El Refuerzo Selectivo es, uno de los poderosos
instrumentos para influir en otros, que utilizamos continuamente. La mayor parte de las veces “sin
darnos cuenta”. El objetivo es, al igual que los dos anteriores, influir en otros, idealmente, de manera
positiva. Es más conocido como Premio y Castigo.
Innumerables estudios
han permitido comprobar que, por lo
general aquéllas conductas que son reforzadas, recompensadas, premiadas, tienden
a repetirse y mantenerse en el tiempo; mientras que las que no lo son, o
son apropiadamente
castigadas, tienden a eliminarse y desaparecer en el tiempo.
El adecuado
desarrollo de la Ideología y Cultura
Socialindi, requiere de su manejo y aplicación consciente y congruente. Es,
por el impacto que causa en otros, parte de los conocimientos y habilidades que
padres, maestros, profesores, jefes –de empresa y de gobierno - y otros, requieren
para su uso adecuado, y obtener, con su aplicación, resultados positivos
beneficiosos para los individuos y la sociedad – Socialindi.
De ahí mi insistencia, una
vez más, en que quienes influyen queriendo o no en niños y jóvenes, tienen que
aplicar el refuerzo selectivo de
manera consciente y en el momento apropiado. Recalco además, la necesidad de
aplicarlo de forma coherente y consistente con los demás instrumentos vistos a la fecha; el
modelo y la comunicación. Cómo: Premiando y reconociendo los
buenos resultados, e idealmente también, aquellas acciones o pasos que van
acercando a la persona al objetivo, resultado, o al comportamiento deseado. De
esa forma se anima a continuar y persistir.
Un factor a tener siempre
en cuenta, con objeto de utilizarlo de manera eficaz es, el tiempo que transcurre
entre la actuación y la respuesta
que recibe el otro. “Cuanto más tiempo pase, menos posibilidades habrá de que
ocurra una modificación de la conducta”. El premio o el castigo deben darse
lo más inmediatamente cerca de la actuación que se desea reforzar.
Su importancia para padres,
maestros y otros, tiene que ver con: ¿Cuál es la mejor forma de influir haciendo
el mejor uso de las recompensas? Para ello, ante todo, es necesario:
- Tener plena claridad sobre: qué conductas son deseables y cuáles no. A fin de discriminar y tener claro, qué se debe premiar.
- Observar de cerca a quienes se pretende influir, con el objetivo de premiar y reforzar de manera consistente y lo más inmediatamente posible las manifestaciones de conductas deseables. Lamentablemente, es frecuente que las recompensas o reconocimientos se retarden y se den mucho después de haber ocurrido los comportamientos a premiar. Ello provoca, que se pierda su posible impacto positivo dirigido al cambio o la mejora, debido a que dificulta a la persona identificar cuáles fueron realmente las conductas deseables y cuáles no.
- Resolver el problema, bastante común, de: padres, maestros, jefes y otros, que se muestran, renuentes a elogiar; simplemente, por temor de que los premiados pidan algo a cambio: Un helado, un juguete, mejor nota, un aumento de sueldo, incentivos, u otros, razón por la cual se dejan de reforzar conductas deseables para evitarlo. Esta forma de actuar representa un grave error.
- Conocer bien los intereses, deseos y necesidades de los sujetos, con la finalidad de darles un reconocimiento o premio que realmente les pueda satisfacer.
Las
recompensas pueden ser de diversa índole: Intrínsecas
o Extrínsecas.
·
Palabras de felicitación
y agradecimiento
·
Muestras de agrado y
apoyo
·
Tomar en cuenta la
opinión del otro
·
Hacerlo participar en
decisiones que le afectan
·
Darle a conocer
los resultados de su actividad y muchas otras.
Las señaladas,
son claros ejemplos de recompensas
intrínsecas. Tienen la particularidad de que no acarrean ningún tipo de coste
material.
Las recompensas extrínsecas, sí suelen
conllevar algún componente tipo económico: Dulces, helados, juguetes, regalos,
aumentos de sueldo, incentivos materiales, primas por cumplimiento de
objetivos, ciertos tipos de cursos de formación, y otros.
EL CASTIGO
En la aplicación
adecuada de este instrumento de influencia, es conveniente tomar precauciones
con relación al uso del castigo. El mismo produce, con
cierta frecuencia, sentimientos de incomodidad que generan algo de temor y pueden llevar a una relación de alejamiento por
parte de la persona afectada. Este efecto puede incrementarse si nos
encontramos con alguien que como padre, maestro o directivo, tiene una mayor
inclinación por el castigo, la disciplina férrea, que critica frecuentemente o ignora,
aun cuando el individuo esté haciendo normalmente
bien las cosas. lo que pretende erróneamente quien así actúa, es que lo haga
mucho mejor, sin tomarse en cuenta la edad, experiencia, situación, u otros.
Si el castigo no es bien escogido, o no es equilibrado
con situaciones de premio y reconocimiento, algo que ocurre con bastante frecuencia
en todos los ámbitos, a los que me he venido refiriendo, los individuos: niños,
jóvenes o adultos, tienden en consecuencia como reacción, a abandonar parte de
sus otras conductas deseables, pudiendo incluso, llegar a convertirse en un individuo
problema, conflictivo para el grupo, escuela, familia, o la organización. Es necesario
estar muy pendiente de no caer en esta forma deficiente de aplicación.
De lo anterior se deduce
qué: es clave escoger las recompensas y los castigos con toda justicia y
ecuanimidad, y emplearlos consistentemente y de forma congruente: Premiando cuando hay que premiar, y castigando
o ignorando, cuando esto sea lo más apropiado. Este balance o equilibrio, es fundamental. Cualquier
utilización del refuerzo percibida como no justa o apropiada, según el
comportamiento manifestado, generará antes o después serios problemas de
relación, envidias, peleas, favoritismos, conflictos y otros. Siempre con efectos perniciosos en el
corto y medio plazos.
Es fundamental aprender qué y cómo reforzar,
reconocer, premiar los comportamientos deseables, y hacerlo también, con los pasos y/o acciones que van en la dirección
deseada. Hay que ignorar mediante “tiempo afuera” u otras técnicas, aquellos comportamientos
considerados indeseables, o no
adecuados.
Es conveniente
aclarar que, el castigo es, o puede ser, una forma de refuerzo, “al menos me toman en cuenta”, de ahí
que haya que utilizarlo cuidadosa y apropiadamente para no reforzar, aunque sea
de forma negativa ese tipo de comportamientos. De ahí, la necesidad de utilizarlo de manera consciente y
comedida. Da siempre mejores resultados y es más beneficioso prestar atención a
las conductas positivas, deseables, que toda persona manifiesta en algún
momento y recompensarlas, que estar atentos a cuando alguien se porta mal, o no lo hace tan bien como esperábamos, para
poder castigarle. Grave y frecuente.
Los padres y
maestros deberán aprender qué, de todas formas, los niños mostrarán de cuando
en cuando, conductas y comportamientos - egoístas, impulsivos, agresivos, mentirán,
tendrán rabietas, rebeldía, incumplimiento de normas, etc., pero deben comprender que son completamente normales y naturales
acorde con su nivel de desarrollo psicológico. Me refiero a cuando ocurren
entre los dos a siete primeros años del desarrollo. Para una mejor comprensión, sugiero revisar las descripciones de los comportamientos
relativos a las Etapas Impulsiva y Auto-defensiva, del desarrollo de la personalidad
en los post del 14 y 27–6-2012.
Este poderoso instrumento
ha sido aplicado en una gran cantidad de situaciones de diversa índole. Se le
ha utilizado para lograr cambios de conducta en el tratamiento de delincuentes
y en personas con serias dificultades para socializar. Con personas
emocionalmente perturbadas; para corregir la adicción a drogas y, en el
tratamiento de individuos con insuficiencias mentales. En la mayor parte de los
casos, por su gran potencialidad para lograr cambio y mejoras, se han obtenido
importantes éxitos.
La experiencia me permite afirmar que, al utilizarlo bien con individuos comunes su impacto es
verdaderamente significativo.
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