Juegos y aprendizaje
Con el anterior post finalicé la serie dedicada a:
ELECCIONES Y POLÍTICOS. Vuelvo a mi campo habitual, al mundo de las empresas y todo tipo
de organizaciones productivas y de calidad.
En pasados post (Ver 11
y 26 de Mayo; 8 y 18 de Junio; 1 de Julio 2015), dediqué un espacio
importante a hablar de métodos de
aprendizaje basados en experiencias. O lo que es lo
mismo, basados en la realización de actividades
prácticas que se ejecutan dentro de ciertas normas con máxima libertad, lo
que permite a las personas actuar, en general, tal como son, sienten y piensan.
Reafirmaba
así, la importancia y valor que doy a este tipo de metodologías, en especial,
cuando el objetivo final es adquirir un aprendizaje
superior al habitual, que se sueleintentar alcanzar mediante cursos con clases “tipo
conferencia”. En estos últimos, los alumnos, sean: Niños, jóvenes o adultos,
permanecen fundamentalmente pasivos, “escuchando al experto profesor dictando
clase”. Dicho de otra forma, impartiendo información con la esperanza de ser
atendido, comprendido y escuchado. Algo que no suele suceder, tal como el profesor lo espera
y desea.
En 1969 tuve
mi primera experiencia de aprendizaje con el tipo de metodologías que utilizan juegos,
al asistir como participante en un “Laboratorio
de Desarrollo Organizacional” realizado y facilitado por especialistas del NTL
Institute for Behavioaral Science, Maine, USA, de donde proviene la metodología. Desde esa
oportunidad y durante el resto de mi vida profesional, las he utilizado, hasta el día de hoy. En la actualidad, es impresionante la variedad
de “juegos” que han sido creados y desarrollados para facilitar el
aprendizaje de casi cualquier disciplina o temática.
Estas metodologías vivenciales, experienciales, cuya base
es la participación activa del alumno o aprendiz, emplean diversos recursos
para facilitar el que las personas alcancen niveles elevados de aprendizaje y retención. La
herramienta clave suelen ser juegos, simulaciones, y diversos tipos de
ejercicios. Al “jugar” las personas vivencian y manifiestan: Conceptos,
razonamientos, ideas, intereses, deseos, emociones, sentimientos y
desarrollan conductas, comportamientos,
que les permiten alcanzar un grado de implicación que no es posible
alcanzar de ninguna forma con métodos tradicionales de aprendizaje.
Para realizar, dar vitalidad y energía a las diferentes
experiencias, en el proceso de enseñanza-aprendizaje se utiliza una ingente
cantidad de recursos y materiales, como son por ejemplo: Tacos, legos, juegos
mecánicos de armar, cartulinas de diversos tamaños y colores, rompecabezas, diferentes
tipos de casos, dibujos, collages, disfraces, materiales diversos de construcción,
actividades físicas, una gran variedad de juegos y ejercicios de simulación
para aprender por ejemplo: Toma de decisiones, lograr acuerdos, solucionar
conflictos, planificar, juegos de roles, feedback, juegos creativos, desarrollar competencias de liderazgo, negociación, colaboración,
competencia y otras actividades más, usuales en el mundo de las personas en general, y dentro
de diferentes ámbitos y escenarios. Hoy día es muy común el uso de ordenadores, tablets y otros recursos tecnológicos
más.
Lo esencial de este tipo de metodologías es, que al
final de la vivencia-experiencia-juego-ejercicio, quien está actuando
como: Guía, facilitador, agente de cambio, coach, profesor u otros, sepa muy bien cómo “hacer el análisis y procesamiento de la actividad”, y
conseguir que surjan y broten los diversos, variados y ricos tipos de aprendizaje
que es posible obtener, provenientes del análisis, observación y reflexión de cada persona
con apoyo y guía del facilitador o coach.
Es fundamental comprender que no se trata de meros juegos, de simplemente jugar, se trata de la
utilización de una gran variedad de recursos: “juegos, ejercicios y aplicaciones”, que
producen en las personas procesos de reflexión, análisis, emociones diversas y otros, todas
fundamentales para conseguir un rico, variado y más importante, ameno proceso de aprendizaje. La gran
diferencia está, en la forma cómo se ha
llevado a cabo. “Jugando”, no se suelen producir las resistencias, conflictos y
otros, que sería muy complejo explorar, estudiar y obtener de ellos aprendizajes en otras circunstancias. Distinto
es, cuando son consecuencia de comportamientos y hechos reales. Hoy tienen además, una relevante aplicación en
“Actividades de Selección de Personal”.
Esto sin embargo, no quiere decir que no se produzcan, a
veces, algunos comportamientos “indeseables”, “no adecuados a la situación”,
tal como ocurre habitualmente entre personas incluso muy amigas, cuando juegan:
competencia, lucha, no aceptación del resultado, discusiones, peleas, y otros
frecuentes y comunes que aparecen
también en los procesos vivenciales. De ahí, insisto de nuevo, la importancia,
profesionalismo y calidad, requerida por quienes se atreven con estos tipos de
metodologías. No suelen ser tan fáciles de utilizar bien y requieren de muy
buena capacitación para ello, por parte de: maestros, profesores, facilitadores,
u otros.
Es especialmente esencial “no cerrar”, detener una
actividad hasta que las emociones y sentimientos manifestados y/o percibidos hayan sido suficientemente
trabajados. Esto evitará resentimientos posteriores. El papel
del guía o facilitador del proceso es esencial para conseguir los aprendizajes
positivos de cada experiencia. Si no hay un excelente procesamiento al final de
cada experiencia y no se consigue el ¡¡¡AJA!!!,
el que las personas tomen conciencia, se habrá perdido el tiempo.
Estas
técnicas, se han venido utilizando, al menos en el mundo de las empresas y en
el campo de la educación en USA, desde finales de los años sesenta. Por eso me ha
sorprendido que sea ahora, hace apenas días, cuando en un medio
especializado del mundo de los negocios, se menciona la aplicación y
utilización de juegos, como “algo novedoso” en las empresas.
Han pasado más de 45 años y aún
nos resistimos en nuestro país, a aplicar
estas técnicas, que tal como se afirma en el artículo citado, se ha comprobado
que permiten aumentar la motivación, implicación, calidad del personal y mucho más. Se afirma que “la
aplicación de los juegos es una tendencia en alza”. Personalmente considero que ya va
siendo hora de que nos pongamos al día. Y no, tal como siempre ocurre en nuestro
país con estas técnicas y herramientas innovadoras, que se hace con un retaso
de muchos años.
En el artículo citado “Empleados
con permiso para Jugar” (Negocios –El País, 27 de Marzo), se mencionan unas palabras
de Fernando Botella, presidente de Think &
Action, quien afirma “Jugar es la
forma de aprendizaje más rápida y con mayores niveles de anclaje y
transferencia al día a día que tiene el ser humano. El juego nos permite entrar
en territorios por los que normalmente no transitamos, en él, se produce una
simulación de la realidad que nos saca de la normalidad y eso hace que nuestra
mente se abra”.
Citan otra especialista, Pilar
Jericó, quien señala “Cuando estamos jugando se activa en nuestro
cerebro el circuito de la recompensa y desaparece el miedo. Se despierta
nuestra curiosidad, disfrutamos y eso nos permite conectar con nuestras
pasiones”. Estoy plenamente de acuerdo con estas dos manifestaciones. Lo
que me molesta es que, aun cuando estas actividades facilitan el desarrollo del
potencial y del talento de las personas, lo que tiene un efecto directo y
positivo en la productividad y en la calidad, siempre surge y existe una gran
resistencia por parte de dirigentes de las empresas y demás
organizaciones.
Claro así estamos. Siempre con
baja productividad porque no se ataca el problema como se debe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario