lunes, 6 de abril de 2015

IDEOLOGIA SOCIALINDI: VISIÓN SISTÉMICA (Parte 13)



Con el anterior post culminé, por fin, la explicación más o menos detallada acerca de la importancia que doy, con objeto de promover y conseguir cambio en cualquier ámbito o entorno, a la adecuada - congruente, consistente y consciente - aplicación de los cinco instrumentos o herramientas para influir y modificar el comportamiento o conducta de otros. En esto radica su gran trascendencia. Son el instrumento fundamental para producir CAMBIO, individual y/o masivo.

 

Y hablando de cambio, es lo que considero que necesita nuestro país. No se puede permitir que gran parte de lo logrado en los últimos 37 años con tanto trabajo, esfuerzo y sacrificio de muchos, esté siendo deteriorado, a veces destruido, como ha sucedido en los últimos seis años, por partidos políticos, grupos y personas, que se han mostrado corruptas, y que profesan ideologías egoístas, donde el “dios” es el dinero; y la “religión”, los dogmas y prácticas que rigen hoy el sistema económico y financiero, que lo amamantan y hacen crecer, sin preocuparse de las consecuencias y secuelas sobre las personas, de manera profusa y especulativa.

Considero que no podemos continuar soportando estas prácticas que se basan en ideologías liberales y capitalistas salvajes, que han demostrado sus efectos perniciosos hasta el extremo de llevar una vez más, mediante lo que se ha denominado como “austericidio”, a millones de ciudadanos a la ruina, sufrimiento, y en algunos casos, hasta la muerte anticipada.

Para ello, es indispensable cambiar nuestra realidad democrática actual. Lamentablemente no tengo claro ni cómo, ni con quién. Sí sé que no pueden ser quienes lo permitieron, aquellos que lo han llevado a cabo y que han conseguido que hayamos retrocedido años en derechos individuales y sociales, tal como viene ocurriendo los días, cuando el partido de gobierno “pasa en el Parlamento la aplanadora de la mayoría absoluta. Ellos lógicamente no pueden ser el cambio, y la solución de futuro. Sería más de lo mismo.


 Por lo expuesto, pienso que es necesario contar con otros que, posiblemente, están en los movimientos ciudadanos que han surgido en años recientes con la finalidad de mediante protestas y marchas, frenar, reclamar y lograr en lo posible, parar los desmanes y el desmantelamiento de valores y prácticas democráticas. Al mismo tiempo que se dan pasos hacia otra realidad y forma de gobernar y de democracia posible. Eso sí, sin extremismos ni locuras, y sí contando más con la participación real del ciudadano de a pie y no tanto con “aquellos que adoran al dios dinero y sus cuasi sagradas instituciones”.

Una de las claves de una democracia sana, transparente, más igualitaria, radica en uno de los instrumentos de influencia explicados: La Participación. Pero una participación real, verdadera, en la que cualquiera, contando con los mecanismos  adecuados pueda influir en las decisiones, que sus opiniones sean verdaderamente tomadas en cuenta, y que no se reduzca al limitativo acto de depositar un voto cada cuatro años al que, además, asistimos condicionados frecuentemente por falsas promesas y una publicidad engañosa. Tal como ocurrió con el partido actual de gobierno y como está empezando a suceder ante el periodo electoral que se avecina. Honestidad, sinceridad y transparencia son la clave para establecer mecanismos de confianza mutua gobierno- ciudadanos. Pero que realmente, aporten credibilidad a las promesas de futuro.

Ya es hora de que asumamos, desde el punto de vista de la madurez psicológica propia, las riendas acerca de por dónde queremos que vaya el país. Se requiere contar con individuos y/o grupos que vivan en base a los principios, valores y comportamientos que conforman la Ideología y la Cultura Socialindi, a la que me he venido refiriendo y que destaco nuevamente.

PRINCIPIOS, VALORES Y COMPORTAMIENTOS SOCIALINDI               

Educación, cultura, espíritu crítico, desarrollo moral, integridad, autenticidad, responsabilidad, respeto por el potencial individual, estímulo de su auto-estima, superación, libertad, logro, cooperación con otros, respeto mutuo, igualdad vs. desigualdad, tolerancia de sí mismo y de los demás, autoconocimiento, autonomía, autocontrol, autocrítica, empatía, sinceridad, honestidad, responsabilidad, altos estándares, buscar causas, indagar, curiosidad, iniciativa, creatividad, dignidad, lealtad bien entendida, relaciones profundas con otros, colaboración, moralidad y ética propias, sentimientos de culpa como sanción, vergüenza, clara conciencia del yo y de los demás, comportamientos de introspección, aceptación de los puntos de vista de los demás, estímulo al talento, a las contradicciones, a la innovación, al cambio y otros, siempre dentro de estas líneas de pensamiento y acción.

¿CÓMO HACER PARA IMPLANTAR BIEN ESTOS VALORES?

Para la efectiva implantación de los mismos es fundamental entre otros componentes la adecuada aplicación de los instrumentos de influencia. Son herramientas psicológicas que promueven y facilitan el cambio y la mejora continuada. 

Ya he descrito en los últimos post, lo poderosas que son y como contribuyen, bien utilizadas a: facilitar, desarrollar, formar, educar y apoyar el desarrollo. Pero también, a todo lo contrario. Razón por la que señalo como esencial, casi diría vital que: “aquello que pretendemos lograr al aplicar alguno de los  instrumentos, no lo echemos a perder, ni lo dañemos al utilizar de forma inapropiada algún otro”. Lamentablemente, es lo que ocurre más comúnmente.

Quiero decir que, si intento influir en alguien para que cambie o modifique algún comportamiento, utilizo por ejemplo la Comunicación, y le explico cuál es el cambio que debería hacer, le aclaro el por qué es conveniente, y además, le doy como muestra a imitar, el Modelo de alguien que tiene y manifiesta ese tipo de comportamiento deseado. Además, lo motivo a  Participar, buscando sus ideas, comentarios, opiniones, etc. Pero resulta que luego no lo Refuerzo, ni lo premio, cada vez que desarrolla comportamientos dirigidos hacia el objetivo; o lo que es peor, le dejo ver y le transmito, posiblemente sin darme cuenta, Expectativas negativas, que le dejan entrever, que en el fondo no creo que va a ser capaz de realizar el cambio acordado.

De actuar así, es obvio que no estoy siendo, ni consistente, ni congruente, ni consciente. Lo que hice bien, al aplicar tres de los instrumentos, lo he dañado con la deficiente aplicación de los dos últimos. Esto confunde y desconcierta a la persona, que en el fondo, no sabrá con claridad que se espera de ella, y la desorientará. “Lo hecho bien con una mano, lo deshice con la otra”.

Y eso que en el ejemplo citado, al menos he aplicado bien tres de los instrumentos en un cierto momento pero, siendo inconsistente con los otros dos. El problema real suele ser que la mayor parte de las veces, la mecánica común es: se lo comunicamos, le decimos y explicamos bien, pero luego lo echamos a perder con la aplicación no congruente de los restantes cuatro instrumentos. Generalmente, lo hacemos sin darnos cuenta del efecto que producimos y que suele tener impacto negativo y resultados dañinos para el sujeto.

Tampoco podemos olvidar, que esos mismos cinco instrumentos, cuando no se aplican bien o lo hacemos inadecuadamente, son las mismas herramientas mediante las cuales se manipula y maniobra con el comportamiento de otros. Esto último es, lastimosamente, bastante común en el mundo de: La política, en empresas, ciertos tipos de “negocios”, en el mundo financiero, en el ámbito de la educación y formación, en organizaciones diversas, en organismos gubernamentales, y en muchos otros ámbitos en los que nos desenvolvemos a lo largo de nuestras vidas. Por lo señalado, nos debe quedar completamente claro que resulta necesario aprender a gestionar bien los cinco instrumentos, para poder modificar y mejorar situaciones que requieren cambio.







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