionados con Madurez Psicológica y
Comportamiento Humano a la Etapa IV
del desarrollo de “Darse Cuenta”, asistimos
a los primeros indicios de Madurez. Al comparar estos nuevos rasgos y
conductas con los que hemos venido describiendo enfocándonos en los comportamientos recientes de nuestros
políticos en general, puedo catalogarlos como: Inmaduros. Existen sin
duda notables excepciones, pero son solo eso, excepciones.
De no echarse mano de posibles rasgos
y comportamientos más maduros que sin duda poseen, nunca llegarán a ponerse de
acuerdo y a poder efectuar los necesarios Pactos
de Gobierno. No les será posible llevar a cabo los pactos necesarios para
poner de forma coherente y planificada al país, en marcha.
El ambiente, de
confrontación y crispación ya señalado en anteriores post, ha desarrollado un
clima nada propicio para construir. No les permite echar mano de la madurez y
sentido común necesario. Confío en que la propia situación de crisis presente,
los llevará a desarrollar comportamientos más maduros. Eso esperamos. Veremos
qué pasa el jueves 24.
De aquí en adelante os aportaré las
descripciones relativas al Desarrollo de
la Personalidad o del YO, que corresponden a individuos a los que, basándonos en
sus comportamientos, conductas y actuaciones predominantes, podemos considerar,
siguiendo el Modelo de Jane Loevinger y colaboradores que utilicé para
realmente dar valor a lo planteado como:
“personas con personalidad psicológicamente madura”.
IV ETAPA- DARSE CUENTA: Hacia una personalidad consciente
Cambios
esenciales se producen en esta Etapa, que se amplían y consolidan en la Etapa
V. Paso a citar y describir: Características,
Rasgos, Comportamientos y Actuaciones habituales, comunes en personas maduras
psicológicamente. El lector podrá así, comprobar las inmensas diferencias y
cambios que ocurren conforme se va madurando de una etapa a otra superior.
Al
relacionar esta lectura con las anteriores que enfoqué hacia comportamientos de
nuestros políticos, podréis ratificar como, en
general han manifestado comportamientos inmaduros. De ahí sus acciones y
las poco apropiadas consecuencias de sus actos.
Rasgos,
características, comportamientos:
Al
relacionarlo con el comportamiento de nuestros políticos, es obvio que este
rasgo no ha estado, ni está realmente presente durante la reciente campaña electoral
que culminó en abril 2019; las elecciones de mayo y su interpretación y menos
aún, a la hora de efectuar las negociaciones requeridas como resultado de las
votaciones para las cuatro elecciones efectuadas en el país, lograr pactos y
acuerdos coherentes.
· --
Inicios de una moral y valores
personales propios. Comienza a surgir una “moral propia” y un
cierto grado de autonomía que lo lleva a realizar lo que le gusta y aquello en
lo que cree, más que lo que le dictan otros: el partido político, sus creencias religiosas,
otros grupos. Si recordamos bien, las personas inmaduras carecen, por su incapacidad
de verse a sí mismas, de la capacidad de autocrítica y de una moral propia. Lo
moral, dependía más de si se lo descubría cometiendo el delito, o realizando
comportamientos inapropiados.
·
--Posibilidad de ver y aceptar múltiples
alternativas ante una situación. Se trata de un aspecto
muy importante relacionado con el trabajo y la actividad en grupos. Dado que ya
comienza a ser una persona madura, es capaz de ver, aceptar y comenzar a
valorar diferentes alternativas y puntos de vista ante una situación. Ya las
cosas no se ven en blanco o negro, hay más matices, algo clave y muy positivo
en la vida profesional.
En el caso
de una persona que ocupe una posición de dirección y mando, esto lo habilita
para trabajar en equipo, respetar y estimular los puntos de vista de otros, actuar
como líder, cosa que las personas de las etapas anteriores no hacen por su
propia falta de madurez y la inseguridad derivada de la misma, debido a los
temores habitualmente asociados con su inmadurez.
No trata ahora
de imponer su visión o su punto de vista, ni de pretender estar siempre en lo
cierto, tal como sucede especialmente en la etapa autodefensiva, oportunista.
Ya no busca dominar, no busca poder personal, lo que pretende es, el beneficio
para todos o la gran mayoría. Menudo
cambio.
--Claros en sus deseos para sí mismos. Los inicios de una clara vida interior los lleva a tener deseos, intereses y objetivos cada vez más claros para sí mismos, pero no buscará nunca imponerlos a otros. Si los defenderá, tal y como los demás lo harán para sí, pero siempre estará dispuesto a aceptar los argumentos de otros, a valorarlos y si es el caso, a aceptarlos. Casi nada, al compararlos con personalidades inmaduras.
Las citadas son las características y cambios que
suceden en esta Etapa IV. Poco o nada de ella, se manifestó en el lapso de elecciones
recientes, y el consecuente reparto de: autonomías, municipios, y gobierno central.
Veremos qué pasa.
Considero importante aclarar que, es perfectamente factible y frecuente que
existan aún, en estas personas, comportamientos correspondientes a algunas de
las etapas previas. “No vamos a encontrar individuos puros”.
Quienes han logrado alcanzar este nivel, al haber superado las etapas
anteriores, con frecuencia seguirán manteniendo algunos rasgos y conductas
previas.
Habrá otros, que los hayan erradicado al
sustituirlos por conductas más maduras. Una persona que se encuentre entre las
Etapas III y IV, no debería, sin embargo, mantener ninguno de los
comportamientos de su Etapa I, y quizás, ni de su Etapa II; debería haberlos
superado. De mantener algunos, ese hecho le acarreará serios problemas en los
diferentes ámbitos en los que interactúe en la sociedad: el familiar, el de trabajo,
político, y en los diferentes ámbitos sociales. Sí es lógico que mantenga
algunos de la Etapa III y habrá comenzado a desarrollar otros de la IV. Proceso
que alcanzará, de haber tenido una evolución normal, al superar y resolver de
forma apropiada las diferentes “crisis
del desarrollo”, tal como las denomina Sullivan.
Contamos ahora, con individuos aptos para
trabajar en empresas, que se manifiestan capaces de tomar la iniciativa,
ajustados a su realidad, colaboradores, dispuestos a compartir su talento y
aprender de las ideas de los demás. Ya no se comportan como “borregos”, de forma oportunista y egoísta. Tienen ideas y
valores propios que les permiten adecuarse al medio en el que se desenvuelven manteniendo
un cierto grado de autonomía, gracias a su madurez.Todo esto representa un cambio y madurez, notables.
Algo que tiene un impacto fundamental aquí, es
que la cultura de la empresa, del partido y más, la del país, aproveche, promueva, estimule sus capacidades y
sea un entorno adecuado para que puedan continuar madurando y desarrollándose.
De no ser así, la propia cultura los
forzará, tal como sucede en una mayoría de empresas y tal como está sucediendo
en el ámbito de la política, a comportarse de forma inmadura, sumisa, con
predisposición a acatar lo que le ordenen.
Ya he planteado que eso se traduce en
una pérdida de la potencialidad de las personas, de su creatividad, su
iniciativa, en consecuencia, de realizar su potencial. De esta manera, se desperdicia e inutiliza, poco a poco, el talento de las personas; algo realmente lastimoso.
Con la próxima entrega donde describiré a las personas maduras, cerraré el presente ciclo, que he enfocado en nuestros políticos inmaduros.
Muy, muy pocos han alcanzado la Etapa V, Personalidad Consciente. Esa es nuestra realidad más amplia.