viernes, 9 de diciembre de 2016

EMPRENDIMIENTO V -INNOVACIÓN



Desde mi punto de vista, éste es el último componente fundamental de índole sicológica dentro de la compleja actividad de emprender al que me quiero referir. Considero imposible concebir el emprendimiento sin ir íntima y profundamente unido a la posibilidad de innovar en algo.

El emprendimiento exitoso va ligado a la innovación, al cambio y a obtener, o realizar algo nuevo, diferente, que genera una novedosa aplicación, o que, idealmente, representa un cambio de paradigma.

Posiblemente lo que moviliza en el ser humano la idea emprender, de intentar algo diferente es, alguna forma de visualizar una realidad distinta, mejor, más útil, práctica y asequible para un gran número de personas, o idealmente, para todos. Es a esto a lo que nos referimos como  innovación, transformación.

Todo emprendedor, dentro de los claro - oscuros usuales en su Visión de Futuro, percibe, o al menos cree percibir, la posibilidad de innovar, de cambiar y de alterar algo que es factible mejorar, y en consecuencia, obtener y alcanzar un resultado superior.

La Innovación se produce cuando alguna idea creativa llega a implementarse y es aplicada y demandada en la sociedad, o una parte de esta. El proceso de innovación descansa y se origina en la creatividad humana, que permite generar ideas y soluciones novedosas y originales.  La creatividad, también un componente psicológico, es la puerta a la innovación.


Para que realmente se produzca innovación de manera continua en las empresas, se requiere que exista una potente y afianzada Cultura de Innovación, que se caracteriza fundamentalmente, por tener claras, definidas, comunicadas, alineadas y compartidas la: Misión, Visión, Valores, Objetivos y Resultados deseados. Y también,  que existan, como parte de la Filosofía de la organización,  valores de participación, cambio y superación, orientados a mejorar continuamente lo que se realiza. Me refiero a llevar a cabo lo necesario para  estar siempre preparados para satisfacer las necesidades y gustos cambiantes de los clientes. Algo que se modifica continuamente en el mundo y que obliga, al mismo tiempo a la empresa a establecer y mantener una cultura de la organización, orientada al cambio,  del que se realimenta continuamente.

Dicho de otra manera: Toda organización que pretenda triunfar en el tiempo, tiene que anticiparse a las necesidades cambiantes  del mercado que sirve. Para ello es esencial que posea una cultura organizativa, primordialmente innovadora, o que al menos la promueva y estimule.

Para comprender lo señalado con claridad solo hay que observar a las empresas de las que se habla todos los días en el mundo, conocidas por su eficacia para lograr ese fin de innovación permanente: Apple, Google, Microsoft, Twitter, Facebook, etc., para no llenar el resto de la página con nombres de las miles de compañías innovadoras que existen y surgen continuamente; y cuya característica diferenciadora principal es, la cultura de innovación que poseen.

Pero para poder comportarse de esa manera han tenido siempre que llevar a cabo un paso previo fundamental para poder realmente, ser innovadoras: Ese paso es, contar, contratar, disponer de personas creativas, con ciertos rasgos de personalidad y madurez, a las que permiten y estimulan a utilizar de forma muy positiva y apropiada su capacidad de crear y su talento.

Ese tipo de cultura organizativa requiere de procesos  continuos de  feedback que devuelven información acerca de los resultados obtenidos, provenientes de los esfuerzos de cambio y mejora. Este proceso, demanda además de ser parte de la cultura de la organización, comportamientos maduros, de logro y superación...

Se necesita también, contar con líderes innovadores, excepcionales, maduros, que disfrutan, inician y promueven cambios basados en el valor que otorgan  al potencial, talento  y fortalezas de sus colaboradores y equipos. Esta es siempre una actividad que, más temprano o más tarde, tiene que llevar a cabo quien emprende, con la finalidad de llegar a conformar  en corto o medio plazo, una empresa de éxito.

Son empresas que continuamente evalúan, adaptan, e innovan las formas en que se lideran, gestionan. Que cuentan con un clima que estimula la participación, equipos, experimentación, con la finalidad de facilitar y conseguir que su personal realice cosas originales y busque superarse continuamente. 

Se trata de Culturas Emprendedoras donde los fracasos no se castigan, porque se consideran parte esencial del proceso de aprendizaje. Culturas Emprendedoras, que estimulan la creatividad e iniciativa de las personas, que las refuerzan, premian, y reconocen los intentos, no solo los éxitos.

PROCESO DE INNOVACIÓN

En 2008, basados en una serie de estudios,  Nadler y Tushman plantearon: La innovación debe ir más allá del diseño creativo de productos o servicios, tiene que abarcar aspectos organizativos y de elaboración que aseguren a la empresa, un mercado, aún en tiempos de incertidumbre”.  Algo que requiere de capacidad de anticipación y de reacción ante el cambio. El proceso tiene que incluir el  innovar la alta gerencia y la dirección. También, innovar desde la alta gerencia.  Las empresas innovadoras requieren poseer “la necesaria  infraestructura de emprendimiento, de apoyo y de poder, bien engrasada”.

Mi experiencia me ha llevado, desde mediados de los años 80 a percibir esta misma conclusión a la que llegaron estos autores. Desde mi punto de vista no es suficiente aplicar los componentes de la fórmula más usual y difundida: Investigación + Desarrollo + innovación  (I+D+i). Coincido plenamente con Nadler y Tushman, en relación a que no es suficiente, se requiere  lo  que he denominado como: Innovación de la Gestión (IG). De tal forma que la fórmula más precisa debe ser: I+D+i+IG. De esta conclusión surge mi libro publicado en 2010: “Innovar la Gestión: Claves para incrementar la eficacia y competitividad de las organizaciones” . Edit. Bubock.  


Esas experiencias en importantes procesos y actividades de cambio e innovación durante años en diversos tipos de empresas, me llevaron a comprobar como la innovación requiere, dentro de la empresa que se la tenga como uno de sus valores y prácticas esenciales. Considero imperiosa la necesidad de crear el ambiente y el clima de trabajo adecuados, y contar con el apoyo claro y decidido del equipo de management, o de liderazgo como soporte. De lo contrario pasa de manera superficial sin dejar huella ni el impacto positivo de cuando se realiza bien.

Cuando esta condición no estuvo presente en empresas empeñadas en mejorar significativamente,  y en innovar para ser más competitivas, satisfacer adecuadamente demandas y requerimientos de clientes,  en la mayoría de los casos, la preocupación por el emprendimiento interno y la innovación, duraron poco.

Es obvio que el proceso de Innovar requiere potenciar a las personas, empoderarlas, (Dar poder para decidir y actuar: Empowerment),  entusiasmarlas,  crear, desarrollar y mantener condiciones que estimulen la pasión, el compromiso y la libertad. Todo ello se traduce en un concepto clave previo para conseguir ese ambiente y clima estimulante: La Confianza. Lamentablemente nuestra idiosincrasia nos lleva más hacia el otro extremo: la desconfianza.  Nos queda mucho por mejorar pero el potencial para hacerlo está ahí.







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