Con base en algunas de las razones aportadas en
el post del 18-2, considero La
Participación, como un instrumento esencial a la hora de pretender mejorar
la educación, las organizaciones, empresas, la sociedad, la democracia actual, y otros, no
siempre, suficientemente participativas.
El argumento que muchos
políticos tradicionales de todas las ideologías y tendencias esgrimen
continuamente, acerca de considerar como suficiente contar con los ciudadanos cada 4 o
5 años, cuando se celebran elecciones, creemos que ya no es válido. Hoy,
en un mundo permanentemente conectado y complejo, es insuficiente.
Es necesario implantar nuevos
mecanismos de participación e influencia, y dar mayor flexibilidad al sistema con la finalidad
de cambiar, innovar, mejorar y corregir, cuando las cosas se están haciendo mal,
o simplemente, cuando es posible hacerlas mucho mejor, tal como sucede en la
actualidad. Para ello, es necesario implementar sistemas y mecanismos de
participación con el fin de capturar las ideas y soluciones que los ciudadanos
están en capacidad de aportar, y crear las condiciones para ponerlas en
funcionamiento.
No es posible seguir
igual. En especial, tal y como viene sucediendo los últimos siete años, desde la
Crisis-Estafa, con políticas
económicas basadas en el castigo y la
austeridad. Éstas, han generado un grave impacto en la mayoría de los
ciudadanos de los países que conformamos el sur de Europa, y también, en sus
democracias.
Hoy día, ya no resulta
democrático un sistema donde hay que aguantar durante cuatro o cinco años con
las decisiones y acciones erráticas de los dirigentes, y peor aún, de quienes
los mangonean desde centros de poder externo. Se requiere implantar
instrumentos y mecanismos de participación real para los ciudadanos,
con objeto de que puedan aportar mayor flexibilidad y capacidad de ajuste a
nuestra anquilosada y manipulada democracia.
“Si no existe verdadera
participación, lo que ocurre es, imposición o manipulación”
Esto tiene que ver con
lo señalado arriba, pero también, sucede en otros ámbitos: en el escolar, universitario,
en las empresas, gobierno, partidos políticos y varios otros ámbitos donde existe,
por la ausencia de verdadera participación, mucha manipulación. Como en
todo cuando se generaliza, hay excepciones honrosas.
Es necesario, por no
decir imprescindible, incrementar más la participación organizada de los
ciudadanos para que puedan influir en su futuro, pero claro, entonces no será
tan fácil como ahora su manipulación cuando se utilizan: Mentiras, miedo, engaños, temores,
amenazas veladas, etc. De ahí que, aunque hablen de participación, no parece ser
algo que deseen los actuales dirigentes acostumbrados a comportamientos y
maneras de influir, impositivas y manipulativas.
Ultimamente, hemos observado que quienes proponen
realmente un cambio profundo, vienen desde hace algún tiempo utilizando
mecanismos de participación ciudadana. Así, ya hemos podido ver a los grupos
tradicionales aplicando mecanismos más o menos participativos. Reuniones con
grupos pequeños, asambleas, etc. El
modelo ha tenido su impacto positivo.
Probablemente más de un
lector se estará preguntando, si la
Participación es tan buen método, por qué no se lo emplea más a menudo en las
organizaciones en general, en las empresas, para gobernar, etc.? Existen varias razones para ello. La participación necesita tiempo, madurez de quienes la promueven, y
práctica. Se requiere además, de diversos tipos de reuniones en las que los participantes se sientan realmente, con toda la libertad para poder
expresar sus ideas y opiniones abiertamente, sin temor a ser de alguna manera
castigados o rechazados.
Por otra parte, padres, maestros, profesores, directivos,
políticos, gobernantes y otros, no
siempre poseen el nivel de madurez de su YO, que les permita estar abiertos
a aceptar los puntos de vista de otros.
Usualmente, lo perciben como algo amenazante para su autoridad, jerarquía,
posición, estatus y otros. Les genera ansiedad, inseguridad y en consecuencia,
un cierto temor. Se requiere además, de buena
capacitación por parte de todos para saber trabajar en grupo, y muy especialmente, como equipo
eficaz.
Desde luego, es mucho
más fácil decir a las personas - niños, jóvenes o adultos- lo que tienen que
hacer, o qué se espera de ellos, en lugar de tomarse el trabajo de pedirles su
opinión, y más aún, de integrar los puntos de vista y diversidad de opiniones que surgen de la participación. Pero hay que
destacar que, de no hacerlo así, se desperdicia el talento de los demás. Algo
realmente inconveniente en la actualidad, donde por lo general, lo que se
necesita es, aprovechar lo mejor posible
el talento, creatividad, oportunidades de cambio, mejora e innovación, con
la finalidad de ser mejores, más eficaces y productivos como personas, y
desarrollar así, una sociedad innovadora, ética, justa, participativa y más democrática. Socialindi.
“No existe democracia
real, sin verdadera participación”
Las personas con un nivel
de madurez menor de IV-Personalidad Consciente,
suelen entrar en conflicto cuando surgen opiniones contrarias a las propias.
Las perciben como negativas, como agresión personal, y no saben cómo gestionarlo
adecuadamente. Además, evidentemente, existe la posibilidad de que algunos dentro
de un grupo propongan un plan de acción diferente al que el jefe o director habían
pensado inicialmente, lo que suele ser percibido como un acto de competencia y
rechazo. Aún sin serlo.
Para realizar este tipo
de gestión de forma eficaz, es mi percepción, que una gran mayoría de políticos,
directivos y dirigentes de nuestro país, no están preparados, y menos aún, abiertos
a ello. De ahí que considere que su madurez psicológica está por debajo de lo
requerido para su actividad y responsabilidades. Hay temor, inseguridad y miedo a perder la jerarquía, autoridad y el
poder.
La verdadera participación requiere que se respeten y valoren sinceramente el
talento y las opiniones de los demás, y que no se considere que se está
perdiendo el tiempo cuando se los escucha. A pesar de que estos aspectos puedan
verse como negativos, todo líder debe admitir que la participación es un
recurso muy importante para lograr el
compromiso.
"Sin participación es imposible
obtener verdadera motivación y
compromiso".
Como consecuencia directa de ello, lo es también la posibilidad de incrementar la calidad y productividad de las organizaciones. En consecuencia, también la del país.
Lo anterior, tampoco se puede
conseguir, tal como se hecho estos últimos años, con sueldos de miseria, ni con
trabajo temporal y parcial. De esa forma, es
imposible construir organizaciones. Y menos aún, pretender que sean realmente
eficaces, productivas y competitivas. Tampoco, se puede construir país de
futuro.
“La participación es un
instrumento clave para mejorar la productividad y calidad”.
Hasta más o menos
principios de los años 70, según el futurólogo y escritor Alvin Toffler, se
puede considerar que las empresas y organizaciones del mundo occidental eran Burocráticas. Cada individuo laboraba dentro de una organización vertical y
muy jerarquizada, y tenía su cargo o posición perfectamente definidos y a cumplirlo
se dedicaba.
Por esas mismas fechas, empezó
a llegar de Japón al mundo empresarial de Occidente, una forma muy diferente
de trabajar: Los “círculos de calidad”, que fueron los primeros tipos de equipos de trabajo dentro de los que se alcanzaban unos niveles de
productividad y de calidad, muy superiores a los de Occidente.
Sin entrar en detalle acerca de
este fenómeno que inspiró el cambió para siempre en la forma de trabajar y producir con mayor
calidad, para mediados de los años ochenta las empresas más vanguardistas y
productivas, en su mayoría multinacionales americanas, estaban ya a toda
velocidad transformando sus sistemas de producción, y entrenando fuertemente a
su personal para trabajar en equipo.
Aplicando técnicas participativas.
“No existe trabajo
eficaz en equipo sin verdadera
participación de sus miembros”.
Además, con el
tiempo se han encontrado muchas otras aplicaciones de la Participación como instrumento de influencia: En procesos de educación, de innovación,
en actividades de mediación y resolución
de conflictos, donde cuanta más participación real se genere, mejor. La
participación facilita la catarsis de las personas en disputa, y queda claro
que hablando, participando y aclarando las diferentes percepciones y emociones
al compartirlas, se pueden aclarar y resolver las diferencias, los conflictos,
y encontrar un territorio común.
La participación abierta, sincera, y la escucha activa por parte de todos,
es esencial para generar la confianza
necesaria para ser productivos, eficaces e innovadores. El éxito del coaching,
tan de moda hoy, tiene su base en ello.
“Si no hay participación no hay
posibilidad de resolución adecuada de los conflictos”.
Cuando se la utiliza
correctamente y bajo las condiciones apropiadas, la verdadera y real participación
lleva a que se tome conciencia del posible cambio deseado, lo que suele
conducir a importantes cambios de conducta, y también, al desarrollo de una
mayor confianza en el proyecto a lograrse por parte de quienes participan.
“Nadie puede realmente
cambiar a otro si no lo desea, o no muestra conscientemente su disposición
al cambio".
La Participación es realmente,
un elemento central a la hora de pretender influir de manera exitosa en otros.
Vemos que en mayor o menor grado, se aplica desde la infancia en adelante. Por
otra parte, hay que estar convencido de que a través de la misma, se
pueden lograr cambios relevantes, inclusive cuando otras herramientas no han
funcionado. Después de todo lo señalado, espero haber demostrado que la
Participación es un instrumento esencial para influir en otros. Finalizo
señalando:
“Sin participación lo
que ocurre es manipulación”
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