Aunque la mayor parte de la sociedad y las personas, tienen
una percepción negativa del conflicto,
lo perciben como algo dañino, considero valioso señalar que también tiene una vertiente positiva, desde mi punto de
vista, más interesante y eficaz. La razón principal de enfocarse en ésta, es que
conduce: al cambio, la mejora, la
superación, a avances, al progreso, a una mayor innovación, etc., componentes
fundamentales para conseguir un mayor y mejor desarrollo de la sociedad en
general, así como también, de personas, empresas, organizaciones, y otras
instituciones.
Con base en lo señalado, se habla de Conflictos Funcionales, los de signo positivo que es conveniente
estimular y provocar, y de Conflictos
Disfuncionales, que es fundamental gestionar lo más rápidamente posible con
la finalidad de evitar daños mayores. La experiencia y los hechos indican, que
no valen de nada los intentos por ocultarlos. Otro aspecto clave es, que el conflicto siempre tiende a escalar,
sea de un signo, o de otro. Pero mientras el funcional es estimulante por
conducir hacia la mejora y superación, el disfuncional, es siempre negativo,
más o menos dañino, de ahí que cuanto más rápido se gestione menor será el daño
a reparar o las consecuencias.
Visto desde
una perspectiva amplia, señalaré que el conflicto está presente en innumerables
ámbitos y momentos de nuestra vida. También, que es inherente a la naturaleza humana lo que le confiere la condición de inevitable. La clave, por tanto, radica
siempre en cómo se facilita o gestiona.
En psicología, se señala al conflicto, como uno de los procesos humanos, esto es, siempre presente en cualquier actividad
en humanos, y entre humanos.
DESDE UN ENFOQUE MACRO
En el ámbito
mundial son innumerables los conflictos existentes, de ambos signos, dentro de un país y entre países. Unos
contribuyen al desarrollo, la innovación, la mejora, la grandeza de países y
sociedades. Muchos otros, son altamente destructivos, y terminan en luchas y guerras entre diferentes grupos por
cuestiones: Étnicas, ideología política,
religiosa, sexo, materias primas
valiosas, detentar poder, u otras razones.
Estas características analizadas desde un punto de vista macro, nos permiten
ver que se trata de los conflictos más destructivos y difíciles de resolver.
Dan origen a fanatismos ciegos y a fundamentalismos que no atienden a razones,
excepto que el máximo dirigente o representante desee realmente modificar el
curso de los acontecimientos. Con frecuencia en el caso de componentes religiosos,
por estar siempre relacionados con la “Divinidad”, resultan muy difíciles de
resolver, por falta de apertura y disposición a cambiar los dogmas.
Reduciendo
el enfoque y centrándonos en nuestro país vemos, los daños y
perjuicios a los que estamos sometidos a causa de diversos tipos de conflictos
que están en activo. Considero que, o no se están gestionando, lo que está
sucediendo con algunos, o se está haciendo, en general, muy mal; lo que está
produciendo resultados dolorosos y muy negativos. Algo que siempre ocurre
cuando las situaciones de conflicto no se solucionan a tiempo, o son mal
gestionadas.
Todos
estamos al tanto de qué, desde hace seis años, provocado y estimulado por la crisis-estafa financiera que explotó en
Estados Unidos en 2007, y que a partir de 2008 impactó en Europa, han surgido en
nuestro país una diversidad de graves y
profundos conflictos que casi de inmediato, empezaron a afectarnos
negativamente. Especialmente, debido a la bacanal de actividades de “ingeniería financiera tramposa”, llevadas a cabo, desde hacía años, por bancos
y cajas de ahorro que, en muchos casos, se dedicaron a especular y cometer diversos tipos de fraude, inclusive, desde
unos años antes del estallido, a favor y en contra de sus clientes y usuarios.
A favor, otorgando créditos y préstamos
a “amigos”, constructoras, promotores inmobiliarios y otros, que a todas luces
se mostraban difíciles de pagar por sus dimensiones, tal y como se puede comprobar a diario. Se otorgaron también al
igual que en USA, créditos a ciudadanos y sociedades quienes no iban a poder
devolverlos. Pero para eso había: garantías, avales, las propiedades, etc. con
el objetivo de que los otorgantes no salieran nunca perjudicados.
Ante el “Gran Desplome” a raíz de que el
gobierno de USA dejara caer a Lehman Brothers, el negocio no resultó como se
esperaba. Hoy lo estamos pagando todos. Las medidas de austeridad (el Austericidio,
como alguien lo denominó) , que nos han impuesto desde Europa, las destructivas
medidas y acciones que, desde 2010 impuso el gobierno anterior, las falsas
promesas y continuas mentiras del actual, “acerca de que ellos tenían la solución e iban
a resolver la situación”; no
ha hecho sino empeorar todo y el resultado final es, que han empobrecido a unos
cuantos millones de ciudadanos que, a
pesar de estar fuera del conflicto, sin embargo, se han visto implicados perdiendo
algunos sus trabajos y todo lo que poseían. Por lógica, esto ha dado origen a diversos
y graves conflictos, que se han escenificado mediante: Marchas, escraches, huelgas,
manifestaciones, desahucios violentos, protestas diversas, toma de oficinas
bancarias y un largo etc., para no ahondar en más detalles, que los hay.
Otras áreas
de conflicto en el país, son por ejemplo: Las acciones dirigidas primero devaluar y posteriormente privatizar
muchos de los excelentes servicios sanitarios de los que aún disfrutamos. Por
otra parte, está la pésima y controvertida gestión de la Educación, coronada
con la conflictiva nueva Ley, dirigida esencialmente a imponer valores de cierta
ideología política y religiosa. Este conflicto existe porque no se buscó
realmente el consenso entre todos los entes implicados, que son muchos y muy
importantes por lo que está en juego para el futuro del país. Una vez más la “mayoría temporal”, aplastando a las
minorías.
Cabe
destacar que un aspecto que siempre produce conflicto en cualquier ámbito de
acción es, cuando en los procesos de toma
de decisiones, en lugar de conseguirse participación al escuchar los puntos de vista
de quienes se verán afectados, la decisión se impone, quedando lógicamente
resentida la minoría, porque no se les ha permitido influir en la decisión
tomada que les afectará. De igual manera se presentan focos de conflicto, en muchos
ámbitos, ante la falta de transparencia,
y lo que es peor, apelar a mentiras y
engaños, como por ejemplo sucede con la que se pretende llegue a ser la mal llamada ”Ley de Seguridad Ciudadana” a la que
habría que agregarle la coletilla de “recaudadora” y “castradora de libertades”, acorde con la Constitución.
Hecha esta
panorámica general del amplio rango de
lo que es el conflicto, en los siguientes posts, me referiré a modelos y
enfoques para una más profunda y mejor comprensión, con miras a su adecuada:
Gestión, facilitación, mediación y /o negociación, pero con un enfoque más
concreto y de menor envergadura.
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