Pablo Picasso dijo: "Todo acto de creación es, ante todo, un acto de
destrucción". Crear requiere "destruir" nuestra forma
convencional de pensar. Algo
lamentable que sucede en nuestro país y en muchos otros es qué, en ciertos ámbitos empresariales la
creatividad no está bien vista. En una gran mayoría se considera que las personas lo que deben hacer es trabajar,
no tener ideas, para eso están los que
mandan y dirigen. Lo que se espera de los demás es, que hagan bien el trabajo
que se les manda. Personalmente, lo lamento por todos aquellos que tienen
la mala suerte de trabajar en empresas con esta mentalidad obsoleta, que es lo
que hoy abunda, y con una cultura de empresa no apropiada para la innovación y en
consecuencia, con dificultades para adecuarse a los tiempos.
Muchos directivos
tienen miedo a las ideas de los colaboradores, especialmente, si ponen en tela
de juicio o cuestionan sus órdenes, decisiones, principios y a veces, hasta sus
convicciones; prefieren vivir en un mundo donde ellos tengan el control y
dominio de la situación y donde un pequeño grupo escogido y conocido sean los que
piensan y deciden. ¿Se dan cuenta del gigantesco desperdicio de talento de este
comportamiento tan habitual y extendido? ¡Así estamos!
Como he
venido señalando en varias de las entregas anteriores del Blog, en años
recientes, por suerte, esto ha ido
cambiando pero solo en empresas de vanguardia, cantidad que no representa para
nada a la gran mayoría que continúan apegadas a patrones más bien tradicionales
y no apropiados para la realidad actual y menos, la futura.
Quiero
resaltar qué: organización que no sea creativa, flexible, abierta, es incapaz
de innovar y de hacer frente de forma adecuada a los continuos cambios en las demandas
de su entorno y mercados, que sí son cambiantes. Pero no todo es negativo, algo
bueno está aconteciendo en varios países, entre ellos el nuestro. El domingo 13
de Abril en el cuerpo de Negocios de El
País, se publicó un artículo de Stefania Gozzer titulado: Las
escuelas de negocios se reinventan: Las instituciones potencian su oferta en
emprendimiento y habilidades sociales.
Por fin, han
tardado bastante. En lugar de ser las pioneras en promover el cambio a través
de los dirigentes de empresa que forman, se han caracterizado por mantenerse
atadas a enfoques anticuados, pero eso sí, enseñados de forma magistral. Tanto,
que varias de las españolas se encuentran entre las mejor rankeadas del mundo. Vale la pena señalar el comentario de Wendy
Alexander, decana adjunta de la London Business School: “Hoy se trata de ayudar a la gente a innovar con rapidez. Antes lo dábamos
como parte de la estrategia: cómo identificar un problema. O de marketing: entender
las necesidades de los clientes. En cambio ahora hablamos de procesos más
profundos, hay que tener una mentalidad que resuelva problemas y no se estanque
en los caminos ya definidos de las responsabilidades funcionales”.
Claro, la creatividad es un instrumento de
libertad, de cuestionamiento del pasado, y en el fondo, de cómo estamos haciendo
las cosas en el presente, al servicio de grupos de trabajo y de empresas. Pero
esto, resulta atemorizante para muchas empresas, empresarios y directivos. Además,
la creatividad exige ir más allá del ámbito donde surgen los problemas. Hay que
ahondar en las situaciones y buscar interrelaciones inusuales entre las cosas.
De esta forma es un instrumento y una actividad útil para desarrollar ideas
originales y adecuadas para cambiar el rumbo de las cosas. Es la puerta a la innovación.
El problema
actual es que, la mayoría de las
organizaciones no han evolucionado a la velocidad de los tiempos, a veces por
no saber cómo hacerlo con éxito y, muchas otras, porque conlleva cambiar e
innovar sin tener del todo claro el futuro, lo que produce miedo, incertidumbre
e inseguridad en quienes dirigen. Estos tres factores son importantes obstáculos
al cambio y la innovación; pero no los únicos. Ver post de 20/2, 1/3, 14/3 de
2011 donde se explicaba, con cierta profundidad, este fenómeno de los obstáculos a la creatividad y en
consecuencia, a la innovación.
Ante
situaciones complejas la tendencia es echar mano de los patrones de pensamiento
usuales, conocidos, habituales. Sin embargo esto, con frecuencia, no funciona
debido a que el entorno, mercado, tendencias, gustos y necesidades de clientes
o usuarios si han cambiado. Es necesario por ello, poseer una buena dosis de
pensamiento creativo que permita ver la situación desde una perspectiva nueva,
diferente, original. Una mente creativa permite buscar métodos, alternativas,
usos, aplicaciones, diferentes de lo usual, de lo común.
La educación
debería, al contrario de lo que sucede habitualmente, estimular el pensamiento
creativo (ver entrega del 14/4). Nuestra educación, esencialmente memorística, ha demostrado desde hace bastantes años, que
no es la más adecuada para el aprendizaje y desarrollo, en los tiempos que
corren. Estuvo bien, en cierta forma, para parte de los siglos XIX y XX, pero
para nada es de utilidad desde hace, ya al menos, unos treinta y cinco años.
La creatividad,
está dirigida a desarrollar una persona dotada de iniciativa, inquietudes,
curiosidad, plena de recursos y de confianza, capaz de enfrentar problemas
personales, interpersonales y/o de cualquier otra índole. La creatividad debe
ser clave para la educación en su sentido más amplio por ser un poderoso instrumento
para la solución de los graves problemas que asedian a la humanidad. La innovación sólo se produce si alguna
idea creativa llega a implantarse.
Una persona puede ser muy creativa pero puede ser también, incapaz para
innovar. Son actividades muy distintas y se realizan en momentos y situaciones
diferentes como veremos en próximas entregas.
http://innovarlagestion.blogsp ot.com
www.innovarlagestion.com
http://www.bubok.com/libros/ 172773/Innovar-la-gestion
www.innovarlagestion.com
http://www.bubok.com/libros/
No hay comentarios:
Publicar un comentario