miércoles, 27 de junio de 2012

CONSECUENCIAS TRAUMÁTICAS DE LA BAJA MADUREZ PSICOLÓGICA

Ya he explicado la importancia y utilidad del modelo de las Etapas y Niveles en el desarrollo de los humanos de la investigadora Jane Loevinger, adaptado al mundo empresarial por Lasker y Pinedo. Señalé la aplicabilidad del mismo, visto como un modelo que explica el desarrollo del Yo y de la Personalidad humana, basado en los comportamientos o conductas usuales en las personas, que permiten comprender la Etapa del desarrollo en la que se encuentran, mejor dicho, nos encontramos.
 
En la Entrega anterior señalé los comportamientos que caracterizan a infantes, donde son parte normal de su proceso de desarrollo y aprendizaje, y también como adultos, que por diferentes "traumas" han quedado estancados en esta etapa, de la que no saldrán, a menos que se sometan a procesos de terapia que los ayuden a superar las crisis y traumas, que se suelen ir superando, más o menos bien, a lo largo del crecimiento y desarrollo humano.

 
Antes de describir la Etapa II, deseo aclarar, que no existen “individuos puros”, esto es, representativo de una etapa. Lo que encontrará el lector es, mayor cantidad de rasgos característicos de una u otra etapa. Es esto, lo que  permite identificar la Etapa o Etapas, donde se encuentra cada persona. Lo usual es encontrar factores de dos etapas, o dos etapas y del nivel de transición intermedio, correspondiente.

 
Conviene aclarar que conforme las personas vamos madurando y ascendiendo en el proceso de desarrollo de la personalidad, lo normal es que los comportamientos de etapas anteriores vayan desapareciendo y, lógicamente, sean sustituidos por los de etapas superiores. Claro, el problema se presenta cuando alguien por diversas circunstancias de su desarrollo se ha quedado detenido en la primera o la segunda; posiblemente de por vida, a menos que algo lo haga evolucionar y madurar. Esto es muy importante comprenderlo  para entender, por qué hay personas adultas que se encuentran en la Etapa Impulsiva, casi al cien por ciento. No son la mayoría, pero existen más de los convenientes, tanto para las empresas como para la sociedad. 

 
II.-  SEGUNDA ETAPA: PERSONALIDAD AUTO-DEFENSIVA

 
Veamos los comportamientos que tipifican a los individuos que han pasado por esta etapa, y aquellos que se han quedado estancados en la misma. Es importante, conforme se va leyendo, ir estableciendo las diferencias que percibe relacionadas con la anterior, y haciendo referencia a sujetos en quienes se pueden observar. 

 
* Hay reconocimiento de las normas, pero las usa para su propio beneficio y satisfacción: “lo que me conviene es bueno y lo que no, es malo”.
* Malo, es igual a ser descubierto. No existen aún sentimientos de culpa como sanción.
* No posee capacidad de auto-crítica.
* Tiende a ser oportunista, vivo, mentiroso e irresponsable.
* Le preocupa cómo ejercer control, dominar y aprovecharse de los demás en sus relaciones con otros. Necesidad de poder personal.
* Suele ser una persona desconfiada, insegura y sinvergüenza.
* Ve el trabajo como algo molesto, desagradable. Razón por la que lo evitará siempre que pueda.
* Su relación con otros es de gana-pierde. No es capaz de concebir el que los dos puedan ganar, y menos aún la colaboración.
* Vivir es la vida fácil, con mucho dinero y cosas bonitas.

En la Etapa II, se observa algo más de madurez, pero sigue siendo, desde la perspectiva de la situación de trabajo y del mundo de las organizaciones, una personalidad inmadura y altamente conflictiva tal como veremos al ampliar los comportamientos señalados. Una de las primeras dificultades que podría presentarse al trabajar con una persona de esta madurez es, que aprovecha las reglas y normas para sacar beneficio de ellas, aunque sea con el menoscabo de otros. Es el tipo de persona que aunque cometa una fechoría, algún delito, pequeño o grande, como no tiene aún verdadera capacidad de autocrítica, no le produce malestar, y además, si logra que no le descubran se siente estupendo, porque “lo ha hecho tan bien y ha sido tan inteligente, que no le han descubierto”. 

 
Se trata de adultos oportunistas, que intentan obtener un beneficio individual, egoísta, de las situaciones en general. Suelen ser personas oportunistas, aprovechadas, sin vergüenza, lo que les da, según su percepción, permiso para aprovecharse de otros, o de la empresa. Son además, mentirosos e irresponsables. Suelen ser individuos cuya motivación predominante es la búsqueda de poder. Dominar y controlar a otros. Lamentablemente, al leer las características típicas de esta Etapa de madurez, lo quiera o no, se agolpan en estos momentos en mí comportamientos y acciones, en especial de políticos, que parecen descritos “al pie de la letra”. Pero no se libran muchos empresarios, y en especial banqueros, cuyos comportamientos no pueden ser más autodefensivos y oportunistas. Os sugiero leer y releer las características para que podáis comprender mejor en manos de quienes estamos los ciudadanos en este país.

 
En esta Etapa, las relaciones con otros son, de gana-pierde. No conciben situaciones en las que todos puedan ganar, de ahí que provoquen muchos conflictos de difícil solución. Pedirle a personas con esta madurez que colaboren con otros, que trabajen en equipo, es casi imposible de lograr, no podrían hacerlo aunque quisieran. Por su baja madurez suelen ser personas psicológicamente inseguras, de ahí fuerte motivación hacia el poder personal. Es la “coraza” necesaria para cubrir y disimular, creen ellos, su inseguridad e inmadurez. Esa misma inseguridad los lleva a ser desconfiados con los demás, de ahí que en sus relaciones con otros traten siempre de sacar provecho personal y abusar de su poder sobre otros, siempre que puedan. Con más frecuencia de la deseable así lo hacen. Imaginaros un jefe, directivo, mando, con este nivel de desarrollo. Existen y muchos, de ahí los frecuentes casos de mobbing –acoso- y otras modalidades, donde el personal de la organización es vigilado, controlado, amenazado y maltratado, por eso el común rechazo a los “jefes” y la baja productividad de las empresas, donde no existe compromiso. 

 
Estas personas con baja madurez y bastante superficiales en casi todo, como consecuencia de ello, desde el punto de vista de desarrollo de la personalidad lo que quieren es, vivir la vida de manera fácil, con mucho dinero, obtenido sin mayor escrúpulo, y cosas bonitas que le den estatus y aparente poder. Ya señalé que ven el trabajo como algo molesto, desagradable, algo que debe hacer tan solo por obligación, como instrumento para satisfacer sus necesidades básicas como persona. Por lo indicado, no se puede esperar de estas personas que sean, o lleguen a ser buenos trabajadores, menos aún buenos empresarios o directivos, y mucho menos, buenos políticos. Pensemos en todo lo que nos está ocurriendo y a cuantos hemos visto y vemos a diario actuando de manera oportunista.




No hay comentarios: