Dado el hecho indiscutible de que el conflicto tiene dos posibles enfoques y
maneras de tratarse, gestionarse, y o facilitarse, considero que se debe, siempre,
intentar resolverlo cuando el conflicto
no es tal aún. Esto quiere decir que se debe desarrollar una cultura, en
empresas y hasta en países, donde el enfoque y las actividades de gestión y
resolución de los mismos se lleven a cabo desde el inicio, cuando se presentan
los primeros síntomas observables, y no, como es usual, permitir que las
discrepancias o diferencias, se vayan acumulando y lleguen a transformarse en
conflicto, debido fundamentalmente, a la falta de una ideología-cultura al
respecto: No gestionarlo positivamente cuando es más fácil por encontrarse en
proceso de incubación y desarrollo.
Siempre
hay posibilidad de una solución positiva. Hay que estar dispuestos a
encontrarla
El proceso de desarrollo del conflicto
Al
hablar de gestionar adecuadamente los conflictos es importante tomar conciencia
de que los síntomas visibles, que
aparecen desde el principio, no muestran la existencia de conflicto sino, de
diferencias y discrepancias, que de no ser atendidas y gestionadas
adecuadamente, usualmente “irán escalando”,
aumentando, hasta conformarse como un conflicto
real. Generalmente a estas alturas, de signo negativo.
Por
lo señalado, considero que un aspecto al que se debe prestar mayor atención es,
estar más conscientes de los síntomas perceptibles, aquellos que permiten
visualizar que algo no está yendo bien, o
al menos, tal como era anteriormente. Algo
diferente está comenzando a suceder. Darse cuenta de ello, requiere estar
sensibilizado y entrenado para ello. Son señales que siempre se pueden observar
antes de un conflicto. Se trata de elementos que aportan indicadores de que se
está “comenzando a incubar un posible
conflicto, si no se ataja a tiempo”. Algo distinto de lo usual está
aconteciendo. A veces es algo tan sutil que cuesta percatarse, pero poco a poco
se irá manifestando más claramente.
Ese
hecho, esas percepciones, esa situación bien manejada, facilitada o
gestionada, brinda siempre una
posibilidad potencial de la que extraer resultados positivos, e inclusive la
posibilidad de innovar en la actividad que se está realizando. Sin embargo, si
se deja avanzar, incrementarse en complejidad, lo más seguro es que tome un
cariz inadecuado y adquiera una orientación de signo negativo. Se ha perdido
así, una oportunidad de cambiar y de
mejorar, y ahora hay que enfrentar los costes de todo tipo y daños que
casi siempre acarrea un hecho conflictivo.
Síntomas perceptibles más comunes
Insisto
en que es importante y necesario para estar sensibilizado y atento, poseer un
cierto entrenamiento, usual en psicólogos, coaches, mediadores y conveniente de
adquirir, para quien vaya a dedicarse como parte de su actividad, a facilitar y
resolver diferencias y conflictos.
1. Sensación de Tensión, donde se
pueden percibir actitudes y conductas no habituales en el grupo, o entre
algunas de las personas que lo conforman. Con el paso del tiempo, de no tomarse
las acciones apropiadas, la tensión se va incrementando dentro del grupo y se
comienzan a deteriorar algunas relaciones.
2. Malentendidos, que por lo general producen un
deterioro de las comunicaciones y de las relaciones. Los malentendidos, surgen porque
se ha dicho o hecho algo que ha tocado un asunto delicado para alguno o algunos
de los miembros del grupo y persiste mientras no se aclara el verdadero significado
e intención.
3. Incidentes, con
frecuencia la tensión, los malentendidos, el malestar, han estado precedidos o
se muestran como algún tipo de “incidentes” que al no aclararse o resolverse a
tiempo y en forma adecuada, generan “mal ambiente”. Ese ambiente es
relativamente fácil de percibir, especialmente, si se está sensibilizado al
respecto.
4. Sensación de Incomodidad, es esa
sensación a veces no muy clara, ni manifiesta, que hace que nos sintamos mal
sin aparentemente tener claras las razones del porqué, pero que enturbian el
ambiente. Todo lo que haya venido ocurriendo en el grupo al respecto, ha ido
poco a poco creando una sensación de malestar e incomodidad que ya, a estas
alturas, es percibida por la mayoría.
5. Crisis, en estas existen ya
indicios evidentes de problemas o dificultades dentro del grupo, o con otros
grupos: Discusiones acaloradas dominadas por fuertes emociones, vejaciones, insultos,
ciertos comportamientos inconvenientes poco habituales, manifestaciones
agresivas diversas más o menos periódicas, boicots, o finalmente, alguien que
decide dejar la empresa por que ha estado soportando una situación de mucha
presión o conflicto nunca afrontado, ni resuelto. Puede haber además, varios otros
síntomas.
Para
algunos estudiosos del tema, donde sin pretender serlo me incluyo, las fases 1
a la 4, es lo que podemos denominar “Fase
de Diferencias”. Durante su conformación, como ya señalé, pero deseo
insistir, es relativamente fácil ver
como las diferencias, discrepancias, disgustos y otros, van poco a poco
incrementándose hasta llegar a la crisis (5), donde ya se habla de Conflicto como tal. Lo señalado nos
lleva a concluir qué, con un entrenamiento adecuado es relativamente fácil
evitar que muchas situaciones habituales, normales, naturales, se transformen
en Conflicto.
Esto
es lo que suele ocurrir en los “Equipos
Eficaces de Trabajo”, que se denominan así, por haber recibido un
prolongado y eficaz entrenamiento para auto-gestionarse y funcionar muy bien
para trabajar como un equipo. Los equipos eficaces, al gestionar las
diferencias obtienen provecho de ellas, sirviendo de acicate para la mejora y
la innovación, evitando por lo general,
que escalen al nivel de conflicto, eliminando o minimizando su efecto negativo.
Con
base en lo señalado se puede afirmar que el primer paso en “el arte” de gestionar
y resolver conflictos es, considerarlos como una oportunidad para mejorar y
tener en cuenta los indicios que lo delatan desde sus inicios.
www.innovarlagestion.com
http://www.bubok.com/libros/ 172773/Innovar-la-gestion
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