Hace algunos años yendo de viaje, desde Palo Alto hasta
Santa Cruz, a donde íbamos a comer uno de los mejores platos de pasta que he
probado en mi vida, acompañando a mi buen amigo, el consultor en Desarrollo
Organizacional, Anthony J. Tasca, en
algún momento de nuestra conversación me dijo: “Javier, algo para tener siempre en cuenta es, que una organización de
cualquier índole, no puede ser de
calidad si el equipo que la lidera o dirige no es también de alta calidad”.
Este comentario me quedó grabado y al
reflexionar, repasando experiencias de mi vida como consultor, llego siempre a
esa misma conclusión.
Al recordar vivencias con muy diversos tipos de empresas
y directivos, coincide siempre que las que eran más exitosas y de mayor calidad,
eran aquellas que contaban con un grupo muy bueno de líderes, a veces más
directores, pero en cualquier caso, trabajaban como un equipo, eran flexibles y
abiertos al cambio, a la innovación en la gestión y, en general, con las diferentes
actividades de su empresa.
Hace unos años, concretamente en 2003, los estudiosos e
investigadores de estos temas de liderazgo, management,
y dirección, Jack Zenger y Joe Folkman, gracias a su amplia y excelente
investigación a nivel internacional sobre liderazgo, pudieron comprobar lo mismo, aunque expresado en otros términos. Afirman
con base en millones de datos: “Una
organización o empresa cualquiera, es tan eficaz, productiva y de calidad, como
lo es el equipo que la dirige”. Lo
mismo que señaló Tasca, solo que ahora soportado por data científica. Y esto,
aplica a cualquier situación en la que unos mandan y otros son seguidores. Pero
está claro que dependiendo de cómo se “manda” se consiguen resultados muy
diferentes.
Yo mismo en este Blog,
he comentado en alguno de los posts publicados, reflexiones en esta línea, en
los que afirme más o menos: “El éxito o
fracaso de cualquier tipo de organización depende fundamentalmente de aquellos
que mandan y la dirigen, quienes ejercen siempre más peso e impacto que el que
proviene de los trabajadores, a quienes los de arriba suelen siempre echar la
culpa de sus fallos”.
Insisto en señalar de nuevo este aspecto estimulado por la
realidad actual de nuestro país que nos muestra con claridad como la
incompetencia y oportunismo de quienes mandan y dirigen viene provocando
situaciones inverosímiles altamente dañinas para la democracia. Dirigentes, directivos, personeros del
gobierno, políticos en posiciones de poder, están casi todos los días, haciendo
desastres en la gestión de una diversidad de situaciones que resultan increíbles y, en general, dañinas para
los ciudadanos.
Sorprende además, su aparente falta de madurez psicológica,
ausencia de ética y de moralidad, que por tratarse de personas adultas y
aparentemente, bien formadas, deberían haber adquirido. Sus comportamientos y actuaciones muestran todo lo contrario:
Implicación en casos de corrupción que resultan inconcebibles; buscan siempre a
quienes echar las culpas –chivos expiatorios-; no muestran la más mínima
autocrítica, ningún tipo de arrepentimiento; claro, a muchos de ellos por convicción sus pecados
les son perdonados, no requieren de arrepentimiento, y por ello, no aparece
ninguna clase de remordimiento que los carcoma. Justifican lo injustificable, inventan
y dicen, la mayor parte del tiempo, grandes e increíbles mentiras. No logran
percatarse de que cada vez los ciudadanos les creemos menos.
Para comprender este tipo de comportamientos hay explicación
científica. Una de ellas, nos la brinda el trabajo de investigación realizado y
publicado en el año 1976, por los profesores e investigadores de psicología de
la Universidad de Washington Jane Loevinger y Augusto Blasi, de la Universidad
de Boston en su libro: “Ego Development”,
Josey-Bass Inc., dentro de su Behavioral
Science Series.
Este tema relativo al Desarrollo del Yo de las personas, que aporta información muy
valiosa acerca del desarrollo de la personalidad, facilita comprender el
impacto, que de acuerdo con el nivel de
desarrollo de la madurez alcanzado, manifiestan en diversas situaciones los
individuos, dependiendo de la etapa o fase de desarrollo que han alcanzado. El
grado de madurez tan bajo que muestran estos dirigentes, es lo más
sorprendente.
Personalmente he aplicado exitosamente el modelo de
Loevinger, en la realización de consultorías para llevar adelante procesos de
cambio y mejora de organizaciones. En
varios posts ya publicados, me he referido a este tema con cierta profundidad.
Recomiendo para mejor comprensión y entender desde otro punto de vista nuestra
realidad, leer con calma y reflexionando
los posts identificados con las fechas que se enumeran correspondientes al año
2012: Fechas.- 5/6, 14/6, 27/6 (Este describe el tipo de personalidad a la que
me estoy refiriendo en el presente post), 16/7, 23/7, 4/9, 18/9 (Partes I y
II), 19/10, 22/10, 1/11 y 24/11/2012. La
amplitud y relevancia que asigno a este tema lo muestra la cantidad de post que
he publicado al respecto.
El tipo de comportamiento auto-defensivo, oportunista,
inmoral e inmaduro, falto de ética y de un elevado desarrollo de la moralidad (Etapa
II, según Loevinger), aporta claridad para comprender los comportamientos y
conductas aparentemente inmaduras e incomprensibles de los citados dirigentes y deja ver
con claridad porqué en este país es un “bicho
raro” aquel que por decisión propia dimite debido a una acción o decisión de
consecuencias lamentables. Para ese comportamiento inusual, se require mayor madurez.
Este acto inusual en nuestro país de tirar de la manta,
requiere de haber superado la Etapa II: Autodefensiva, Oportunista, según el
estudio de Loevinger y Blasi, relativo a cómo ocurre el proceso de madurez o
Desarrollo del Yo, de las personas.
2 comentarios:
Posiblemente "el tipo de comportamiento auto-defensivo, oportunista, inmoral e inmaduro, falto de ética y de un elevado desarrollo de la moralidad" se de con más frecuencia cuando intervengan los siguientes factores:
a) Que el cambio del hábitat de trabajo rural agrícola al urbano industrial y de servicios, se haya producido en un intervalo inferior a tres generaciones.
En esa circunstancia, es posible que no se hayan asentado en el entorno familiar y emocional del sujeto, donde se conforma su personalidad, las pautas de comportamiento necesarias para funcionar eficazmente con intangibles (dinero, crédito, planes) y promesas (contratos).
Conviene tener en cuenta que en España y muchas otras naciones, el desarrollo industrial general ha tenido lugar en la década de los sesenta, fecha en la que tuvo lugar el desplazamiento de millones de personas desde el ámbito agrícola al urbano.
Las pocas naciones que hicieron la industrialización en el siglo XIX –Inglaterra, EEUU, Países Bajos, Francia y Alemania- llevan varias generaciones de adelanto.
b) El cuestionamiento permanente de la moralidad y el fomento en el ámbito urbano, de la corrupción de las costumbres, la envidia, la mentira, la impunidad y el consumismo, como medio de envilecer, embrutecer y uniformizar a la población para facilitar su dominio.
Es probable que lo que plantea la persona que ha enviado este Anónimo, tenga algún impacto sin duda. La verdad, es que no lo sé. Desde mi percepción, conocimiento y experiencia el proceso de desarrollo del Yo, sucede en cualquier ámbito, y depende fundamentalmente del comportamiento, modelaje y transmisión de valores de quienes han tenido influencia importante sobre la persona (Niño), que se está desarrollando, formando como individuo. En esta dirección considero más facil crecer con valores más profundos y alcanzar mayor madurez y responsabilidad en el medio rural, en contacto con la naturaleza y todo lo que esta nos enseña y demuestra, que en el ámbito urbano, donde hay mayor hostilidad, en general, sobre el individuo y es más facil observar comportamientos y modelos no deseables.
La complejidad y amplitud del tema dificulta ser certero en un espacio tan reducido. Me atrevo a indicar que leer los Posts que se citan en el presente, facilitaría una visión más amplia de lo complicado de todo lo relativo al desarrollo de la personalidad de los humanos.
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