miércoles, 29 de marzo de 2023

CONTAR CON UNA CULTURA EMPRESARIAL APROPIADA Y SOLIDA

El tercer componente fundamental que garantiza el buen hacer y las posibilidades de éxito empresarial, o de las organizaciones de cualquier índole, es sin duda, la existencia de una ideología y una cultura empresarial coherente, alineada con la Visión que la empresa desea lograr.

La cultura empresarial, se refiere a: principios, valores, creencias, costumbres y prácticas, que definen y muestran la identidad y/o “personalidad” de una empresa, y la forma de cómo esta ha decidido relacionarse y lidiar, en los diferentes entornos en los que tiene presencia, y lógicamente con la finalidad de realizar, lograr su Visión.

La cultura e ideología de la empresa, guían y generan espacio adecuado, condicionando el comportamiento de todos los empleados a cualquier nivel. Cuando una persona se incorpora a una organización, automáticamente acepta actuar acorde con lo que especifica y determinan la cultura y el clima laboral existente en la misma.

Una cultura empresarial satisfactoria, sólida, resulta ser siempre un factor clave para el éxito de la empresa, debido al hecho de que afecta favorablemente la forma en la cuál los empleados de todos los niveles, interactúan: entre sí, con los clientes, con proveedores y, con los demás relacionados.

Hay varios elementos clave que se derivan de una cultura empresarial satisfactoria y sólida. Para ello, en primer lugar, es indispensable que exista una Visión clara y compartida que especifique con precisión, principios, creencias, valores, comportamientos deseados y objetivos. Esto ayuda a los empleados a sentirse más conectados entre sí y con la empresa. Al mismo tiempo les ayuda a compreder mejor, cómo su trabajo contribuye al logro de los objetivos y resultados que la misma pretende alcanzar.

Por lo señalado, es importante fomentar una cultura basada en la confianza, respeto del otro, colaboración, apoyo mutuo, y compromiso, lo que ayudará a los empleados a trabajar juntos de manera más eficaz, a mejorar su rendimiento general y el de la empresa.

Otro elemento importante de una cultura empresarial sana, es el grado de claridad, transparencia y de comunicaciones abiertas existente. Las empresas que fomentan ambas, pueden construir relaciones fuertes y de confianza con sus empleados, y entre ellos, lo que tiende a mejorar la moral y la convicción, contribuyendo de forma decisiva al incremento de la satisfacción laboral y, a que se pueda alcanzar un elevado compromiso, por parte de todos. Algo que siempre redunda en mayor productividad, calidad y mejores resultados.

La cultura empresarial también debe fomentar la flexibilidad, la innovación y el cambio. Las empresas que están dispuestas a adoptar nuevas ideas y cambios, consiguen adaptarse mejor a las variaciones de los diferentes mercados y a mejorar su competitividad. Por tanto, es vital crear un clima de trabajo que fomente la creatividad, la experimentación y la innovación.

Además, una cultura empresarial sólida y adecuada, tiende a promover responsabilidad social corporativa, incluyendo prácticas sostenibles, ecológicas y éticas, en sus operaciones e interacciones, con los diferentes ámbitos en los que actúa.

Otro aspecto fundamental de la cultura empresarial es, el poder contar con el liderazgo y management requerido. Un liderazgo de actualidad, participativo, integro, honesto. Los líderes de las empresas, deben ser y comportarse siempre como modelos a seguir, actuando de acuerdo con los valores y prácticas de la empresa.

Deben fomentar un ambiente de confianza y respeto mutuo entre empleados, y con los clientes. También, promover la igualdad de oportunidades, aceptar la diversidad, estar abiertos a la inclusión.

Vemos así, como la cultura empresarial es factor clave para el éxito de las organizaciones, dado que afecta la forma en que los empleados interactúan entre sí, con los clientes, con la propia empresa, y con su entorno. Esto, contribuye a mejorar la eficacia, eficiencia y consecución de los resultados esperados.

Una cultura empresarial sólida, consistente, coherente, flexible que se adapta al entorno, tiende a mejorar la atracción y retención de empleados, en especial, de aquellos con talento. Los empleados se sienten así, conectados y comprometidos, razón por la que son más propensos a permanecer, creciendo y evolucionando con la organización, lo que facilita que tiendan a ser los más productivos.

En conclusión, es esencial, contar con un equipo altamente capacitado y motivado y, con la cultura empresarial correcta, adecuada, para el éxito de cualquier empresa. Es importante proporcionar oportunidades de capacitación y desarrollo profesional para fomentar un equipo altamente capacitado y motivado.

Al crear un ambiente laboral positivo y una cultura sólida, clara, las empresas tienden a mejorar su capacidad para competir en un mercado global cada vez más exigente, y a obtener excelentes resultados que hayan sido claramente predeterminados mediante la Visión, y descritos en la práctica de la estrategia macro de la empresa.

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