martes, 23 de julio de 2013

INNOVAR LA GESTIÓN: CLAVE PARA LA EFICACIA DE LAS EMPRESAS


 


El mundo de las organizaciones es complejo debido a los componentes y variables que intervienen en los macro procesos que realizan buscando ser: eficientes, eficaces, productivas y competitivas,  y alcanzar una buena rentabilidad como retorno; ya sea, prestando un servicio que cuente con elevada demanda o, mediante la elaboración de productos que satisfagan expectativas y exigencias de los diferentes grupos de clientes y mercados en los que operan. En el caso  de organizaciones públicas sería principalmente,  dar servicios que satisfagan las demandas de los usuarios y, recibir el reconocimiento de éstos, como servicio público de calidad que beneficia a sus usuarios.

Un modelo de Sistema Organizativo

Con la finalidad de explicar de manera comprensible algo que ya he reconocido como complicado, diseñé hace algún tiempo un modelo gráfico que  me permitiera incluir en una sola lámina esa complejidad. Dicho modelo, facilita la visualización de una organización cualquiera, sin importar su tamaño.

 
Como se puede observar en el gráfico de elaboración propia, cualquier organización o empresa está conformada por todo lo indicado dentro del “pentágono” y más. Todas se encuentran rodeadas por un espacio muy amplio, casi sin límites, que las circunda, su entorno, conformado por: los mercados en que actúa la empresa, los clientes, proveedores y un amplio conjunto de otros “sistemas de demanda” que hacen muy diversos tipos de exigencias - “demandas”- a la organización o empresa.
El entorno de las empresas
Un primer aspecto esencial para comprender la complejidad de obtener una organización exitosa es, tomar conciencia de que toda organización o empresa, de la índole que sea, está siempre inmersa dentro de un entorno, con el cual interactúa permanentemente para poder cumplir con su misión. Para la mayor parte de las empresas grandes y medianas, hoy en día, dicho entorno es de gran magnitud por incluir, generalmente, a otras empresas y clientes de países en diferentes continentes, lo que produce una situación más compleja que en el pasado, cuando los mercados eran esencialmente locales.
Esta complejidad, es un factor que justifica la necesidad, o al menos conveniencia,  de que toda organización que quiera ser eficaz cuente con una buena estrategia de empresa. Ésta conformará su “plan de futuro”,  que guía y apoya su gestión, y donde los diferentes  entornos y sistemas que le hacen demandas, se contemplen  con claridad, con el fin de estar en capacidad de dar una respuesta eficaz, adaptada a cada país y cultura y, más en concreto, a los diferentes grupos que conforman a sus clientes en esos mercados. Ese plan de futuro escrito, es conocido usualmente como estratégico. Un buen plan estratégico abarca siempre los dos grandes ámbitos de la planificación: el externo, ya señalado como  entorno,  donde ocurre lo más importante para cualquier empresa  u organización  y el ámbito interno.  Pare ser eficaz en ambos, innovar periódicamente las formas de gestión es una actividad clave de supervivencia,también, para lograr éxito en ambientes cambiantes.
El entorno, está conformado por: sus mercados, clientes, usuarios, competidores, proveedores, entes reguladores, cámaras, asociaciones, organismos del gobierno, sindicatos, centros de desarrollo de nuevas tecnologías, ámbito económico, ecológico y  otros, a los que es necesario tomar en cuenta a la hora de determinar la estrategia de futuro y realizar una actividad de planificación que permita dar claridad y transparencia dentro de la misma, a la pregunta fundamental: ¿Cuáles serán las exigencias qué  provendrán de los diferentes sistemas de demanda hacia nuestra empresa, a futuro?
En la medida en que ese plan de futuro se haga bien, la empresa estará en mejores condiciones de dar la respuesta adecuada a cada demanda o requerimiento proveniente de su entorno. Los  “Sistemas de Demanda”, se denominan así por ejercer diferentes tipos de demandas o, exigencias continuas, a las que las empresas deben dar respuesta adecuada para obtener un resultado eficaz y ser competitivas. Éstas a su vez, tienen dos posibilidades de cómo hacerlo, ambas con un impacto y resultados distintos:
                1) De manera reactiva, reaccionando a la presencia de la demanda a fin de satisfacerla. Esto suele conducir a una forma peligrosa de “gestión por reacción”, nada recomendable, ya que suele resultar costosa desde una perspectiva general y, porque casi nunca es garantía de calidad. Conlleva estar siempre corriendo, “apagando fuegos”, tal como le  ocurre a la gran mayoría de organizaciones que no supieron prever en sus países la crisis que se avecinaba y que ha hecho desaparecer a muchas de ellas.
                2) De forma pro-activa, preparándose de antemano y siendo capaces, mediante el plan, de anticiparse a posibles nuevas demandas y exigencias de acuerdo con las grandes tendencias en el entorno y los mercados, estando preparadas para satisfacer y responder rápida y adecuadamente a las nuevas exigencias. De haberlo hecho así, muchas de las empresas hoy en condiciones graves por efecto la crisis económica  internacional, estarían en mejor situación.

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