“La productividad alta o baja de las
empresas es esencialmente, producto dependiente de las personas. No es un
problema de máquinas, procesos, métodos u otros”. JM.
Toda
organización o empresa de cualquier tamaño por muy eficaz y exitosa que sea es
claramente susceptible de mejorar más su eficacia y, especialmente, su
productividad, lo que tiene impacto inmediato y directo en la rentabilidad de
la misma.
Esta capacidad de mejora es mucho mayor y factible, en aquellas que tienen una productividad
promedio o más bien baja. Son las que más abundan. En éstas, las posibilidades
de mejora y de alcanzar mayores beneficios son realmente inmensas.
Afirmo lo
anterior basado en trabajos prácticos, estudios e informes relativos a muchas
aplicaciones ejecutadas en el día a día de muy diversas empresas y organizaciones
en el ámbito mundial. En ellas la productividad, debido a las ventajas y
beneficios que se derivan de ella, es foco de la atención de los propios
empresarios, dirigentes, y de especialistas que buscan de forma continuada, modalidades
enfocadas en: cómo incrementarla. El objetivo, conseguir un impacto positivo en
la rentabilidad.
QUÉ SE
NECESITA
Está claro a
estas alturas del siglo XXI que, toda organización-empresa viable, competitiva,
cuenta en general, con un valioso recurso que “representa su potencial de mejora, de cambio, de incremento de productividad
y de mejora de la calidad. Potencial, que no siempre es utilizado adecuadamente”.
Me refiero en general, al potencial de las personas, sus capacidades y
competencias. Donde se incluye de manera especial, a los líderes.
Lógicamente,
se deberá disponer, además, de la necesaria infraestructura operativa y de producción: Procesos, métodos, tecnologías,
maquinarias, materias primas y otros. Está más que probado, que solo cuando se
dan ciertas condiciones en su utilización y aprovechamiento adecuado, es cuando
se alcanzan los resultados posibles. Con frecuencia, logros a los que
habitualmente podemos calificar de fantásticos, superiores, dado el elevado
rendimiento que, se consigue cuando los componentes humanos y operacionales
fluyen armoniosamente.
Por otra
parte, cabe señalar, acorde con la mayoría de las investigaciones que, de todos
los recursos que intervienen para
producir, el más frecuentemente subutilizado y peor gestionado, son las
personas. El personal que conforma toda empresa, y al que usualmente nos
referimos como “recurso humano”. Aunque
no es el único que se suele gestionar inadecuadamente.
Cuando esta situación
común hace presencia, lo que ocurre y causa un impacto negativo suele deberse a que la
organización-empresa no tiene claramente definida y especialmente, comunicada: su
macro estrategia de negocios, ni su
filosofía de empresa, ni su cultura corporativa. No hay claridad en los diferentes
procesos y menos, en los objetivos a ser alcanzados en el corto y medio plazos.
En consecuencia, la gestión es confusa y poco transparente. Esta realidad tan
frecuente, hace que llevar a cabo una buena gestión general y alcanzar elevada
productividad y calidad, se vuelvan imposibles.
Sucede
también, cuando existe, pero no ha sido “negociado”,
mediante la realización de un plan y un proceso de comunicación interna, participativo
y transparente; razones por las que no se consigue el necesario compromiso, ni la
implicación
de todos. Ni siquiera, el de la mayoría.
CÓMO HACER
Hay varias
formas de llevarlo a cabo: a) Realizarlo como una actividad superficial, somera, rápida,
con la finalidad de cubrir las apariencias, pero no creyendo en sus beneficios
posibles, especialmente, hacia el largo plazo. b) Incorporando e implicando
a la gente, dando participación real a las personas en los diversos estratos y
áreas operativas de la empresa.
Lo señalado
como opción a), ocurre causado por diversas razones: 1ª) Porque no existe en la empresa, y
especialmente en sus dirigentes, ni la
cultura, ni el clima apropiados orientados a crear un ambiente de trabajo
eficaz, de excelencia. Usualmente, debido a la presencia de incredulidad y
debilidades en quienes dirigen y ostentan el poder en la empresa. Dirigentes y
gestores, que no creen en los beneficios de una gestión respetuosa de las
capacidades, potencialidades y competencias del personal a su cargo, y donde además, existen dificultades en las comunicaciones,
relaciones, actitudes, percepciones y otras que interfieren porque nunca se
aclaran, ni resuelven.
2ª). La
ausencia de claridad y compromiso con los objetivos y metas de corto y
medio plazo. Por esa razón no se cuenta con “Planes Operativos de Trabajo” que contribuyan a poner las cosas
claras, a establecer y conocer prioridades, a dar el enfoque requerido y, a que nadie
tenga claras sus: responsabilidades, obligaciones, y tareas.
Lo señalado
genera un espacio donde nadie se siente realmente responsable. Esa falta de
claridad y precisión es muy común y provoca: gran confusión, conflictos porque
nadie conoce con precisión sus responsabilidades, nadie se siente comprometido ni “dueño
del proceso”, y menos aún, de los resultados a obtenerse.
La
consecuencia que resume todo lo anterior lleva a la dificultad, por no decir
imposibilidad de hacer seguimiento de metas, proyectos y actividades,
con lo que se genera un inmenso desperdicio
de todo tipo, lo que a su vez tiene un impacto directo en la baja
productividad.
Existen
diversos estudios que demuestran que la ausencia de seguimiento y control, reduce
mucho la eficiencia, eficacia y en consecuencia la productividad de grupos e
individuos. La falta de seguimiento de planes provoca que no se haga la
supervisión ni el control adecuado de todo el proceso. Esto a su vez, impide la aplicación
de herramientas de management tales como: control, refuerzos, premios, formación,
corrección de fallos, apoyo, y otros.
Quizás lo
peor es, sin embargo, el impacto negativo que estos fallos y debilidades generan
en las personas cuando toman conciencia de ellas y se dan cuenta, que no pueden
hacer nada o muy poco, por corregirlas. Sienten frustración, baja motivación,
impotencia. Es muy grave.
La opción b), deja claro que por estas y
otras razones, que las empresas que se organicen y aprendan cómo
aprovechar adecuadamente su recurso humano, su talento y capacidades, van a descubrir
que cuentan con un potencial de competencias y capacidades de mejora, por las que
no tienen que pagar más para beneficiarse de ellas. Ya lo hacen. Y que sí pueden, sin embargo,
mediante la utilización de las técnicas adecuadas y liderazgo eficaz,
participativo, servidor, descubrir que sus posibilidades y capacidades logran
multiplicarse de forma sorprendente e influir directamente en la productividad
y calidad de lo que se realiza en la empresa.
Debemos
además estar claros que, este recurso, las
personas, es además el que utiliza de forma apropiada o no todos los demás recursos de la empresa: Equipos, maquinarias,
tecnologías, dinero, materias primas, información, energía y, además, a los otros recursos humanos con que cuenta la organización.
Aunque hay
diferentes formas de mejorar la productividad, razón por las que existen
diversos enfoques y técnicas muy idóneas, siempre debemos recordar que las
personas son, un recurso que siempre está presente. De ahí que amerite una
atención especial.
Se sabe
también, que no es suficiente con capacitarlo y remunerarlo bien. Hay que
dotarlo del ambiente adecuado, la maquinaria precisa, mantenerlo al día en las
tecnologías a utilizar, y hacer bien las cosas para que se mantenga motivado y
comprometido. Esto es fundamental siempre, con objeto de que esté motivado y
comprometido con la mejora continua de la productividad.
Quiero dejar
claro que, con base en las más modernas teorías y enfoques relativos al estudio
del Factor Humano, que aumentar la
productividad de la empresa, depende, descansa, en un 60-80% en el personal de
todos los niveles y áreas de la misma, y del grado de compromiso y responsabilidad que ésta,
logre desarrollar.
Mientras
empresarios y gerentes no tomen conciencia de esta realidad innegable,
invertirán y gastarán en equipos, maquinarias, tecnologías de vanguardia, y a
pesar de ello, todo seguirá funcionando muy por debajo de las posibilidades y
potencial general de la empresa. La razón de ello se debe a qué y cómo utilizan todos los demás recursos.
Por otra
parte, la gran ventaja de aprovechar todo ese “potencial represado”, no utilizado es, que es ilimitado. De ahí
que los resultados superiores que se obtienen, tienden a ir creando nuevas
expectativas, mejores posibilidades, ideas y otros de signo positivo; todo
ello, produce en el clima y ambiente general de la empresa-organización, un
efecto sinérgico muy positivo.
Para
finalizar mi planteamiento insisto: "Solo
hay que crear las condiciones señaladas para que surja ese potencial, y
canalizarlo hacia la búsqueda y obtención, cada vez, de mejores resultados".
Se trata
nada más de: creerlo, realizarlo, ejecutarlo. Es relativamente fácil y no cuesta
más. Al contrario. Cuando se hace bien, todo son resultados positivos
beneficiosos para todos: empresa grupo, trabajadores, clientes etc. Más trabajo, si pero vale la pena.
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