A la fecha llevo ocho post,
jugando con esa especie de compromiso
utópico que hice con los lectores, en relación a plantear algunas
soluciones que nos puedan llevar a vivir en una sociedad más justa, ética,
humana, verdaderamente democrática y que
además, estimule y facilite el desarrollo del potencial de cada individuo para
beneficio de todos.
Creo en el fondo, que el
deterioro actual tiene mucho que ver con el predominio y las formas de
aplicación de la Ideología Neoliberal. Aquello a lo que algunos reconocidos
especialistas han denominado como “Capitalismo
Salvaje” y otros “Capitalismo de Casino- especulativo”, por las nefastas
consecuencias, y por la exagerada cuota de poder que, en consecuencia, ha ido adquiriendo
desde hace ya bastantes años, el mundo de las finanzas: “El Gran Poder Económico” que
gobierna países sin ganar elecciones.
En los citados post, me
he venido refiriendo al proceso de cambio y mejora planificados, que he
denominado: “Desarrollo de la Ideología
y Cultura Socialindi”, que se
enfoca en conseguir el desarrollo integral y la mayor felicidad para los
individuos. Y en consecuencia, para la sociedad en su conjunto.
Al hablar de los cambios que considero necesarios,
ni pretendo, ni estoy en condiciones de hablar de todos los que se requieren. Existen
muchas áreas que por no conocerlas más o menos a fondo, no debo opinar.
Apoyándome en mis limitados conocimientos, me he venido refiriendo a la
importancia que, como instrumento de
cambio social, se otorga a las cinco herramientas o instrumentos
psicológicos que existen para influir y modificar el comportamiento de
otros.
Cambios de
comportamiento imprescindibles si se desea modificar y mejorar cualquier ámbito
de la sociedad: Su ideología, la cultura general, y la manera de ser y hacer, en
general, las cosas. Solamente los humanos estamos en capacidad de hacerlo. Debemos
por tanto asumir el riesgo y la responsabilidad de hacerlo bien y no construir
algo no deseable que, en un sentido amplio, no sea bueno para todos. Sabemos
que siempre han existido y existirán las normales y consabidas diferencias en
cuanto, a los qué y cómo hacerlo,
pero el fin último tiene que ser siempre:
"lograr una sociedad más igualitaria,
democrática, honesta y justa.
A ello se ha referido el
economista francés Thomás Piketty en su libro ”El Capital en el siglo XXI”
(2013), reconocido y ensalzado, por varios de los mejores economistas de la actualidad
dados sus lúcidos planteamientos respecto al crecimiento de la desigualdad y
los daños que la misma ha provocado en años recientes.
Desde mi punto de vista
considero que, ante el objetivo de cambio
para mejorar, lo mejor con que contamos al alcance de nuestras manos son, los Instrumentos y/o Herramientas que los
humanos, en todos los ámbitos en que funcionamos, aplicamos. Como ya he
explicado, los utilizamos en aquellos momentos en que queremos o debemos
influir en la conducta o comportamiento de otros: Hijos, nietos, alumnos,
amigos, en el trabajo, políticos, gobernantes, dirigentes, y en general, en
cualquier ámbito en los que nos desenvolvemos a lo largo de nuestras vidas.
He venido insistiendo en
su relevancia e impacto a la hora, de
educar y formar la personalidad de nuestros hijos. He recalcado que son
solamente cinco instrumentos psicológicos que deberíamos conocer muy bien para
aplicarlos cuando necesitamos modelar y
contribuir a formar su personalidad de manera sana.
Es indescriptible, por lo
amplio y fantástico, lo que estaríamos en capacidad de hacer si aprendiésemos
realmente a utilizarlos de manera adecuada y de acuerdo con las diferentes
situaciones y momentos de su desarrollo, y posteriormente, cuando sea
necesario. A lo largo de nuestra vida, se cuentan por millones las ocasiones en que los aplicamos sin tener clara conciencia de ello. Y así
nos va en muchas oportunidades.
Algo curioso pero de
consecuencias para nada deseables es, que he podido comprobar que aún personas
muy bien formadas y educadas, tales como: Padres a su vez profesores, graduados
universitarios en muy diversas disciplinas, directivos de empresa a todos los
niveles y muchos otros, a pesar de su educación y formación desconocen estos
instrumentos y sin embargo, los utilizan continuamente sin estar conscientes de
ello. Peor aún, sin tener conciencia del
impacto positivo o negativo que están causando en el otro, sea su: Hijo,
alumno, colaborador, un ciudadano, etc.
De los cinco, los tres
instrumentos que suelen ser algo más conocidos según mis experiencias con
cientos de pequeños grupos, son los tres que ya he explicado: La
Comunicación, el Modelo o Ejemplo, y el Refuerzo Selectivo; más conocido
en su aplicación como Premio y Castigo. Lo que he
comprobado es, que aunque sean capaces de reconocerlos y citarlos, usualmente carecen de conciencia de cómo los están aplicando y del efecto
que están generando en los demás. Solo en contadas ocasiones se tiene claridad
de los mismos, y esto, con frecuencia, sucede a posteriori, al percibirse el
efecto del impacto causado. Cuando ya no queda mucho que hacer para mejorar la
situación.
Los dos instrumentos que
aún me falta explicar, la Participación
y… nunca han sido claramente mencionados, lo que demuestra su
desconocimiento, y peor aún, la falta de conciencia cuando se aplican. Porque insisto, los aplicamos todos los días en los
diferentes ámbitos en los que nos desenvolvemos.
LA PARTICIPACIÓN
El cuarto instrumento a
tomar muy en cuenta cuando se pretende
influir y modificar positivamente el comportamiento de otros, es la Participación. La verdadera y real participación. De ahí, su importancia a la
hora de ir a desarrollar la Ideología y
Cultura Socialindi. O cualquier otra que se desee desarrollar e implantar
de manera realmente democrática.
Diferentes investigaciones
muestran que la motivación y disposición de un individuo o un grupo para actuar
de cierta forma es mucho mayor, si se han discutido las ventajas y desventajas
del posible cambio que se propone, y máxime, si los implicados tendrán un papel
importante en el desarrollo del plan de acción con el cual se intentará lograr
ese cambio, mejora, innovación, o simplemente, resolver una situación.
Es evidente que participar
en las decisiones que pueden afectarle a uno, aumenta, por lo general, la motivación
y satisfacción de los implicados. Hay excepciones que dependen,
fundamentalmente, del nivel de madurez psicológica. Si ésta es baja, lo más común es, que se
produzcan resistencias a la participación. La razón es, que produce y aumenta la
usual inseguridad en personas con baja madurez psicológica.
Se ha comprobado que aun
cuando la decisión tomada en equipo no resulte tan buena como se deseaba, e
inclusive, que no resuelva el problema, de todas formas el aumento de la
satisfacción, la mejora del ánimo de quienes han participado y el nivel de
compromiso alcanzado, ya son por si solas, ventajas suficientes para
justificar la toma de decisiones participativa.
"Es además, un
instrumento muy valioso para producir sentimientos de valor personal e incremento de la autoestima"
Lleva a las personas a la adopción de
conductas más responsables, a la obtención de un grado más elevado de
compromiso (engagement), lo que se
traduce frecuentemente, en una mayor calidad y productividad en el trabajo, o
en cualquier tipo de actividad. Estudios
muestran que funciona de maravilla con niños y jóvenes.
Se ha comprobado
también, que es fundamental hoy día, cuando es necesario obtener elevada
ejecución dentro de cualquier entorno productivo, y especialmente, cuando se
requiere innovar, cambiar, para mejorar algo, o cuando se persigue la solución más apropiada
de cualquier situación compleja, o de conflicto.
Se trata de algo acerca de lo que últimamente, dados los efectos negativos de la crisis, se
viene hablando mucho en nuestro país. Es necesario y oportuno cuando se desee y se requiera mejorar la calidad y la productividad.
Se completa en una próxima entrega.
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