Los cambios en las formas de dirigir, liderar (gestionar), han ocurrido
como consecuencia de la necesidad de las empresas de adecuarse, de forma eficaz,
a cambios rápidos y profundos en sus
entornos. Los mismos han sido, fundamentalmente, provocados por una necesidad imperiosa de
adecuarse a la evolución y cambio del entorno externo, más que por un deseo de
renovación e innovación que surge de la propia organización.
Estos cambios externos, las han forzado, en especial a partir de los
años 70, a incorporar enfoques con énfasis en una mayor democratización de los
sistemas de gestión y mando, que dieron origen a procesos de: liderazgo,
participación, y trabajo de equipo. Algo que continúa siendo un factor clave en
las empresas de vanguardia, hoy día. Una gran mayoría, se vieron obligadas a
democratizarse con la finalidad de aprovechar y facilitar cada vez mejor, el
potencial de su personal; despreciado o sub-utilizado en las organizaciones
tradicionales altamente jerarquizadas y con un fuerte componente de poder,
autoridad y centralismo.
Adentrémonos en algunos aspectos de esta evolución
para comprender mejor: ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Qué nuevos enfoques y modelos se han desarrollado?
hasta culminar, en la actualidad, con los de: Coaching, Líder Extraordinario e Inspirador y,
Liderazgo Positivo.
Aspectos
clave en la evolución de las organizaciones: Historia reciente
Alvin Toffler, escritor futurólogo, impactó el mundo en
general, y al de las empresas, en particular, a inicios de la década de los años
70, con su libro best seller: El
“Shock” del Futuro. La idea central
del mismo se refería, al fenómeno que cada vez se nos haría más perceptible: “la aceleración de la velocidad del cambio
que se avecina en el mundo en general, lo que va a provocar grandes transformaciones de cara al futuro”. Tal como realmente han ocurrido, y tal como viene sucediendo
continuamente, cada vez con mayor velocidad e impacto.
Con referencia a las
empresas y otras instituciones similares, indicaba: “los cambios tendrán gran impacto en aquellas que por falta de visión
de futuro no se hayan preparado para enfrentarse adecuadamente con esa inmensa
avalancha de cambios que podrá arrasar a más de una organización”. Hoy día, años después,
sabemos que eso le ocurrió a muchas que, poco a poco, por diversas razones de
inadecuación, han ido desapareciendo del mercado mundial en los últimos treinta
años. Todos conocemos varios de estos casos.
En su siguiente libro, “La
Tercera Ola” 1980, siempre dentro del campo del cambio y del
futuro, Toffler afirmaba: “el ser humano
ha pasado en su proceso de evolución histórica, desde hace miles de años hasta
la actualidad, por tres grandes etapas” denominadas por él “Olas
de cambio”. La primera, habría sido la “Ola de la actividad Agrícola”,
la más extensa, duró desde varios siglos a. de C., hasta mediados del siglo
XVIII. La segunda, la “Ola de la Era Industrial”, que se extendió aproximadamente hasta los
años 80 del siglo XX. Y la tercera, la “Ola de la Información y las
Comunicaciones”, en la cual nos encontramos desde aproximadamente,
mediados de los años 80, principios de los 90.
En su más reciente libro, “Revolutionary Wealth” 2006, Toffler plantea: “nuestra era actual será
siempre reconocida por haber sido la primera generación que aprendió a crear
riqueza fuera de la superficie de la Tierra debido a la actual dependencia
que tenemos de los satélites, donde cada vez que
utilizamos un cajero automático, encendemos la televisión,
nos comunicamos, o usamos Internet, nos conectamos a ellos. Los
satélites son sólo el primer paso. Un primer paso gigante en el espacio”.
En una entrevista publicada en “Gestión de Negocios”, Dic de 2006,
afirmaba: “El tiempo se está
desmasificando”, y explicaba: “durante
la era industrial, cuando la actividad primordial era el trabajo en fábricas y la producción en línea, tanto en las fábricas
como en las oficinas, se obligaba a que
las personas empezaran y terminaran su jornada de trabajo a la misma hora. Dicho de otro modo, se exigía sincronización, si un trabajador faltaba interrumpía el
trabajo de otros, lo que era costoso. El tiempo se había masificado. Todos
regresaban a casa y veían la televisión en las mismas franjas horarias”.
Lo que viene ocurriendo hoy, es lo opuesto, “ahora el
tiempo se está personalizando. Cada vez son más las personas que
trabajan desde sus casas, en hoteles y
aviones. Interrumpen el trabajo en cualquier momento, o siguen con él hasta
altas horas de la madrugada. El tiempo se ha desmasificado, individualizado, personalizado”.
He querido citar estos valiosos aportes de Toffler, porque considero que
explica de manera clara, cómo empresas, organizaciones y otros tipos de
instituciones han venido evolucionando, de manera forzada, según mi manera de
percibirlo, y deja pistas claras acerca de cómo el cambio, algo que es permanente, continuará,
obligándolas a seguir evolucionando, y a tener para ello,
que innovar, además de otras, sus prácticas de gestión.
En próximas entregas, me referiré a otros enfoques y modalidades de
cambio que se han venido sucediendo produciendo también, cambios forzados de gran impacto en las organizaciones
en general. De la capacidad de éstas para adecuarse e, idealmente pro-actuar,
dependerá el éxito y futura supervivencia de las mismas. En la situación de crisis y
recesión actual es más relevante que nunca innovar en general.
Ya he señalado qué:
Lo más importante y complejo para
cualquier tipo de empresa, sucede en su
ENTORNO.
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