Al leer de nuevo, una vez publicado, el anterior post, tomé
conciencia de no haber explicado con claridad y profundidad, la complejidad y
la extraordinaria utilidad de todo lo que respalda a la metodología vivencial,
experiencial conocida, primordialmente en nuestro país en el ámbito de
algunas Escuelas de Negocios, como metodología de “Aprender haciendo”, “learning by doing”, que ya señalé como
fundamental y clave, a la hora de intentar estimular, mejorar la formación e
incrementar los aprendizajes de cualquier persona.
Al releerlo, me di cuenta de que apenas la describí
como: “actividad consistente en tres fases: Hacer - Ver /reflexionar – Aprender” o lo que es lo mismo, hacer
algo, ejecutar una actividad, un “juego”, una simulación, otros. Ver y/o Analizar, reflexionar sobre lo que hicimos, ejecutamos, cómo
obramos. Y finalmente, de ahí, de esa revisión y análisis, y contándose con la
ayuda y guía del profesor, facilitador del proceso, extraer conclusiones que,
idealmente, den forma a un nuevo modo de
aprender, a otro tipo aplicación, y a una posible innovación. El resultado
esperado será: Cómo hacerlo mejor en
próximas ocasiones.
¡Cambiemos ya, nuestro
anticuado sistema de enseñanza-aprendizaje!
Siento que es necesario aclarar que, esas tres fases de la metodología, facilitan desarrollar diversas y variadas competencias personales, alineadas con las diferentes vivencias que se van aplicando y obteniendo en cada nueva experimentación, acción y actuación. Cada vez que hacemos algo, tenemos oportunidades de aprender, y de superarnos. Para las personas, los seres humanos, todo lo que vamos viviendo y/o experimentando nos proporciona oportunidades para prosperar, aprender, asimilar novedades, desarrollar nuevas competencias, y más.
En la actualidad y en especial a partir de mediados de los
años 80, los enfoques de aprendizaje más novedosos y fructíferos, han estado
orientados hacia el estudio y desarrollo de competencias. Entendiéndose ahora por
competencia, la cantidad de: conocimientos
- conceptos / habilidades / destrezas, que se posee de algo.
Espero, en el presente post, ser capaz de explicarlo más
profunda y claramente y, al mismo tiempo, poner más fácil para: profesores,
maestros, alumnos, facilitadores, trainers,
y otros, las razones e instrumentos por las que, “considero a ésta sistemática
participativa, la mejor, más completa, potencialmente valiosa y confiable,
metodología de enseñanza-aprendizaje”.
Para aseverar lo dicho, me baso en buena medida, en las
experiencias de aplicación que, con relevante éxito se han realizado en el
mundo, y también en las mías propias, obtenidas al aplicarla en cursos largos, y
en talleres de 24 horas dirigidos a ejecutivos y gerentes de diferente nivel y variadas
profesiones, tanto en empresas y organizaciones, como en cursos de postgrado.
También, en la formación, desarrollo y actualización de profesores, y autoridades
de centros educativos.
Lamentablemente, dado el enfoque en temas de gerencia de mis
actividades, nunca he tenido la oportunidad de aplicarla en educación infantil,
primaria, secundaria, ni en formación profesional (FP). Sin embargo, estoy
convencido que para estos últimos es, sin duda alguna, la metodología ideal, perfecta,
a
medida, debido a su amplia orientación práctica, experimental. Lo es
también, para los otros niveles que mencioné. El reto que se presenta consiste
en conocerla y adaptarla fácilmente.
Por lo señalado, la considero, además, excelente para
reducir al máximo: el tedio, ausentismo y las bajas calificaciones escolares en
general. También es relevante, como método para combatir el abandono de los
estudios. Menciono esto, porque con esta metodología se consigue un elevado nivel
de implicación, participación, creatividad, ingenio y diversión, como método de
aprendizaje, en casi cualquier materia, siempre y cuando, su aplicación esté bien
diseñada y sea realizada por maestros y profesores. Explico por qué creo firmemente
lo que acabo de señalar.
Una visión del proceso de aprendizaje
y, del desarrollo humano
Para conseguir hacer realidad la complejidad que implica lo
señalado en el subtítulo, y que sean comprensibles las razones por las que
defiendo la utilidad y relevancia de esta modalidad de aprendizaje, es
necesario retroceder a la niñez y, entender y aceptar, que todos los seres
humanos desde el momento en que nacemos hasta el día de hoy, ya adultos y/o
mayores, nunca hemos dejado de aprender, desarrollarnos, y evolucionar.
Todo nuestro proceso de crecimiento, desarrollo, maduración
sicológica, moral, etc., ocurre a lo largo de un continuo periodo de
aprendizaje, superación, educación, formación, y adiestramiento para la vida.
Eso, nos permite superar de forma eficaz, competente y positiva, los diferentes
“retos, desafíos”, que cada etapa,
edad, período, nos presenta, con el objetivo de que podamos seguir aprendiendo,
madurando, avanzando. Erik
Erikson las denominó “crisis del desarrollo”.
Aprender a comunicarse, hablar, amar, transmitir, jugar,
hacer amistades, relaciones, socializar… forma parte de las “tareas” que
tenemos que ir aprendiendo y superando. Son retos, lances, “crisis” que vencer.
Conforme vamos aprendiendo, vamos asimilando, incrementando al mismo tiempo,
las posibilidades de éxito y de alcanzar mayor eficacia. Todo ello, nos ayuda a
ir incorporando y manifestando, comportamientos cada vez más complejos que
ensayamos y confrontamos en el día a día. Cada vez de mayor diversidad y
novedad.
Al principio durante los años de niñez, se suele contar con
mucha ayuda y apoyo de otros y desde el momento que vamos alcanzando la madurez
sicológica, social, moral, dependemos mucho más de nuestros propios recursos,
capacidades y competencias. Desde el comienzo, nos ilustramos de personas de
ambos sexos de las que siempre se puede aprender, y quienes, con el tiempo,
resultan ser realmente “modelos de acción
y actuación” que imitamos, consciente y/o inconscientemente de manera frecuente:
Progenitores, familia, amigos, ídolos, estrellas del deporte, artistas y
otros.
Aprendemos siempre, contando con el apoyo, más o menos
directo, de quienes van por delante de nosotros.
Existen estudiosos, investigadores, escritores y literatura,
que explican amplia y profundamente lo que acabo de señalar de forma superficial.
Aquellos que deseáis mayor rigor y profundidad científica sobre el complejo y
amplio tema del “Desarrollo y aprendizaje
Humano”, podéis echar mano de esa literatura. Personalmente, y para
elaborar los contenidos del Blog, me conformo con lo que voy describiendo.
Mediante el recuento hecho hasta este momento, he pretendido
dejar claro que, desde que nacemos no paramos de aprender y de que, para ello,
sin duda, utilizamos y aplicamos varios
métodos de aprendizaje de los que no siempre “nos damos cuenta”. No solemos estar conscientes de ello, pero
aprender, exige tener algún método y/o estructura mental que lo facilite. Aprender
ha sido siempre, y especialmente en educación, evolución, desarrollo, y
perfeccionamiento, tema clave de discusión:
¿Cómo aprendemos?
¡Aprender a aprender!
Es algo tan complejo que tiene muchos enfoques y distintos planteamientos. Sería para mi ilusionante que, en nuestro
país, en vez de la utilizarse tanto, métodos cognoscitivos, muy limitados para
un buen aprendizaje como ya señalé, apenas 20%. Cambiemos ¡por fin! ¡ya!, a métodos vivenciales, activos e
integrales para el alumno. Al aprender haciendo lo aprendido llega al 60 / 65%.
Es incomparable.
¡Cambiemos ya, nuestro
anticuado sistema de enseñanza-aprendizaje!
Mis experiencias con el método
vivencial que descubrí muy tarde, ya con 30 años, cuando lo puse en
práctica, recuerdo claramente que percibí y sentí que se me revelaba un mundo
de aprendizajes completamente nuevo, amplio, comprensible y más claro, que se expandía
más y más, en cada oportunidad que lo utilizaba. Es por ello, por lo que lo
defiendo y por lo que considero de gran utilidad explicarlo y darlo a conocer
en detalle.
Para hacerlo, tengo forzosamente que echar mano de
conceptos, teorías, modelos y razonamientos que me ayudarán a demostrar su gran
valor.
Algo relevante acerca del desarrollo
de los seres humanos
Todos los seres humanos a lo largo y extenso de nuestras
vidas, desde que nacemos, funcionamos siempre, en tres áreas, ámbitos o
niveles de interacción con el
exterior y con nuestro interior. Estos niveles o ámbitos de funcionamiento, se
han identificado y estudiado en profundidad desde diferentes perspectivas,
visiones y espacios de acción. Son, según planteamientos de los estudiosos de
esos complejos y profundos temas:
a) El
área o ámbito cognitivo, cognoscitivo, intelectual, sabio,
docto, mental, subjetivo… del que la memoria y el recuerdo forman parte.
b) El
área o ámbito emocional, afectivo, cariñoso, apasionado, sensible,
emotivo, compasivo, solidario, donde radica la pasión y sentimientos.
c) El
área o ámbito conductual, activo, motor, vivaz, cinético, enérgico;
donde radica el movimiento, la acción, movilidad, motricidad.
Regidos
todos ellos por distintas localizaciones dentro de nuestro cerebro.
Todo tipo de conducta o comportamiento humano proviene de alguna
de esas tres áreas de acción e interacción humana. Puede así mismo, tener
origen en una de ellas e implicar y mostrar efectos en las tres. Ésta es quizás,
la razón principal de por qué me apasiona
el método de aprendizaje vivencial, basado en experiencias, prácticas y
experimentos.
Cuando cualquier persona hace algo activamente, de forma vivencial
y, esto es algo que nos sucede comúnmente como personas, como seres humanos,
estamos simultáneamente participando y actuando en los tres ámbitos señalados.
Por ejemplo, nada impide que algo conceptual, intelectual nos provoque algún
tipo de reacción sensible, afectiva, emocional, aunque se trate de algo correspondiente
al ámbito cognitivo y que además nos lleve a emprender alguna acción.
Lo mismo ocurre usualmente cuando participamos en un evento deportivo,
algo físico, activo. Si lo hicimos bien y ganamos o si perdemos, hay simultáneamente:
emociones, sentimientos, recuerdos y otros, que provienen de los ámbitos
intelectual y emocional, pero los tres, han estado facilitando que se diera el comportamiento
deseado. Y esto, es algo que “nos viene
ocurriendo de manera continuada desde que éramos infantes”.
En lo que acabo de señalar, es donde radica el hecho comprobado y
comprobable de, cómo con la metodología
vivencial, el proceso de aprendizaje es “integral”, completo, amplio, casi
ilimitado. Los tres ámbitos de interacción participan y el resultado,
debido a ello, es muy enriquecedor. Como clara consecuencia de ello, el
aprendizaje tiene siempre posibilidades de ser mucho mayor, más amplio,
profundo, estable, de lo que se puede conseguir con el método cognoscitivo, hoy
predominante aún, en los diversos niveles de educación en nuestro país. Seguimos
dando amplia prioridad a las clases teóricas, charlas, fundamentalmente
centradas en lo cognitivo, intelectual, memorístico, sea cual sea el contenido
de las asignaturas. Por esa razón el venidero subtitulo.
Tenemos que cambiar ya, nuestro sistema de
“Enseñanza-Aprendizaje”
Ya señalé que, considero
componente central de cualquier sistema educativo, la forma cómo
se lleva a cabo el proceso fundamental de, enseñanza- aprendizaje. Es
esencial que, del mismo, el alumno,
sea capaz de obtener, extraer la máxima ilustración y competencias. Percibo
sin embargo que nuestro sistema de enseñanza-aprendizaje tiene serias
deficiencias y carencias para poder lograrlo.
La mayoría de expertos y estudiosos del tema, coinciden en que está esencialmente
enfocado en el aprendizaje memorístico, intelectual, escuchando las excelentes
charlas y explicaciones dadas por los profesores, con frecuencia, doctos y
excelentes en cuanto al conocimiento y comunicación de los contenidos de las materias
que buscan enseñar.
No se ve tan claro si nos centramos en los aprendizajes, (60-65%, vs.
20%) en la verdadera asimilación de conocimiento, y en el desarrollo y
adquisición de competencias reales.
Ahí nuestro sistema fracasa rotundamente. Solamente se consigue un aprendizaje
superficial y poco enriquecedor. No está concebido ampliamente. Solo beneficia
realmente, a los muy estudiosos o aquellos que aprenden oyendo, escuchando. A
quienes les va bastante bien con el método conceptual.
Es por ello que afirmo que, el sistema de enseñanza-aprendizaje, en
nuestro país deja mucho que desear. Está basado y concebido de manera que dos
de las áreas o ámbitos de aprendizaje se desprecian e ignoran. Lo que aplicamos,
en general, es una metodología débil, pobre, que se centra en el profesor
como la parte activa del proceso de
aprendizaje, en lugar de serlo el alumno, el verdadero aprendiz.
Claro, ante esta realidad, las evaluaciones y aprendizaje resultan con
frecuencia, mediocres. El aprender no puede, solamente, descansar en lo
intelectual, en lo memorístico y en lo que el profesor sabe y es capaz de
transmitir en un porcentaje, a veces, bastante limitado.
En la metodología vivencial, el
rol del profesor es, primero como estimulador, al proponer cada actividad de
práctica simulada, y segundo, como facilitador de los aprendizajes y como
“agente” para lograr cambios en las personas, a través actividades de “aprender
haciendo, mediante vivencias propias”, que es lo esencial y también, en el
trabajo con pequeños grupos. Éstos, no se consiguen con la utilización
exclusiva del método cognitivo. Con la metodología vivencial sí, pero las
circunstancias son muy diferentes. Ahora estamos hablando de un rol del docente
como facilitador de aprendizajes, no solo responsable de elegir contenidos y
dictar clase.
La tercera fase del sistema vivencial, experimental es la de aprender. La metodología, está
totalmente enfocada en ayudar, después de haberlo vivido y experimentado, a
extraer aprendizajes valiosos que se pueden derivar de cada experimentación, de
cada aplicación práctica, donde el uso de ordenadores cada vez se ha venido
utilizando más. De no ser mediante los diferentes recursos de aprendizaje, no
se consigue este. Si se consigue, el porcentaje obtenido es mínimo. En todo
esto, el profesor juega también un papel clave, pero ahora aplicando técnicas y
herramientas que le provee esta enriquecedora forma de aprender. Profundizaré
en esto en el venidero post.
Por otra parte, para poder de forma eficaz aplicar esta metodología en
aula, es necesario formar pequeños grupos-equipos para realizar las diversas actividades
experimentales y, al culminar las mismas, estimular el análisis y aprendizajes
que surgen del equipo. El maestro o profesor, actúa aquí como “facilitador del proceso de aprendizaje” que
cada alumno adquirió, ayudando al mismo tiempo a cada equipo a extraer sus
propias lecciones y conclusiones y ampliar y profundizar en las mismas.
En el venidero post, y para culminar el tema, explicaré ampliamente esta
actividad de procesar ejercicios,
simulaciones y otros mediante los cuales el profesor consigue que cada
alumno aprenda un sinfín de cosas útiles para su futuro como persona y lo más
importante, que sepa aplicarlo a otras situaciones distintas. Este es el
verdadero aprendizaje.
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