Al final del anterior post señalé, que con el mismo ponía fin al tema del liderazgo. Tópico que valoro como fundamental en el éxito real de empresas y organizaciones, y que ha sido foco de las últimas siete entregas de este Blog. En ellas, me centré en señalar la vital importancia que, para el éxito, eficiencia y efectividad de cualquier organización, pública o privada, tienen las personas quienes las lideran.
Cito una vez más, lo señalado por diversos investigadores y especialistas, producto de sus estudios. A través de ellos, demuestran y resaltan la importancia de los líderes. Lo hacen, hasta el punto de señalar que, “una organización o empresa es tan buena, productiva, efectiva, y de calidad, como lo es el equipo que la dirige o lidera”. A día de hoy, no existe la menor duda ante esta afirmación probada.
El mundo de las organizaciones, y en especial, empresas, negocios, es realmente complejo debido a los numerosos componentes y variables que intervienen en su existencia y funcionamiento. Ámbitos en el que todas buscan ser competitivas, eficientes y eficaces, con objeto de alcanzar una buena rentabilidad como retorno al esfuerzo de todo tipo que realizan. Ya sea, prestando servicios que cuenten con elevada demanda, o mediante la creación y distribución de productos que innovan con el tiempo, buscando satisfacer expectativas y exigencias de los diferentes grupos de clientes, usuarios y mercados.
De tratarse de organizaciones públicas diversas, será objetivo principal, dar servicios que satisfagan las demandas y necesidades de los usuarios, y recibir a cambio, el reconocimiento de éstos como ente público de utilidad y calidad que beneficie realmente de forma transparente e igualitaria a sus usuarios. Algo que no siempre, como sabemos, es así.
Para esta nueva entrega del Blog, he decidido intentar explicar de manera comprensible algo que ya señalé como complejo. Con la idea de conseguirlo y facilitarlo, os mostraré un esquema gráfico que diseñé hace algún tiempo, con la intención de conseguir algo similar en una charla. A ese fin, diseñé un gráfico que denominé “Modelo de un Sistema Organizativo” buscando que me permitiera incluir, en una sola lámina, toda esa complejidad que he mencionado.
Lo concebí, con el fin de utilizarlo en procesos de consultoría de cambio, transformación y de desarrollo de la organización. El objetivo era, aplicarlo en proyectos de desarrollo, innovación, y mejoras de amplia hechura. Le di un enfoque macro, holístico, pensado para programas de cambio dilatado y profundo. Tanto para organizaciones muy grandes, como pequeñas y/o medianas, comprometidas con avances y mejoras significativas, reales.
He utilizado el modelo incontables veces, para facilitar a los participantes en diferentes tipos de intervenciones de consultoría y formación, la visualización de una organización cualquiera, sin importar su tamaño. Lo esencial era siempre, que se mostrara dispuesta a mejorar y cambiar amplia y profusamente.
Hoy, después de los graves efectos que está dejando la pandemia del Covid-19, la profunda crisis general de funcionamiento, de falta de una visión de futuro, de restricciones económico-financieras, de cambios de conducta y comportamiento de individuos, grupos, de impacto social, etc. Considero que empresas y organizaciones, necesitan más que nunca saber qué dirección tomar y cómo hacerlo mejor, y a eso voy.
Elaboración propia
Para explicarlo de manera ordenada y clara, tomo como base y guía el gráfico que se muestra.
I.- El entorno de las empresas
Como se puede observar en el gráfico, cualquier organización o empresa está conformada por todo aquello y más, de lo indicado dentro y fuera del "Gráfico". Todas se encuentran rodeadas por un espacio muy amplio, casi ilimitado que las circunda: su Entorno. El mismo, está conformado esencialmente, por los mercados y demás ámbitos en los que la empresa actúa: Sus clientes, los proveedores y un conjunto amplio de otros “sistemas de demanda” que hacen diversos tipos de exigencias, “demandas”, a todo tipo de organización, o empresa.
Un primer aspecto esencial es, tomar conciencia de que: “toda organización o empresa, sea de la índole que sea, está siempre inmersa dentro de un entorno, con el cual interactúa permanentemente, con la finalidad de cumplir con su misión o razón de ser”. Dicho entorno, para la mayor parte de las empresas grandes y medianas hoy día, es de gran tamaño y complejidad.
Incluye normalmente a otras empresas, a clientes y proveedores de países que se encuentran en diferentes continentes, lo que produce una situación mucho más compleja que en el pasado, cuando los mercados eran esencialmente locales, o nacionales.
Consideramos que esa diversidad, es un factor que justifica la necesidad, o al menos conveniencia, de que toda organización que quiera ser eficaz, cuente con una buena estrategia de empresa, que deberá conformar su “plan de futuro”. Un plan, que guíe y apoye su gestión, y donde los diferentes entornos y sistemas que le hacen demandas, sean contemplados con claridad, a fin de estar en capacidad, continuamente, de dar una respuesta eficaz, adaptada a cada país y cultura. Y más en concreto, a los diferentes grupos que conforman a sus clientes o usuarios, en los diferentes mercados.
Este tipo de plan, conocido usualmente como, estratégico, abarca siempre dos grandes ámbitos de la planificación, el externo, señalado como entorno, y “donde ocurre lo más importante para cualquier empresa u organización”. Y lógicamente, el ámbito interno, al que me referiré en detalle y para el cual incorporaré, además, otro modelo, un par de entregas más adelante. Una vez completado y explicado, lo esencial del presente.
El entorno, lo conforman: mercados, clientes, usuarios, competidores, proveedores, entes financieros, reguladores, cámaras, asociaciones, organismos del gobierno, sindicatos, centros de desarrollo de nuevas tecnologías e innovación, políticos, clima político y social del país, y todo lo relativo al ámbito económico, ecológico, sostenible, de responsabilidad social y varios otros, que es necesario tomar en cuenta a la hora de determinar la estrategia de futuro y estar en capacidad de realizar una actividad de planificación que permita dar claridad y transparencia al funcionamiento de la misma.
Para ello es necesario responder lo más preciso posible a la pregunta: ¿Cuáles serán las exigencias-demandas, que a futuro provendrán de los diferentes sistemas que las formulan constantemente, y que cada empresa debe satisfacer en la medida de su s capacidades?
Sí el plan de futuro se hace bien, la empresa estará en mejores condiciones de dar respuesta adecuada a cada demanda o requerimiento. Estos “Sistemas de Demanda”, así llamados porque ejercen diferentes tipos de demandas o exigencias continuas, a las que las empresas deben dar respuesta adecuada, para resultar eficaces, competitivas y exitosas. Las empresas a su vez, tienen dos posibilidades de hacerlo, ambas con un impacto y resultados distintos:
1) De manera reactiva: reaccionando a la presencia de la demanda a fin de satisfacerla. Lo que suele conducir a una forma peligrosa de “gestión por reacción”. Nada recomendable, ya que suele resultar costosa desde una perspectiva general, y por qué, además, casi nunca es garantía de calidad. Conlleva estar siempre corriendo “apagando fuegos”. Tal como le está ocurriendo a la gran mayoría de organizaciones que no supieron prever en sus países la crisis que se avecinaba por efecto de la pandemia del Covid-19.
2) De forma pro-activa: preparándose bien de antemano y siendo capaces, mediante un buen trabajo de planificación, de anticiparse a las posibles nuevas demandas y exigencias de acuerdo con las tendencias en el entorno, inclusive, el de otros países, y de los mercados específicos. Están así, preparadas para satisfacer y responder más rápida y adecuadamente, a las nuevas exigencias y carencias.
De haberlo hecho así, muchas empresas hoy en condiciones graves por efecto la crisis económica internacional provocada por el virus y las imprescindibles medidas de confinamiento estarían en mejor situación para afrontar más eficazmente la “Nueva Normalidad”. (Continúa en la próxima entrega).
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