En el anterior post expliqué en detalle, manifestaciones que son parte de los síntomas, que considero conforman el “síndrome de inmadurez psicológica de los políticos”. Aplicable, además, a muchos otros ámbitos de funcionamiento de la sociedad.
Está conformado, por una serie de rasgos, comportamientos y actuaciones, acordes con el “Modelo de Desarrollo de la Personalidad Humana”, concebido y descrito por la investigadora Jane Loevinger.
Utilizo su modelo de desarrollo del Yo, para dar validez científica al que he denominado y descrito como “síndrome de inmadurez psicológica”. Lo que describí en el citado post, corresponde a los rasgos, actuaciones, conductas, acciones y otras, manifestados por individuos que dejan ver claramente que se trata de personas de baja madurez, a las que habitualmente se las clasifica como: Psicológicamente inmaduras.
Esas personas, con el paso del tiempo podrán ir evolucionando y superando las diversas “crisis y dilemas” que todo ser humano tiene que culminar y resolver para alcanzar un buen nivel de desarrollo, una buena madurez y consciencia de la realidad. Esto, basado en estudios y planteamientos de Sullivan y otros estudiosos del desarrollo humano.
Si las personas no son capaces de resolverlos y de superar adecuadamente las crisis, nunca estarán en condiciones de alcanzar un elevado nivel de madurez psicológica. La madurez se caracteriza por poder ejecutar y llevar a cabo, comportamientos y acciones que describiré en el presente post, como: Rasgos, comportamientos, actuaciones y prácticas de personas que alcanzan una madurez satisfactoria, buena. Siempre manteniéndome dentro del ámbito al que los estudiosos del tema mencionan como un desarrollo bueno, fluido, adecuado, de la madurez y personalidad humana.
Para alcanzar niveles de madurez superior, que sobresalen de lo usual, promedio, hay que ir mucho más allá. Alcanzar esos niveles superiores requiere de mucho más esfuerzo, de un trabajo de desarrollo y crecimiento muy bien llevado, fluido, bien realizado y respaldado durante todo el proceso. Es muy necesario, indispensable, contar con el apoyo y facilitación de una serie de componentes externos, que resultan ser claves para cada individuo. Etapas: Individualista, Autónoma, Integrada.
Los comportamientos ya descritos que conforman el síndrome al que me he venido refiriendo, citados en el anterior post, describen las actuaciones de políticos, dirigentes y otros, que aparentemente no toman en cuenta para nada, lo dañinas y perjudiciales que resultan para la realidad actual del país.
Al mismo tiempo, permiten que los diversos miembros de los partidos políticos lleguen a acuerdos que no tienen realmente intención de respetar, provocando un clima y ambiente de crispación, hostilidad, confusión, hastío y zozobra, muy dañino; tal y como lo son las continuas protestas violentas. Todo ello, lleva a la política en general, a cometer graves errores y realizar actos insólitos que resultan con cierta frecuencia vergonzosos ante la mirada atónita de los ciudadanos y de la misma Comunidad Europea: Ejemplo “el circo en el que han convertido al Parlamento”.
Insisto en esto, porque me parece absurdo lo que están haciendo buena parte de los “servidores del pueblo”, tal como algunos se identifican, sin valorar para nada, al menos así parece, las terribles consecuencias para el país… y peor, para la ciudadanía. Que es además quien les votó y eligió, con el objetivo de que tuvieran posibilidades de optar a gobernarnos bien, de manera coherente, sin tanta mentira, zancadillas, trampas y luchas ruines por el poder. Demasiado poder personalizado (David. McClelland).
Verdaderamente resulta insólito, máxime, cuando nos detenemos a evaluar el impacto de esos comportamientos y de cómo contribuyen al descontrol de la pandemia de coronavirus-19. El problema presente es, que no hay forma de que algunos colaboren y arrimen el hombro. Solo ponen piedras en el camino. Todo es politiquería barata, baja, mala.
Cada día el covid-19 nos golpea más duro como país, pero ni por eso están dispuestos, de una vez por todas a ceder en algo, a comportarse de forma madura, ponerse de acuerdo y colaborar por el bien del país. Por el lado de la oposición todo son trabas, mentiras, envidias y resistencias. Nada de apoyo y cooperación. ¡Inaudito! Pero así, están comportándose muchos políticos. Lamentable.
Tratamiento y cura para el Síndrome
Como todo mal o toda enfermedad, el “Síndrome de Inmadurez Psicológica” se puede tratar y curar. De hecho, existe una buena parte de la población y algunos políticos también, que no lo padecen. Han logrado superarlo satisfactoriamente, durante su proceso de evolución y maduración hacia convertirse en personas, al superar las crisis y dilemas de su desarrollo.
Como podrán imaginar, el tratamiento no es sencillo, pero sí factible. Se necesita ejecutar algunas acciones indispensables que, dentro del clima actual de oposición, crispación, indecencia y obstrucción, es fácil prever que no existe la mínima disposición y que generarán gran resistencia. Otro signo más de inmadurez es el producido por el desconocimiento, la inseguridad y la ansiedad ante el caos actual. El tratamiento con frecuencia requiere de ayuda terapéutica, la cual deberá ser provista por: psicólogos, psiquiatras y otros especialistas en problemas de desarrollo y madurez.
Las acciones esenciales a llevarse a cabo tienen que ver con: conseguir un clima sano, saludable, adecuadamente estimulante, y pasa por recibir educación, educación, más educación, en todas sus fases, ilustración, formación, cultura y algunas otras. Todas ellas, orientadas a conseguir cambios, desarrollar ciertas fortalezas personales, y varias otras mejoras factibles.
Mi insistencia en educación es, con el fin de intentar mostrar qué, el incremento de la madurez de las personas emana de recibir educación en el sentido más amplio, y de una cultura de país más propicia, sustentada en: Valores positivos, costumbres, creencias, refuerzos, hábitos que se aprenden y adquieren en el hogar y en la escuela, y también, mediante el desarrollo de habilidades, destrezas, conocimientos, herramientas, más empatía, afecto, confianza, y otros.
Educación también, para ilustrarse, aprender, conocer, formarse, capacitarse, interactuar con otros, civismo, cortesía, sabiduría. Por aquí es por donde tienen que ir los esfuerzos que nos llevarán, tal como veremos a continuación, a realizar, ejecutar comportamientos y acciones, que son las que nos pueden conducir a alcanzar una buena madurez, a ser personas más conscientes y claras del aquí y ahora. También, a darnos cuenta de que o maduramos, o permaneceremos la vida siendo inmaduros.
Tratamiento: Acciones, capacidades, comportamientos a desarrollarse que muestran cómo y que se requiere para superar el “síndrome de inmadurez psicológica”.
Lo que describo a continuación son los comportamientos, acciones, actuaciones, que solo ciertas personas que han alcanzado y realizado un buen proceso y un buen nivel de desarrollo, están en capacidad de llevar a cabo, de ejecutar. Como ya señalé, es factible que alcanzar ese desarrollo humano, requiera en algunos casos, de ayuda terapéutica, aunque si las demás condiciones se presentan favorables, no será necesario.
Las personas maduras:
- Muestran inicios de capacidad de introspección. De darse cuenta de su vida interior.
- Desarrollan poco a poco, una moral y valores personales propios, no del grupo.
- Ven y aceptan múltiples alternativas ante una situación.
- Empiezan a ser claros en sus deseos para sí mismos. Inicio de búsqueda de autonomía.
- Pueden salirse a veces de las normas sociales aceptadas. Buscan ir por su cuenta.
- Sus emociones y sentimientos siguen siendo poco claros, vagos y banales.
- Muestran diferencias entre "yo", y "los demás".
- Tienden a criticar a otros en relación con sus estándares y valores personales.
- Poseen una moral y ética interior que prevalece ante la establecida por otros. Moral propia.
- Están esencialmente motivadas por el éxito, altos estándares, necesidad de logro y superación.
- Poseen una visión enfocada en largo plazo.
- Toman responsabilidad por otros, por sí mismos y ante la sociedad.
- Tienen sentimientos de culpa como sanción personal.
- Tienen conciencia de propios sentimientos y de la necesidad de compartirlos.
- Son capaces de imaginar algo, sentirlo y vivirlo, sin que haya sucedido.
- Buscan las causas, analizan, interpretan, deciden según los hallazgos.
- Reflexionan sobre uno mismo y el porqué. Predomina la auto-reflexión.
- Dividen la realidad en sus partes y categorías. Son conscientes de la causalidad de las cosas.
- Establecen por primera vez relaciones interpersonales intensas, profundas.
- Aprecian, valoran y aceptan las opiniones y los puntos de vista de otros.
- Se dan cuenta de las diferencias entre individuos.
- Sienten que poseen control sobre su propio destino. Que es su responsabilidad, no azar.
- Tienen aún la tendencia a ser auto-críticos.
- Sienten la necesidad de involucrarse, implicarse, comprometerse.
Estas descripciones corresponden a las dos personalidades maduras más básicas (Darse Cuenta y Consciente). Destaco, que desde mi punto de vista y por primera vez, dentro del modelo de desarrollo de Loevinger, estamos ante la descripción de los rasgos, conductas, actuaciones y comportamientos habituales en personas que poseen los requisitos para ser llegar a ser excelentes como: personas, como líderes, gerentes, como políticos, como profesionales en cualquier profesión.
Los comportamientos arriba señalados, son habituales en individuos con este tipo de personalidad madura. Lo he podido comprobar, al trabajar con un grupo grande y relevante de organizaciones y diferentes empresas. Las diferencias, los resultados, los comportamientos, decisiones, el ambiente que se establecía, era realmente distinto, superior.
Quiero destacar además que, cuando analicé en detalle los comportamientos y características arriba descritos y los relacioné y comparé con los citados por Zenger y Folkman, como “competencias diferenciadoras de líderes extraordinarios”, y “competencias de individuos con desempeños extraordinarios”, pude comprobar que existe una gran correspondencia. Esta información está basada en los estudios realizados y publicados por J. Zenger, J. Folkman, R. Sherwin y B. Steel, en su libro “How to be exceptional”, de finales de 2012. Editorial McGraw Hill.
Encontré que como mínimo diez de las dieciséis características diferenciadoras de grandes líderes, y/o personas excelentes, coinciden totalmente con las descripciones de la personalidad Consciente. Este hecho, es una prueba científica más, acerca de lo que vengo afirmando sobre la inmadurez psicológica de nuestros dirigentes y su amplio significado e impacto de consecuencias negativas. De “no líderes”, sí de dirigentes malos. No me atrevo siquiera a llamarlos líderes, tal como los catalogan miles de personas, no especialistas en liderazgo. Eso se trata de otra cosa muy distinta.
No poseen y no se comportan como buenos líderes y menos, como líderes extraordinarios. Se comportan, como demostré en el anterior post, como personas inmaduras, egoístas, inseguras, de visión corta, y acordes con el “Síndrome de Inmadurez Psicológica”.
Así hemos venido por años, y lo peor es, que estaremos bastantes años más hasta que se decida y sea posible hacer algo muy distinto. Suerte…
http://innovarlagestion.blogspot.com/
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