miércoles, 5 de octubre de 2022

POR QUÉ ES NECESARIO SUPERAR LA RESISTENCIA AL CAMBIO

Mencionaba hacia el final de la anterior entrega que, “Una de las cosas que más me ha llamado la atención de mis experiencias de trabajo e investigación en España, tiene que ver con, la elevada resistencia al cambio, y a realizar innovaciones. Algo claramente perceptible sin necesidad de ahondar demasiado al respecto”.

Como siempre, deseo aclarar que existen numerosas excepciones. Pero no dejan de ser excepciones. No es lo que abunda en el país, tal como sería lo deseable. De ahí, entre otras, las dificultades y retrasos en la incorporación de los recientes modelos de management, surgidos en los últimos 25 años. Así que lo de nuevos, es muy relativo. Pero claro, lo peor, viene dado por la ausencia elevada de aplicación de los mismos.

Personalmente opino que de esa realidad se derivan hechos y situaciones que considero tienen un impacto muy relevante en la baja eficacia de las empresas, y en la reducida productividad que tenemos como país. De nuevo, existen honrosas excepciones.

Un cambio muy importante ha ocurrido durante y post pandemia, período en el que se ha acrecentado el interés por trabajar fuera de la oficina, por realizarlo online, sin tener al jefe “vigilando”.

Se vivió y muchos aún viven, una situación donde eres tú, tu ética, profesionalismo y responsabilidad, quienes valoran lo que has realizado. Todo ello, sin tener a nadie que te esté mandando y controlando continuamente. Solo en algunos momentos.

Ante esta nueva situación, muy resistida y objetada en un principio, posteriormente, se comprobaron los pros y contras de la misma. Ahora eras tú quien decidía el ritmo, el que establecía las prioridades en el día a día, y quien se regulaba para realizar bien el trabajo y cumplir los objetivos acordados.

Esta manera de trabajar, genera una enorme diferencia. Requiere de madurez y responsabilidad por parte del trabajador, y de un elevado grado de respeto y confianza por parte del jefe.

Qué pasa con la Resistencia al Cambio

El problema de la resistencia al cambio y a ser innovadores, resulta, lamentablemente, muy marcado ya desde los primeros contactos con nuestro sistema de enseñanza y especialmente, en el sistema universitario, en general. De nuevo resalto que hay importantes singularidades. No es lo que abunda.

Personalmente, he tenido la suerte de vivir algunas de esas singularidades, lo que me ha permitido comprobar la resistencia de otros. Se requiere de visión y entusiasmo por hacer las cosas de forma diferente, mejor.

Dado mi trabajo como un “Agente de Cambio”, imagino que, si algo debe ser abierto al cambio, a la innovación, a lo novedoso, deben ser las Universidades y la Escuela. Ambas existen para educar, mostrar el mundo, enseñar lo nuevo, diferente, innovador y prepararnos para ello y para mejorar continuamente.

Pero quizás es más importante, infundir esa inquietud y entusiasmo como parte de lo que debe ser la educación, capacitación y formación de personas y de profesionales diferentes de lo que existe y de lo que es habitual, común.

Es necesario desarrollar personas con inquietudes, abiertas a lo nuevo, a lo diferente. Y de ser factible, de lo más novedoso y avanzado. Ésta es, al menos, mi percepción de lo que debería ser.

Si el cambio, lo nuevo, diferente, no surge en la universidad ¿dónde entonces, se estudia, investiga, averigua, indaga e innova? ¿De dónde va a salir lo nuevo, distinto, la nueva sabiduría y todo aquello que es lo que puede hacer avanzar a la sociedad?

Contemplamos, sin embargo, las trabas y dificultades que hay en general, en el país, para dedicar tiempo, recursos y el necesario esfuerzo a la investigación, creación y desarrollo de conocimientos y de productos y servicios novedosos.

Son tantas las personas que podrían ser excelentes y llegar a ser grandes investigadores e innovadores, pero la mayor parte de las veces resultan frustrados por los componentes sistémicos, burocráticos, de poder, que carecen de visión de futuro, y que matan, con frecuencia, la motivación de logro y superación (McClellan), en estas personas.

Además de en la Universidad, este tipo de realidad la he vivido y percibido especialmente y con mucha más fuerza en empresas y otros tipos de organizaciones, que no evolucionan adecuadamente para adaptarse a su entorno, como lo requiere todo organismo viviente. Se observa, en la mayor parte de la actividad del día a día, en cualquier ámbito y rama de la industria y de los negocios.

Presente igualmente, en el mundo y en las formas inmaduras e incomprensibles de comportarse y de realizar la política, por parte de muchos de nuestros “políticos”, de algunos dirigentes. Y lo que es peor, de los partidos políticos. Impresiona observar los comportamientos inmaduros que continuamente realizan y repiten. Es vergonzoso.

Donde es quizás más fácil contemplar esta realidad descrita es, a la hora de pretender introducir cambios necesarios en empresas y otros tipos de organizaciones y/o para beneficio del país. Inclusive, lo hemos vivido en empresas donde creíamos que estaban por fin dispuestas y en las que se habían identificado oportunidades para mejorar y avanzar.

Esto fue así, mientras el personal en distintas posiciones de mando no tuvo que asumir nuevas responsabilidades y retos. Todo aparentemente iba bien. A partir del momento de tener que asumir cambios, nuevas responsabilidades y objetivos medibles relativos a su trabajo con fecha de culminación, desde ese momento todo cambió. La resistencia se hizo presente de forma muy marcada, y terminó paralizando toda la actividad de cambio y de mejora.

Qué es la resistencia al cambio y a que se debe su existencia

Diversos estudiosos de este tema dan importancia a una variedad de diferentes causas a la hora de explicar, a qué se debe este tipo de comportamiento que resulta bastante común, y que es muy negativo y costoso.

Personalmente, yo le doy el peso más destacado a factores ligados al proceso de desarrollo, mejora y crecimiento de la personalidad del ser humano. Tiene, por tanto, mucho que ver con las fases y procesos relativos a superar las crisis de la: Infancia, niñez, juventud, adolescencia, adultez, (Sullivan).

Está relacionado con el grado de seguridad – inseguridad personal, que cada individuo consigue alcanzar, en el proceso complejo de superar las crisis del desarrollo hasta lograr convertirse en persona eficaz, madura.

 

También tiene mucho que ver con: El temor y/o miedo a lo desconocido y, por ende, a todo lo que se relaciona con futuro, ya que resulta desconocido, retador y muy ligado al nivel de desarrollo del Yo alcanzado por cada persona. Su coraza (Carácter), su miedo y temor a lo desconocido, su temor y/o pánico ante la posibilidad de fracasar, miedo al futuro, falta de confianza en sí mismo, creerse superior a los demás sin realmente serlo. Todo ello relacionado con lo que es y/o debería ser el desarrollo de una buena y alta madurez, un buen autoconocimiento, etc.

En la venidera entrega continuaré ampliando y explicando aspectos relacionados con este complejo y relevante tema.

 

http://www.bubok.es/libros/172773/Innovar-la-gestion

 

 

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