III ETAPA: PERSONALIDAD
CONFORMISTA
En
un país como el nuestro, donde gobernantes, políticos y otros dirigentes, manifiestan
y aplican con demasiada frecuencia comportamientos descritos en las
personalidades de baja madurez psicológica – I (Impulsiva), II (Autodefensiva-oportunista), III (Conformista) -, los resultados serán: Manipulación, corrupción, mentiras,
oportunismo, irrespeto de leyes, reglas y normas, abusos de poder, desigualdad
y otros por el estilo. En resumen, un gran engaño.
Finalicé la entrega anterior señalando: “Al describir
y comentar la Personalidad III,
Conformista, nos percataremos con claridad de ¿por qué estamos como estamos
en el país?” Nos daremos cuenta de que, aunque efectivamente, en general los
políticos que nos gobiernan tengan un nivel de madurez más elevado, gran
cantidad de sus decisiones, acciones y comportamientos se corresponden con los
de personas de baja madurez. Razón por la que resultan tan perjudiciales y
dañinos para el país, y desde luego, para los ciudadanos.
Esta conclusión es terrible
y no permite prever un cambio ni mejora a futuro, al menos en el corto y medio plazo,
lo que conlleva consecuencias dolorosas. Intento hacer comprender al lector, que aún los
comportamientos que determinan y caracterizan a la personalidad Conformista se
pueden considerar, entre baja y media madurez.
Conocer las características de esta personalidad, permitirá comprobar que quienes dirigen: Gobierno,
banca, empresas y otros gestores, actúan frecuentemente manifestando y
desplegando comportamientos oportunistas y autodefensivos, abusando del poder
que les otorga el cargo que ostentan. La Etapa III se caracteriza por:
- Las normas son parcialmente asimiladas, se cumplen solamente porque son reglas que se deben respetar y cumplir. Aparece la vergüenza. (Por eso se respetan, algo que no siempre ocurre en el país).
- Confianza interna y recíproca sólo entre miembros del grupo al cual se pertenece. Rechazo de otros grupos. Pertenecer es clave. (A un Partido político, club, asociación).
- Se aceptan las normas del grupo sin cuestionarlas. (Algo con consecuencias graves).
- Su código moral tiene que ver más con las reglas, que con las consecuencias que se deriven de sus actos. (Gravísimas consecuencias se han derivado de esto en la historia).
- Se ve a sí mismo y a los demás en referencia a las reglas y normas sociales aprobadas y usuales. Ansiedad por "qué dirán de mi si…”, etc.
- Valora y se preocupa por cosas materiales, estatus, reputación, apariencia, moda.
- Juzga a los demás con base en las apariencias y conductas superficiales.
- Usa frecuentemente prejuicios, estereotipos, generalizaciones.
- Poseen una personalidad agradable y una simpatía superficial.
- Hay búsqueda intensa de aceptación social, lo que los hace sentirse seguros.
- Hay negación de sentimientos reales auténticos. No los expresan por miedo a las consecuencias. (Que se rompa el grupo y sentirse desamparados).
- Evitan conflictos y situaciones agresivas. (Con objeto de mantenerse en el grupo).
- Son pacíficos y no rompen la armonía del grupo. Siempre están dispuestos a cooperar y a trabajar en equipo. (Son excelentes para trabajar en equipo. Se ve claramente la gran diferencia con las personalidades I y II)
- Son personas que aún carecen de capacidad de introspección.
Entender los comportamientos y características de personas
con personalidad Conformista,
facilita comprobar que se trata de individuos y colectivos algo más éticos y
maduros que los anteriores. Opino, que la mayoría de empleados de cualquier
organización o empresa, sin distinción de nivel jerárquico están, usualmente,
en esta etapa; al menos, dada la mayoría de los comportamientos que
manifiestan. La propia cultura del país, de cualquier país, y de las
organizaciones, en general, nos condiciona para adaptarnos y funcionar convenientemente,
para facilitar la convivencia. Predomina así un comportamiento de tipo
conformista.
Pros y contras de individuos con
Personalidad Conformista.
El cambio de comportamiento que ocurre entre
individuos de personalidad I, II y de la III, es inmenso: Nos encontramos ahora, con
personas para quienes las normas, políticas, reglas, leyes, etc. contienen un significado,
tienen valor, se aceptan. Se incorporan a las conductas habituales. Se cumplen,
acatan y respetan. Esto representa un cambio muy positivo y de gran impacto para
la vida y cultura política de país. La sociedad es, en general, Conformista.
Aparece la vergüenza y cierta capacidad de
introspección. Tenemos así, una persona que respeta normas, reglas,
políticas, etc. y que no se atreve a
realizar acciones que la puedan llevar a sentir vergüenza, malestar, a ser
rechazada por algo deshonesto, o no adecuado. ¡Puff! Qué gran cambio. Por ello afirmo que: “los comportamientos de muchos dirigentes
actuales, en casi todos los ámbitos, se corresponden con los de personas de
baja madurez”.
Desde el punto de vista de organizaciones
políticas y de empresas, nos encontramos ahora con personas dispuestas a trabajar en
equipo, a colaborar y que funcionan bien dentro de grupos
pequeños. Que buscan “caer bien”
con objeto de ser aceptados. Por ello, evitan situaciones agresivas o
de conflicto interno. Intentan que el grupo funcione bien y sea
armónico. De romperse, se quedarían muy solos y eso los aterra debido, a que su
elemento fundamental de motivación es “pertenecer”,” ser parte de”. “Necesidad
social”. Siempre están haciendo esfuerzos con el fin de que los grupos
se mantengan en armonía
El problema más grave de personas
con personalidad Conformista es, el que se refiere a que, “su código de moral tiene
más que ver con las reglas que, propiamente, con las consecuencias de los
actos”. Este aspecto es sumamente delicado y ha sido
utilizado y manipulado con frecuencia en el transcurso de la historia cuando
grupos de personas con este nivel, han sido usados por “dirigentes maléficos” o “ciertas
ideologías”, ”como masa”, “como
rebaño” para llevar a cabo fines no justificables e inclusive, realmente aberrantes.
Opino que buena parte de los
comportamientos dentro de Europa, relacionados con los Refugiados, van en esta dirección.
Como grupos funcionan casi como un rebaño, y quien o quienes los
dirigen pueden inducirlos a cometer, como ha ocurrido a lo largo de la
historia, delitos muy diversos y hasta a matar, “para
salvar y resguardar el grupo y sus creencias”. Aún hoy sucede en algunas
culturas.
Es sin duda, el tipo de
personalidad más adecuada para acatar la “disciplina de partido sin rechistar”,
lo que con frecuencia los lleva a justificar lo injustificable, tal y como se
ha hecho con “el Austericidio” y muchas
otras acciones en años recientes en Europa.
Pueden además, llegar a ser bastante “fundamentalistas”
dentro del ámbito de las ideologías y las religiones que profesan. Las que sean. Unas lo hacen
ahora, otras lo han hecho en el pasado. Desgraciadamente existen innumerables
pruebas a lo largo de la historia y especialmente en Europa. Ya más en la
actualidad, continúan existiendo ejemplos vivos de ello en varios países, donde
por factores de ideología aún hay graves conflíctos y guerras.
Viéndolo más de cerca, en nuestro
país, el comportamiento de senadores y diputados aplaudiendo las dañinas y dolorosas
medidas impuestas a los ciudadanos “para
mejorar la economía y funcionamiento del país ( la banca)”; aunque los resultados
vienen demostrando lo contrario. Eso si ”a
los intocables ni con el pétalo de una rosa”. Solo se “jode”, tal como lo
afirmo una diputada en el Parlamento
hace unos meses, a los más desamparados, a la clase trabajadora, funcionarios,
pensionistas, estudiantes, etc. A las
élites se las teme.
Otro de los inconvenientes,
al no tratarse de individuos con suficiente madurez es, que carecen
de verdadera capacidad de introspección. Por ello, todo en su mundo, en
sus relaciones, en sus gustos, es superficial. Van con la moda,
juzgan a los demás por las apariencias y utiliza prejuicios, generalizaciones y estereotipos. Suele haber un fuerte rechazo de los otros
grupos. Esto se observa con gran claridad en nuestra vida política, aun cuando,
lo que el país necesita en los actuales momentos, es todo lo contrario.
Desde un ángulo más
positivo, la persona Conformista, tiene
todas las características para ser “el empleado o trabajador ideal, modelo”, y
para “ser
buen ciudadano”: Obediente, respetuoso, colaborador, honesto, trabajador,
agradable, simpático, le gusta que le digan qué hacer y cómo hacerlo, ser
dirigido. Y es, en general, obediente y bastante sumiso.
Más de un mando, o
directivo, se mostrará encantado de contar en sus grupos de trabajo con
individuos conformistas. Cuando por razones diversas del día a día, se siente
mal con su jefe o con la empresa, o grupo, generalmente por respeto, y más por
temor a una situación incontrolada por su parte, no se queja, acepta de manera
sumisa. Es de las personas que muchos jefes desean porque no los retan y porque
“no hacen olas”, todo con ellos es armonía y calma, lo que los convierte en muy
deseados.
Esta es posiblemente la
característica más positiva para cualquier organización. Pero eso hay que
dirigirlo, ya que difícilmente se conseguirá que tome la iniciativa y que actúe
con cierta independencia. Hay que dirigirlos.
Una advertencia que deseo
hacer es, que desde mi punto de vista, ningún
país, empresa, ni organización será suficientemente eficaz, innovadora y
competitiva, si predomina en todos los niveles, incluyendo los de dirección,
individuos con esta madurez o menor. Y según mis conocimientos y
experiencias este, es un componente excesivamente arraigado en nuestro país. Obviamente
existen importantes excepciones. Pero son eso, excepciones, no es lo usual, que
es lo que necesitamos conseguir si de verdad queremos ser un país mejor.
En el próximo post, al fin: LA SOLUCIÓN.
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