martes, 16 de enero de 2024

"Agilidad Organizacional" y "Gestión del Cambio Ágil" (2ª parte)

 Señalaba en el anterior post, último del 2023, que en un mercado cada vez más rivalizado y dinámico, las compañías sin capacidad de reacción y adaptación rápida al cambio y a las novedades que surgen, no tienen cabida. También indiqué, que es indispensable alejarse de las estrategias estáticas y tradicionales, si se quiere mejorar la competitividad en los contextos actuales de cambio. Para conseguirlo, implantar y desarrollar Agilidad Organizacional y Gestión del Cambio Ágil, resultan ser una necesidad vital.

Estas orientaciones y/o modelos, se enfocan en el desarrollo de organizaciones y de empresas, que dispongan en ellas, de una poderosa capacidad para reconocer oportunidades que frecuentemente aparecen de forma rápida y no siempre clara, en los mercados donde actúan. El objetivo es siempre, adelantarse a la competencia. De esta manera, las organizaciones ágiles y con gestión flexible, consiguen mejorar su efectividad, productividad y rentabilidad, en todo tipo de situaciones.

La agilidad organizacional de las compañías tiene una influencia notable, hoy día, en la consecución de sus objetivos estratégicos flexibles, y en la obtención de mejores resultados. ¿Por qué? La respuesta es clara: una empresa ágil tiene la capacidad de dar respuesta rápida a cualquier tipo de demanda que surja en distintos contextos.

Para ello, es necesario crear en la empresa, un clima de verdadera participación e implicación real de las personas y de los equipos de trabajo, con la finalidad de generar una cultura de agilidad de respuesta rápida, en todos los niveles de la misma. Para conseguirlo es indispensable que todos los empleados conozcan perfectamente de qué se tienen que encargar, y la organización deberá dotar al personal profesional, de una elevada autonomía y capacitación para realizar el trabajo. Es en ellos, donde descansa la responsabilidad final por los resultados, acorde con sus respectivos roles. Actuando de esa manera se consigue, que puedan aportar valor a los procesos de trabajo, y en conjunto, contribuir para alcanzar éxito empresarial.

Tipos de agilidad empresarial 

Como ya señalé: la capacidad de respuesta rápida marca hoy, la diferencia en el mundo empresarial. Para hacer frente a los retos del mercado, las organizaciones tienen que estar preparadas para ser dinámicas y ágiles estratégicamente. Para alcanzar este dinamismo empresarial, Donald Sull, profesor de la London Business School, y uno de los pioneros en la aplicación de este enfoque, considera que las empresas necesitan desarrollar y poseer tres tipos de agilidad: estratégica, de portafolio y operativa.

1.     Agilidad estratégica: Determinada como habilidad para detectar y cuantificar las oportunidades más destacadas que se dan en el mercado, y que pueden suponer un notable cambio en el mundo empresarial. Se destaca por su flexibilidad, su capacidad de innovación y su rapidez.

Para llevar a cabo este tipo de estrategia es esencial que las organizaciones optimicen sus recursos, muy especialmente los humanos, a fin de tener plenamente controlado el entorno y estar en capacidad de descubrir así, las distintas oportunidades que aparecen continuamente. Éstas, pueden clasificarse en pequeñas, medianas y grandes. Las primeras se presentan de manera más habitual y permiten a las compañías frecuentes mejoras; las grandes oportunidades aparecen de manera poco frecuente, y solo las empresas capaces de detectarlas y afrontarlas, alcanzan con ellas un fuerte impulso competitivo.

2.     Agilidad de portafolio: Referida a la capacidad de gestionar los recursos (capital y talento) de la empresa de manera rápida y eficaz en todas las áreas del negocio. Se trata de dar la mayor velocidad posible al proceso de detección de oportunidades que comienza en los propios empleados, y acaba con la aprobación por parte de los directivos. La organización necesita no tener que reaccionar ante un problema, sino contar con la habilidad de anticiparse y adaptarse a ellos, para lograr resultados óptimos.

3.     Agilidad operativa: Habilidad vinculada a la toma de decisiones. Se trata de aprovechar al máximo, todas las oportunidades que la compañía ha detectado, con el objetivo de hacerlo de manera más rápida y efectiva que la competencia. Para ello, es esencial que las decisiones sean tomadas por las personas adecuadas, con la información apropiada y que dispongan de las herramientas correctas para la ejecución.

Cómo implantar la Filosofía y enfoque Ágil, en tu empresa

Apostar por la implantación de Ágil, entraña un salto cultural profundo. Se trata de un giro en el concepto tradicional de la organización y realización del trabajo. Para lograrlo con éxito hay que tener en cuenta algunas claves:

Ø  Lograr apoyo e implicación de la dirección: La implantación exitosa de los principios y valores ágiles requiere en primera instancia del apoyo desde los sectores directivos de la compañía, quienes deben asumir y respaldar la necesidad de un cambio cultural y de estrategia, en el que la filosofía Ágil se inscriba a la perfección dentro del ámbito de la empresa.

Ø  La mejora de la confianza en y entre las personas: En especial, por parte de la alta dirección es indispensable para fomentar el entorno de trabajo adecuado. Solo así la innovación será bienvenida y el cambio supondrá una verdadera transformación cultural, desde las propias raíces de la organización.

Ø  Captar en invertir en talento: Debe ser muy claro el hecho de que, es en el buen potencial del equipo donde reside el éxito de la filosofía Ágil, por ello, es necesario contar con el mejor talento, y crear vías expeditas para facilitar su desarrollo. Existen hoy, consultores profesionales formados en los diversos roles Agile, con el perfil idóneo para guiar equipos y colaborar con empresas.

Ø  Estos planteamientos coinciden con los del Desarrollo Organizacional D.O., al cien por cien. En el D.O., el proceso de cambio planificado se determina hacerlo siempre desde arriba. Se minimizan así posibles fuertes resistencias. Mientras haya resistencias arriba, las posibilidades de cambio profundo se tornan casi imposibles. La filosofía del D.O., descansa también, en el desarrollo del talento.

Ø  Elegir los proyectos más idóneos para su implantación: Agile puede adaptarse a cualquier proyecto o servicio, pero resulta especialmente beneficioso en proyectos experimentales, impredecibles y de compleja definición o especificación por su carácter cambiante.

Ø  Apoyarse y seguir algún marco de referencia o modelo contrastado: A partir de los principios Agile, se desarrollaron diversos métodos y herramientas con eficacia contrastada. El más conocido es Scrum, un marco de trabajo que facilita que los valores y principios del modelo, calen en la forma de trabajar de las personas. En él mismo, la entrega de valor se hace en periodos de tiempo con plazos de dos a tres semanas llamados sprints. Cada sprint debe contar con una planificación (Sprint Planning), con un seguimiento diario (Daily Scrums), con una revisión final (Sprint Review) y dar una retrospectiva que permita analizar el trabajo desarrollado e implementar un plan de mejoras.

Ø  Mantener el proceso bajo control: Pese al carácter improvisador del que parece hacer gala Agile, lo cierto es, que requiere de un cierto orden. No se trata de establecer un marco rígido de actuación, sino de estimar los esfuerzos que requerirá cada sprint, para establecer objetivos realistas y optimizar el reparto de los recursos.

 

¿Cómo mejorar la agilidad organizacional?

La constante evolución de los mercados genera un problema para aquellas compañías que tienen modelos de dirección y gestión tradicionales, ya que siguen considerando que los cambios que se dan en el mundo empresarial son factores externos y no aspectos vinculados con la propia naturaleza de la organización o empresa.

Informarse de las tendencias, conocer la evolución del mercado, ser consciente de cómo está la propia empresa y, tener bien definidos los objetivos de la compañía son aspectos fundamentales para mejorar la agilidad organizacional. El enfoque Agile, lleva a las empresas a adquirir la capacidad de prevenir todos los acontecimientos y a generar la flexibilidad necesaria para crecer en el mercado.

Muchas compañías se hacen hoy la misma pregunta ¿cómo conseguirlo? Mejorar la agilidad organizacional de tu empresa exige poner en práctica diferentes estrategias. Veamos algunas claves para ello:

  • Consigue valor diferencial con tus decisiones: Es imprescindible que los equipos de trabajo prioricen cuales decisiones son las más importantes. Es esencial conocer en qué y donde emplear el tiempo para ser productivos y alcanzar los objetivos. ¡Centra todo tu talento y el del equipo, en tomar buenas decisiones!
  • Define claramente los roles y responsabilidades de tus trabajadores: Cada miembro del equipo de trabajo debe conocer perfectamente sus labores y responsabilidades. Un claro reparto de tareas permite tomar decisiones de manera rápida y eficaz. También requiere confiar en ellos.
  • Apuesta por la innovación y la tecnología: El talento de una empresa juega un papel importante en la toma de decisiones. Es primordial fomentar equipos de trabajo diversos, con un ambiente acogedor, donde se pueda exhibir plenamente la creatividad y se cuente con personas que dispongan de una buena capacidad de adaptación ante los cambios. Este talento bien gestionado, unido a la apuesta por la tecnología, posibilita una combinación que acerca al éxito a las compañías.
  • Acelera todos los procesos de la empresa: No pongas obstáculos a la creatividad y el rendimiento en tu organización. Disminuye la burocracia, simplifica, optimiza las tareas y, reduce los niveles jerárquicos en el esquema organizativo para que haya una mayor relación entre quienes participan y toman decisiones y los propios empleados que ejecutan los trabajos. Las organizaciones con procesos claros y efectivos tienen mayores opciones de alcanzar resultados positivos.

Continúo este amplio y novedoso tema en las siguientes entregas del blog.

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