ESTAMOS EN LAS MANOS DE DIRIGENTES, ¡MAL NEGOCIO!
Por encontrarnos en manos de dirigentes y no de verdaderos líderes, es por lo que permanecemos como estamos
En la entrega anterior del Blog mencioné algunos aspectos que resultan ser clave para estar en capacidad de realizar cambios y mejoras que el país y los ciudadanos, necesitamos. Entre otros señalé que: “Cuando se actúa como dirigente, director o mando, se necesita tener mentalidad, capacidad y disposición para dirigir, mandar, ordenar, imponer, etc. Comportamientos, acciones y actuaciones, que abundan en el país, y que difieren mucho, de cuando son realizadas por buenos líderes. Considero que esta posible mejoría viene a ser lo que el país necesita urgentemente.
Las diferencias que se observan entre unos y otros, en cuanto a estilos de actuación. Tal como precisé en esa entrega, en lo que se refiere a formas y maneras de hacerlo, es un elemento clave para la obtención de resultados. 1. En cuanto a los resultados que se consiguen. 2. En lo relativo a cómo son obtenidos. En ambos casos, son completamente distintos. También lo es la atmósfera o clima en que se realizan y su permanencia.
Investigaciones, estudios e innumerables experiencias demuestran que, en el corto plazo, que suele ser como lo visualizan los políticos y otros dirigentes, el estilo de dirigir, es relativamente eficaz para obtener resultados. Eso sí, siempre y cuando las personas que deberán ejecutar las ordenes, ostenten un desarrollo de su yo relativamente bajo, inmaduro. Un nivel correspondiente al III-Conformista o más bajo. En esos casos, los seguidores, empleados, ya están acostumbrados. Actúan esencialmente con temor, recelo, inseguridad. Siempre esperando órdenes e instrucciones, y mayor estructura, para sentirse seguros.
Es estos ambientes es común la amenaza de “si tu no lo haces hay miles más esperando por tu puesto de trabajo”. Esa amenaza de pérdida del trabajo y, en consecuencia, de la remuneración correspondiente, aunque sea baja como es usual, son elementos que provocan y conducen a que dirigir sea un estilo eficaz y exitoso.
Insisto, siempre en el corto plazo y ante ciertas circunstancias presentes hoy día, debido a la situación general del país. Agravada por el desastre económico, quiebras y desempleo, provocado por las medidas para controlar la terrible pandemia del Covid-19.
Todos los estudios e investigaciones que se nombran por cientos, muestran que, en el medio y más, en el largo plazo, este estilo es inadecuado debido a que descansa, esencialmente, en el uso de poder personalizado y en la autoridad asociada al cargo. Rasgo, característica y conducta, usual y frecuente cuando se posee baja madurez psicológica.
En estas condiciones y ante esta compleja realidad actual, vamos muy mal en cuanto a la efectiva toma de las decisiones necesarias, las soluciones que el país realmente requiere, y a su eficaz implantación. Por eso afirmo que se necesitan verdaderos líderes.
Los comportamientos de los que dirigen, requieren por parte de los seguidores de: capacidad de sumisión, resiliencia, obediencia, paciencia, vasallaje y otros. Todos hábitos de acatamiento, por tanto, inmaduros.
Lo señalado, me permite catalogar esas pautas de conducta formando parte del que he denominado, “Síndrome de inmadurez psicológica”. Que veo abunda en el país. Y de manera destacada, en las acciones y actuaciones cotidianas de políticos, de otros dirigentes. Como ejemplo los “vivos que se vienen colando en las listas de vacunación”, y lamentablemente, de muchos más.
Si se me pregunta diré que, por ello, preveo un peliagudo futuro para el país. Demasiada gente con mucho poder, y muchos otros buscándolo como sea, comportándose y tomando decisiones que nos afectan a todos, pero desde una perspectiva cutre y alejada de las necesidades reales momentáneas y más, de las de futuro.
Desde mi punto de vista lo peor es, en base a lo que antecede que, en el país contamos, además, con una oposición que se comporta de manera pueril, vengativa, inmadura. En general tratan siempre de que las acciones y actuaciones útiles del gobierno no se puedan llevar a feliz término, al no contarse, a veces, con el suficiente apoyo parlamentario.
Egoísmo, inmadurez, falta de moralidad y un sin número de conductas individuales y colectivas que no ayudan a los esfuerzos que se intenta llevar a cabo para superar las necesidades primordiales del país. Lo señalado nos obliga a un clima y a una realidad de “sálvese quien pueda”. De ahí tanto reclamo y protesta de muchos sectores gravemente afectados. Aclaro como siempre, que estoy consciente de que hay notables, pero pocas, excepciones.
Al actuar como meros dirigentes, como mandos, cabecillas, estilos que abundan y predominan, el pronóstico de futuro resulta confuso y oscuro. Con frecuencia esgrimen como justificación “yo no fui, fueron otros”, “son hechos del pasado”, “ahora, los nuevos, somos decentes, éticos”. Es posible, que sea así, pero sus comportamientos, en cualquier caso, no son constructivos, no son de apoyo y cooperación para sacar adelante al país.
Conseguir el poder, la politiquería y hasta diría que, la brutalidad e inconsciencia del daño a la ciudadanía y al país, aparentemente no cuenta, o cuenta muy poco. Claro, no somos el único país donde lo que manda, son las ideologías. Pero mal de muchos, ya todos sabemos: “consuelo de tontos”.
Nada que ver con el comportamiento que se deriva de los verdaderos líderes y de las personas psicológicamente maduras, que poseen una moral adecuada, desarrollada, que lleva a no hacer muchas cosas que resultan criticables e inapropiadas en personas que gobiernan en diversos ámbitos del país.
De ahí mi continua reiteración de que para ser líderes/o dirigentes honestos, es indispensable haber alcanzado y haberse mantenido en el tiempo, dentro de la etapa consciente. Es casi lo único que puedo señalar, que nos puede garantizar contar con los individuos, masa crítica, y con los líderes que el país requiere.
http://innovarlagestion.blogspot.com/
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