Continúo en la línea del anterior post cuya finalidad era: Intentar
facilitar la comprensión de un tema difícil y complejo, relativo al nivel de Desarrollo
de la Personalidad de los individuos, y en consecuencia, del impacto que produce en el comportamiento
humano, según la madurez psicológica alcanzada.
Todo ello, enfocado en
los tipos de comportamientos que hemos podido observar en nuestros políticos en
relación con su incapacidad para llegar a acuerdos que facilitaran, a estas
alturas del año, contar con un gobierno de cambio. Al menos, con un gobierno,
no interesado en dar continuidad al “austericidio”
que tan negativamente ha afectado a la gran mayoría de ciudadanos del país.
El “Marco de Referencia”
que vengo utilizando para ello, es el
Modelo de Desarrollo del Yo, creado e impulsado al respecto por la psicóloga
e investigadora Jane Loevinger. Según el mismo, acorde con el nivel de
desarrollo alcanzado, las personas adultas se ven posibilitadas o no, para
llevar a cabo comportamientos esenciales que les permitirán, cuando el proceso de
madurez psicológica se ha realizado y evolucionado de manera natural, más o
menos fluida, alcanzar una vida plena, productiva, creativa, relativamente
independiente y fructífera, dentro de la sociedad.
Aclaro de una vez, que los
comportamientos relativos a la Etapa
Impulsiva I, descritos y explicados en el anterior Post, así como los
que describiré en el presente correspondientes a la Etapa II: Autodefensiva, son completamente normales para todos
los seres humanos en los primeros meses y años de vida; y estarán presentes en
nuestras formas de actuar y de comportarnos, a lo largo del proceso de desarrollo y superación, hasta irlos
superando y sustituyendo por otros nuevos, lo que nos permitirá en el tiempo,
llegar a ser adultos maduros útiles para la sociedad.
Me refiero al periodo que
va, más o menos, desde cero (0) hasta los ocho a diez años (8 a 10 años)
aproximadamente. De ahí en adelante deben haber sido superados al incorporar
otros comportamientos más maduros. El problema serio y grave ocurre, cuando
esos comportamientos continúan presentes en personas adultas.
II.- SEGUNDA
ETAPA: PERSONALIDAD AUTO-DEFENSIVA
Veamos los comportamientos normales,
usuales, que tipifican a los individuos que
están en esta Etapa, o que han intentado superarla y al no poder hacerlo, se
han quedado estancados con algunos de esos rasgos y conductas.
Quiero llamar la atención
del lector para que observe, cómo la mayoría de los mismos, son frecuentemente ejecutados,
realizados, por muchas personas que conocemos. En la situación presente, y por
el enfoque que doy a estos Post, deseo pediros que observéis y decidáis, si se perciben
en nuestros políticos. De ahí se derivaría, según mi criterio, nuestra realidad actual.
- · Hay reconocimiento de las normas, pero se las usa para su propio beneficio y satisfacción, o la del Partido: “lo que me conviene es bueno y lo que no, es malo”. (Impunidad).
- · Malo, es igual a ser descubierto. No existen aún sentimientos de culpa como sanción. No posee capacidad de auto-crítica y no existe la vergüenza. (Esto aporta cierta forma de "patente de corso" y abre las puertas a la corrupción).
- · Tienden a ser oportunistas, vivos, mentirosos e irresponsables. (Sobran los casos)
- · Son personas interesadas en: cómo ejercer control, dominar y aprovecharse de los demás en sus relaciones con otros.
- · Una fuerte necesidad de poder personal es su principal elemento motivador.
- · Suelen ser desconfiados, inseguros, sinvergüenzas. (Lo vemos continuamente)
- · Las personas con esta madurez psicológica ven el trabajo como algo molesto, desagradable. Lo evitarán siempre que puedan.
- · Sus relaciones con otros son de “gana-pierde”. No suelen ser capaces de concebir el que los dos puedan ganar, y menos aún, la colaboración y cooperación.
- · Vivir es: vida fácil, con mucho dinero y cosas bonitas. (A enriquecerse como sea).
Los individuos adultos que poseen varias de las características citadas formando parte de su
comportamiento habitual, son personas con grandes carencias y deficiencias. Veamos
a algunos de nuestros políticos. Contemplamos políticos que por sus acciones muestran en muchas de sus actuaciones estas características, y se comportan con base en ellas. Varias, nos permiten comprender el por qué la
lucha de algunos por el poder, la falta de colaboración con otros y, por qué el
trabajo conjunto, colaborativo en pro del país, es tan difícil de alcanzar.
Se trata de individuos a los que alcanzar y mantener
acuerdos no les resulta fácil. Recordemos que sus relaciones son de Gane-Pierde, lo que en la realidad
suele llevar a un Pierde-Pierde. Entran a competir y las partes implicadas,
salen perdiendo. Son necesarios comportamientos más maduros para confiar en los
demás y poder colaborar en un compromiso común de país.
Aunque en esta Etapa II, se
observa algo más de madurez que en la
primera, sigue siendo una personalidad
inmadura y altamente conflictiva. Una dificultad que podría presentarse al
trabajar con personas de esta madurez
es, que: aprovechan las reglas y normas
para sacar beneficio propio de ellas, aunque sea con el menoscabo de otros.
Esta posibilidad en manos de políticos con estas características da origen a
hechos muy dolorosos.
Se trata de personas que
aunque cometan una fechoría, algún delito, pequeño o grande, como no tienen capacidad
de autocrítica, no les produce malestar. Si además consigue que no le descubran,
se siente estupendo, porque “lo han hecho
tan bien y han sido tan inteligentes, que no les han descubierto”.
Son adultos oportunistas, que intentan obtener un beneficio individual,
egoísta, de las situaciones. Son además, mentirosos e irresponsables (Todos los días continúan mintiéndonos).
Su motivación predominante es la búsqueda de poder. Dominar y controlar a
otros, al sistema.
Al leer las características
citadas revivo comportamientos y acciones, especialmente de políticos, “que parecen descritos al pie de la letra”.
Tampoco se libran algunos banqueros, empresarios, y otros, cuyos
comportamientos no pueden ser más autodefensivos y oportunistas. (El caso de las preferentes es muy claro).
Pedir a personas con esta
madurez que colaboren, que trabajen en equipo, es casi imposible de lograr, no
podrían hacerlo aunque quisieran. Por su baja madurez, suelen ser personas
psicológicamente inseguras, de ahí su fuerte motivación hacia el poder
personal. Es la “coraza” necesaria
para cubrir y disimular, creen ellos, su inseguridad e inmadurez.
Esa inseguridad los lleva a
ser desconfiados con los demás, de ahí que en sus relaciones con otros traten
siempre de sacar provecho personal y abusar de su poder sobre otros, siempre que
puedan.
Ven el trabajo como algo
molesto, desagradable, por ello, no se puede esperar que sean, o lleguen a ser
buenos trabajadores. Y menos aún, buenos empresarios o directivos, serán
mediocres. Y mucho menos, buenos políticos. Observemos lo que está ocurriendo y
a cuantos hemos visto y vemos a diario actuando de manera oportunista.
Al describir y comentar en la siguiente
entrega a la Personalidad III, Conformista, nos percataremos con mayor claridad
de ¿por qué estamos como estamos en el país?
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