Continúo
con la línea de la anterior entrega, acerca de la necesidad de que las
empresas adopten nuevas formas de gestión, dirección y liderazgo para
adecuarse a la realidad actual. La misma, demanda diferentes patrones de
actuación, de aquellos para los cuales fueron creadas las técnicas de dirección y management. Cito al
respecto ideas de Gary Hamel, quien da tres
poderosas razones por las que empresas y organizaciones tienen que cambiar sus
formas de actuación, enfoques, filosofía y prácticas de gestión:
1.- “El
impacto de las nuevas tecnologías en general y, en consecuencia, debido a la
disponibilidad de herramientas poderosas para coordinar mejor el esfuerzo
humano”.
2.- “La demanda creciente para que las empresas
se adapten y sean innovadoras, además de atractivas como lugar de trabajo”.
3.- “La influencia que existe hoy, de la primera
generación que creció utilizando la Web; cuyos miembros consideran que las
contribuciones sólo deberían juzgarse en función de méritos y no de cargos jerárquicos o de credenciales previas. Ellos impulsan lo que denomino, el poder del
pensamiento –thoughtocracy-”.
Con el fin de que sus
recomendaciones queden claras y se comprendan, agrega: “Los principios del modelo de gestión del siglo XXI ya son claros. Las
herramientas de la creatividad se distribuirán de manera amplia en las
organizaciones: a) Las ideas, competirán
en pie de igualdad. b) Las estrategias, se desarrollarán de abajo hacia arriba.
c) El poder será definido por la idoneidad y no por la posición jerárquica. d) Los
ejecutivos que aspiren a ser innovadores en la gestión, tendrán que reflexionar
sobre las prácticas convencionales que restringen su pensamiento, así como
sobre los hábitos y dogmas que nunca se animaron a cuestionar. Reinventar la
gestión, exige coraje para fijar objetivos aparentemente ambiciosos. La tarea de rediseñar las viejas prácticas
del management será más evolutiva que revolucionaria. Nadie toma a una
empresa grande y compleja y cambia todo de manera simultánea. Las empresas
deben ser intencional y creativamente experimentales a la hora de pensar en sus
sistemas y procesos de gestión, tal y como ya lo son, a la hora de pensar en
I+D, o en el desarrollo de nuevos productos”.
Comparto lo anterior con
base en experiencias personales, que en su mayoría se realizaron en como “procesos
de cambio evolutivo” con una
duración de entre dos y cinco años, por tratarse de empresas grandes. Ese
enfoque de largo plazo, nos permitió comprobar y afianzar los cambios e
innovaciones incorporadas, la principal de
ellas, en las formas de ejecutar la dirección y gestión.
Sigue Hamel: “Hace falta mucha disciplina y
trabajo para cambiar de un modelo de gestión a otro. No creo que muchas
compañías consideren obvio que es posible experimentar con la gestión… Es
necesario establecer límites muy claros en torno al tipo de riesgo que se desea
asumir, y luego, desafiar a las personas a probar las
nuevas ideas dentro de esos límites”.
Esta forma de actuación de doble vía, (trabajar realizando cambios en el
sistema, y hacerlo al mismo tiempo con las personas, es la clave). Es lo
que permite aprovechar y desarrollar el talento y competencias de las personas
con el fin de alcanzar el éxito en el proceso de cambio o de innovación. Termino la cita:”En
cualquier campo, llega un momento en el que no es posible resolver los
problemas aplicando los viejos principios. En la evolución del management hemos
llegado a ese punto. Si nos remontamos a los principios sobre los cuales se construyeron las empresas modernas: estandarización,
jerarquía, especialización, percibimos que no son malos, pero resultan
inadecuados hoy, para los desafíos que tenemos por delante”.
Además de lo
señalado con precisión y claridad por Hamel, existen otras razones personales que
deseo incorporar para justificar, por qué considero fundamental la
necesidad de innovar la gestión.
1ª.- Saber que
en nuestro país y Europa en general, estos temas, aunque conocidos, se aplican poco en la realidad y
funcionamiento de las empresas. Contribuir a concienciar directivos, gerentes,
líderes, y en general, a los niveles de mando para que se entusiasmen a mejorar
sus empresas, departamentos o unidades, es vital.
2ª.- La necesidad
de desarrollar empresas más productivas, eficaces y competitivas, requiere poner énfasis en las capacidades y competencias de los
dirigentes, y del personal. Son los únicos que pueden lograrlo. Anthony
Tasca, consultor de Silicon Valley, afirma: “Una organización cualquiera,
para producir bienes y servicios de calidad, necesita forzosamente contar con un equipo de dirección y una
gestión eficaz, de calidad; de lo contrario le será imposible producir
calidad”.
Cada vez más, especialistas,
empresarios y altos directivos manifiestan
su preocupación por la falta de líderes y directivos capaces de ayudar a las
empresas a enfrentar con éxito los retos que el proceso de globalización y los avances tecnológicos han desatado en el ámbito mundial, donde: diferenciación,
rapidez, calidad, talento, innovación, creatividad, productividad,
competitividad y rentabilidad, son cada vez más difíciles de alcanzar. Al
respecto Zenger y Folkman en 2002, demostraron estadísticamente, que apenas entre el 6 al 10% de los líderes
y directivos, dentro del ámbito mundial, están realmente en condiciones de superar ese reto de transformar y mantener, siendo competitivas, a sus
empresas. La gran pregunta es: ¿qué pasa
con el 90% restante? El libro “Innovar la Gestión”, trata ese tema.
3ª.- Relacionada
con nuestra experiencia en consultoría, por haber tenido oportunidad de realizar
intervenciones de consultoría y desarrollo muy amplias, tanto en el tiempo,
como por abarcar lo relativo a casi
todos los aspectos blandos de la gestión, además de algunos de los
considerados “duros”. Los excelentes resultados obtenidos me dan seguridad para
afirmar, que lo que se describe en el libro, de ser implantado de forma correcta, permitiría
alcanzar resultados cuantitativos y cualitativos nunca antes logrados por las
empresas que lo realicen. Es posible cambiar y mejorar de forma eficaz.
Requiere de un proceso lento y casi auto-dirigido de innovación en las formas
de hacer las cosas dentro de cada organización. Lo he denominado innovación
de la gestión de la empresa. El objetivo es contribuir a que sean más
eficaces y competitivas, contando con
los recursos que posee.
En entrevista
realizada al reconocido profesor, escritor Edward Lawler en 2006, afirmaba: “La mayoría de los modelos de diseño de la
organización y del cambio, tienen más de 100 años; nacieron cuando los
ambientes eran estables o predecibles. Como resultado hemos estado diseñando y
desarrollando organizaciones y procesos de cambio con la presunción implícita
de que las organizaciones serían predecibles, estables, y estarían en equilibrio”.
La realidad sin
embargo es, que el cambio externo es
continuo, por tanto, las empresas tienen que evolucionar al mismo tiempo, aunque en ellas se tenga una parte más
estable y otras cambiantes. Lo más adecuado es, anticiparse a los cambios del entorno, lo que les permite ser más
estables, al mismo tiempo que van evolucionando.
4ª.-
Relacionada con la actual crisis mundial.
Comenzó a vislumbrarse a mediados de 2007 como crisis financiera y se
transformó, en poco tiempo, en una crisis económica con alcance mundial,
y desde mediados de 2008, se ha desarrollado como una gran crisis sistémica
global que, como tal, impacta duramente todos los ámbitos de la vida con
muy graves consecuencias, tal como es fácil de comprobar hoy, seis años después.
Para las empresas es, por todo lo señalado, indispensable innovarse y no, desprenderse de buena
parte del conocimiento que radica en su personal. Es una estrategia errada, de
visión de corto plazo y de graves consecuencias en el medio y largo plazos.
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