lunes, 5 de septiembre de 2016

MIEDOS Y GESTIÓN (Parte II)



Después de unos días de respeto por las vacaciones de los lectores, continúo ya, en pleno Septiembre, y de manera habitual, con lo planteado en el anterior post, relativo a la presencia de ciertos miedos y temores en las actividades de Dirección y Gestión. En el presente post , señalo la existencia de otros temores bastante arraigados, que como ya lo he indicado, producen siempre un impacto negativo en la productividad, la eficacia y la calidad de cualquier organización, empresa o institución.

Aparte de los miedos expuestos en el anterior post: “Miedo a la Ambigüedad” y  Miedo a Perder el Control”, en éste me referiré a uno muy extendido y arraigado, “Miedo a Delegar”. Dejo para el próximo post hablar del Miedo al Fracaso, y del Miedo a Tomar Decisiones. Con esto no pretendo ser exhaustivo ya que existen en las organizaciones e instituciones donde interactúan humanos, otros miedos  como son: Miedo a hacer el ridículo. Miedo a no sentirse capaz, competente. Miedo a dirigir y algunos otros.

Miedo a delegar:  

Uno de los principales temores que puedo resaltar como muy presente en empresas y organizaciones en nuestro país, es el miedo a delegar. Se me dirá que no se trata de miedo, sino de desconfianza, peor. Muchos dirigentes sienten, piensan y creen que “solo haciéndolo ellos las cosas se harán bien”. La desconfianza, por un lado, y el temor a que el colaborador o subordinado, según como se perciba, pueda demostrar que está en capacidad de “hacerlo mejor que yo”, pone los pelos de punta a más de un jefe. Por eso no se delega todo lo que se debería y sería posible.

Así mismo, es relativamente fácil comprobar cuando se es consultor, que la mayor parte de las veces que un director, gerente, mando, o dirigente afirma “que no dispone de tiempo suficiente para realizar de forma eficaz su labor”; o  “que siempre está muy ocupado”; lo que sucede realmente es, que no delega todo lo que le es posible.

Este temor conlleva en el fondo un peligroso sentimiento de desconfianza  acerca de las capacidades y competencias de los colaboradores y, aunque a veces esté bien fundado, la mayor parte de las veces no lo es, y de serlo, en cualquier caso, se debe a fallos y deficiencias en los mandos, quienes no han formado, o no se han preocupado porque sus colaboradores se formen y capaciten adecuadamente para realizar su trabajo, y poder así aspirar a ascensos y mejoras. Nunca han tomado las medidas adecuadas para ello. en gran medida, debido a su temor a ser superados.

Amplios estudios difundidos en 2002  (Zenger-Folkman), y otros anteriores, han demostrado que casi nunca la baja productividad y falta de eficacia empresarial se debe a incapacidad o incompetencias de los colaboradores, ha resultado ser consecuencia de dirigentes y líderes ineficaces, insuficientemente competentes para su labor.

Para contrarrestar el efecto y la parálisis de muchos mandos ante la circunstancia de tener que delegar, es fundamental que éstos, sepan cómo hacerlo de forma apropiada con objeto de minimizar al máximo los riesgos que todo aprendizaje, tanto del colaborador, como del mando requiere asumir. Estas circunstancias demandan la presencia de líderes maduros para realizar su tarea, que a su vez, lo sean psicológicamente.  Lamentablemente tenemos en el país carencia de líderes y dirigentes capaces, íntegros y maduros. Como siempre me gusta señalar, existen excepciones. Pero son eso, excepciones. Veamos sino la realidad de estos últimos años.

Pasos para una Delegación Eficaz
               
Señalaré algunas reglas comprobadas que pueden servir de guía para realizar una buena delegación y disminuir los posibles temores y riesgos que es indispensable asumir.

a.              Define cuidadosamente el trabajo a delegar:
Precisa bien los resultados que se quieren alcanzar, y solicita al colaborador un plan de acción, sencillo y por escrito, donde describa cómo piensa llevar a cabo la actividad. Esto da cierta seguridad al directivo para dar un grado moderado de libertad para la acción al colaborador. Permite al mismo tiempo, como supervisor,  estar informado de cómo va a realizar el trabajo y cuáles son los pasos que piensa dar para lograr el objetivo acordado. El plan le permitirá además, hacer buen seguimiento en el momento en que lo considere necesario.

b.              Selecciona a la persona adecuada:
El éxito de una buena delegación depende en grado  muy elevado de este punto. Juega aquí un papel fundamental el grado de madurez, tanto para la “Tarea” ( Hersey y Blanchard), como la “Psicológica” (Loevinger). También, el grado  responsabilidad demostrado con anterioridad  por el colaborador en actividades y responsabilidades previas.

c.               Da tiempo para que aprenda lo delegado:
Cuando se delegue algo por primera vez, aunque la persona esté madura para realizar la tarea, es indispensable darle un tiempo para que se familiarice con ella hasta dominarla.  Es factible que en esta fase el directivo o supervisor requiera cooperar estrechamente con el colaborador a fin de evitar riesgos muy grandes, o tener que dar demasiado tiempo para el aprendizaje. Pero si la persona está madura para realizar la tarea, se la debe dejar por ciertos lapsos de tiempo sola, para que se adueñe de las actividades a realizar.

d.              Delega gradualmente responsabilidad y autoridad:  
Con frecuencia los colaboradores, seguidores, se quejan de que sus directores o supervisores les delegan la responsabilidad por el trabajo, pero no la autoridad que les brindaría la autonomía necesaria como para asumir por completo el compromiso.  Es esencial delegar ambas  en forma gradual, de lo contrario no se obtiene el verdadero compromiso –Commitment.

e.              Delega con tiempo, no cuando tienes problemas:
La delegación debe ser una práctica normal de motivación, participación y enriquecimiento del trabajo, por ello, es recomendable usarla como estrategia de gestión de uso habitual, y no sólo para “salirse de situaciones de emergencia, o de los trabajos que a uno le resulten desagradables, o poco atractivos”.

f.               Delega lo bueno y lo malo:  
Con frecuencia se observa como los dirigentes tienden a delegar aquellas actividades que no les agradan y a reservarse para ellos las más agradables. Esta práctica bastante extendida, desvirtúa totalmente los beneficios que para cualquier organización pueden obtenerse mediante  procesos de delegación adecuados; que bien hechos, permiten multiplicar los recursos, obtener resultados en formas diferentes y utilizar de manera mucho más apropiada los recursos totales que la organización posee. Muy especialmente facilita el desarrollo del talento y competencias de los colaboradores, algo que es clave en empresas que pretendan ser eficaces, innovadoras y de éxito.

g.              Delega la totalidad de la actividad:
Este aspecto es importante por varias razones, pero dos fundamentales son:
1)      Permite a la persona conocer el resultado de su esfuerzo con certeza. De hacerse tan solo en forma parcial, es difícil determinar quien logró que cosa y por qué se logró. Está íntimamente ligado a la posibilidad de éxito, y es por ello, un factor motivante esencial en el ámbito de la gerencia y la supervisión de otros.
2)      Brinda a quien recibe la delegación la posibilidad de utilizar todos los recursos a su disposición, y le da la suficiente autonomía para asumir la responsabilidad y autoridad necesarias para alcanzar los resultados esperados, al tiempo que facilita asumir el compromiso total: Accountability.

h.              Deja solos a los colaboradores en quienes has delegado:  
Si has cumplido los anteriores  pasos en forma adecuada deja trabajar a la gente, e inclusive, cometer algunos errores. Errores son a veces un poco costosos pero bien valen el aprendizaje que brindan. Todos los humanos hemos ido poco a poco aprendiendo a base de ir cometiendo errores y corrigiéndolos sobre la marcha. Por ello sugerimos que una vez que has decidido delegar algo, y has seguido estos pasos en forma segura, ¡DELEGA!

En estos años, cantidad de empresas competitivas, han conseguido serlo porque han desarrollado estrategias de largo plazo con la finalidad de prepararse para competir en el mercado global.  La necesidad de una clara visión de hacia dónde se va y cómo llegar, es hoy, más importante que nunca. El conocimiento de los mercados, clientes, sus gustos y necesidades cambiantes es vital.

Ha sido indispensable además, preparar y desarrollar organizaciones flexibles.  Para ello, las empresas han comenzado a desburocratizarse, volverse más pequeñas, dinámicas  y funcionales, con la finalidad  de adaptarse mejor a los cambios. Para lograrlo, han iniciado un estilo de gerencia y gestión basado en la POTENCIACION de las personas. En Inglés EMPOWERMENT.

Empowerment: Es la filosofía y tecnología de mayor actualidad, surgida en EEUU, con la finalidad de contribuir a desarrollar y lograr organizaciones altamente competitivas, capaces de ser exitosas en el mercado global, mediante la potenciación y estimulo del talento de las personas.

Empowerment significa: Potenciar, capacitar, facultar, desarrollar individuos capaces de asumir la responsabilidad  por su trabajo y de realizarlo cada vez de manera más autónoma, siempre dentro de la misión y objetivos de la empresa. En castellano se ha aceptado el término de: Empoderar. Para lograrlo es necesario un proceso de cambio y capacitación que descansa fundamentalmente en equipos de trabajo potenciados que poco a poco, van desarrollando mayor facultad de trabajar de manera auto-dirigida y auto-controlada, enfocada en dar gran importancia a la participación y capacitación del individuo.

Cuando se habla de empowerment, nos referimos de alguna manera, a dar poder a los empleados, a los trabajadores y a los gerentes, para que sientan y desarrollen un mayor "compromiso" con la organización y los objetivos que se persiguen. Este último concepto, al igual que el anterior, tiene una importancia vital hoy en día.

El término  en inglés es "Commitment", y va más allá de compromiso, tal como lo usamos habitualmente en español. La idea es, lograr que las personas realmente se comprometan y sientan la organización y el trabajo como propios. Ello requiere de cambios esenciales en la cultura y formas de actuar de las empresas, o de cualquier tipo de institución que pretenda cambiar para ser mejor, más eficaz. Aplica a los partidos políticos y  aquellos con responsabilidades de gobernar y desarrollar un país “SANO” para beneficio y satisfacción de sus conciudadanos.


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