Con
la descripción de este “Proceso Humano”,
cierro el ciclo de diecisiete post en
los que me he venido refiriendo a la importancia e impacto que, en el
desarrollo y correcto fluir de equipos y grupos, tiene la adecuada y congruente
gestión de los conocidos como: “Doce Procesos
y dinámicas humanas de grupos y equipos”.
Personalmente
considero a este amplio tema, clave para la salud y eficacia de todo tipo de
grupos y para las organizaciones que los contienen, estén o no altamente
capacitados para poder usufructuar todos los beneficios y ventajas, que de los
grupos y equipos pueden derivarse.
Empresas
y otros tipos de organizaciones, están siempre conformadas por conjuntos diversos
de individuos y grupos de estos. Es ésta, la razón fundamental que me ha
llevado a escribir sobre este amplio y primordial tema, los diecisiete post arriba mencionados.
Proceso y Dinámica de “Determinación
de Limites o Fronteras en grupos”.
Toda
persona a lo largo de su vida, dependiendo en buena medida del desarrollo de su
personalidad, carácter y del grado de madurez psicológica alcanzado durante su
proceso de crecimiento y formación como persona, va siempre a establecer ciertos
límites, barreras o linderos a su alrededor.
Estos
lindes, le sirven para “protegerse de impactos
que provienen del medio en el que se desenvuelve”. Los mismos, suelen variar dependiendo de una serie
de factores y características presentes en cada ámbito de acción y, de la
situación general, a la que cada persona se enfrenta continuamente.
Aspectos
tales como: Conformación y significación de la identidad, sentimiento y grado
de pertenencia, lenguaje, idioma, historia, cultura, hábitos, formas de ser y
actuar, peso de lo heredado, estética y varios otros que conforman la manera de
ser y comportarse, en el ámbito donde vive y actúa.
Cada
individuo, sin llegar a tener usualmente clara conciencia de ello, establece un
“espacio físico imaginario” o “territorio” a su alrededor. Territorio y
espacio que varían para cada persona que se le acerca, dependiendo a su vez de
quién sea, el o los, que provocan que
sienta si se está invadiendo o no “su territorio”, “su espacio vital”.
Piense
cada lector en sí mismo y reflexione acerca de ¿Cómo gestiono mi espacio? ¿A quiénes permito acercarse? ¿A quiénes
permito realmente penetrar en mi territorio? ¿A quiénes trato usualmente de
mantener alejados? Preguntaros esto con relación a: Padres, esposa, hijos, novia,
amigos, familiares varios, conocidos, desconocidos, profesores, jefes, otros.
Identificar y reflexionar sobre las diferencias que establecemos en nuestros
contactos.
Dentro
y entre pequeños grupos o de los equipos, sucede lo mismo. Cada grupo de
trabajo busca siempre “adueñarse” de ciertos espacios en los que suele
interactuar causándole enfado y disputas, el que otros lo utilicen. Ese espacio
se percibe y siente como propio. A
veces no existe nada que lo determine o precise; simplemente, “es la sensación de que es nuestro porque
fuimos los primeros en reunirnos en ese sitio” o cualquier otro argumento
que puedan esgrimir.
Generalmente,
para evitar futuros conflictos debidos a esos espacios de reunión, de
conversación, de tomar café, de reuniones informales y otros similares, no
claramente precisados, se suelen respetar
con la finalidad de que “nuestro espacio sea también respetado”. En general,
en las empresas existen espacios
físicos bien delimitados tales como: Despachos de personal dirigente, escritorios
de trabajo correspondientes a cada uno, espacios comunes de trabajo, lugares para diferentes tipos de reunión y varios otros.
Hoy
día se ha avanzado mucho en esto y observamos que, en organizaciones de
vanguardia, esto último ya no funciona como en el pasado. Hoy, los espacios y
los escritorios “no tienen propietario, quien lo necesite puede perfectamente
utilizarlos”. Inclusive espacios que anteriormente estaban destinados a jefes.
En muchas empresas esto es común. Recuerdo que ya en 1997, en la oficina de la
consultora E&Y en la que era socio, en una de sus oficinas en Nueva York,
me tocó vivir esta experiencia, que hoy está muy difundida y generalizada en
innumerables empresas y organizaciones.
Por
otro lado, existen aún límites y fronteras pertenecientes a ciertos ámbitos
donde esos límites son muy cerrados y/o muy exigentes y en los que es necesario
“pagar un precio elevado para pertenecer
y ser aceptado”. Lo mismo ocurre en algunas empresas y otros tipos de
organizaciones dentro de sus áreas y departamentos, donde suele haber límites y
fronteras, usualmente conocidos y aceptados por todos, sea por costumbre, o
bien, porque en algún momento se han determinado como “territorio exclusivo” de algunos.
Un
ejemplo habitual es, el de grupos que se reúnen en ciertos lugares a ciertas
horas (cafetería, salón de reuniones, lugar de descanso, o algún lugar
recóndito, escondido, casi secreto), siguiendo ciertos patrones, rituales, y
hábitos de comportamiento. Cada grupo tiene “su territorio” donde domina o
ejerce mayor influencia y control que otras personas y grupos. Estos
territorios se suelen respetar. De no hacerse así, darán inicio a conflictos y
diferencias.
De
alguna manera los grupos, mejor dicho, aquellos que los conforman, a veces ponen
un “precio exagerado”. Dificultades, pruebas y reglas, para evitar o dificultar
el acceso de otros a quienes no desean formando parte de su grupo-equipo. Para
ello se establecen reglas y obstáculos difíciles de superar. Lo hacen para mantenerse
como pequeño grupo exclusivo con poder.
Es
ésta, una de las formas de poner “límites” o “barreras” y de establecer las
“fronteras” del grupo. Las pruebas, retos y otras modalidades que es necesario
afrontar para vencer esos límites y dificultades suelen estar presentes en “sociedades y grupos económicos y de poder secretos, estudiantiles
y profesionales de mayor envergadura”.
En
ocasiones las dificultades y el “precio a pagar” para ingresar en lo
relativo a: esfuerzo, pruebas, retos, riesgos, etc., llega a ser tan elevado que
alcanza un momento en el que quienes están afuera deciden que no vale la pena pagarlo. Se pone tan
caro y con tanta exigencia que se pierde el interés. Cuando esto sucede, el
poder se traslada a quienes deciden quedarse fuera.
Recapitulando,
se puede afirmar que todo grupo humano va en diferentes ámbitos a determinar:
un territorio, un radio de acción, un compromiso, un qué hacer, hasta dónde van a
llegar y todo esto, viene a ser parte del establecimiento de los límites o
fronteras que todo grupo o equipo siempre va a determina.
“El
que levanta un muro, termina siendo prisionero del mismo”. Francisco
Bergoglio (En entrevista del Programa “Salvados”, 31 marzo 2019).
DINÁMICAS
Y PROCESOS: RESUMEN Y CONCLUSIONES
Como
se puede desprender de lo mencionado en los post ya señalados, es claro que ser
miembro de un equipo es algo sobre lo que hay mucho que se debe y puede
aprender.
De
alguna forma, miembros de grupos somos
todos en diversas situaciones de nuestra vida. No sucede lo mismo
como “miembro de equipos”. Ser parte
de un equipo conlleva un aprendizaje y desarrollo de competencias que es
factible alcanzar cuando se desea, pero que requiere trabajar consciente
y esforzadamente en pro de su
consecución.
Finalizo
la serie destacando que: el trabajo de
equipos, requiere de culturas empresariales o institucionales, donde prime la
confianza, el respeto por el ser humano y sus potencialidades, y donde no
ejerzan su rol como tal, directivos y mandos, sino más bien guías, líderes,
formadores, coaches.
Esta
es en esencia, la importancia de los Procesos de Grupo/Equipo, razón por
la que se considera una herramienta vital como parte de la formación de equipos
potenciados de alto rendimiento, considerados de máxima utilidad en empresas,
universidades, equipos de investigación y organizaciones de cualquier índole
que estén dispuestas a implantarlos.
Son
también, base de los sistemas humanos de aprendizaje que primarán en las
organizaciones dentro de esta Era de la
Información y del Conocimiento, por ser los humanos, los únicos en
condiciones de aprender, de realizar mejoras, crear, de generar conocimiento y
en consecuencia de innovar y mejorar.
En
la base de todo lo dicho está creer
verdaderamente en la posibilidad de desarrollar el inmenso potencial del ser
humano. Si esta no es la premisa de
partida, todo lo demás sonará sub-realista.
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